Elysia pensaba que había encontrado el amor verdadero en los brazos de Davian, su esposo, pero la traición y la codicia hicieron añicos sus sueños. En un fatídico encuentro en medio del océano, ella descubre que Davian y su mejor amiga, han conspirado para despojarla de su fortuna y de todo lo que ama.
Destrozada y abatida, Elysia cae víctima de sus maquiavélicos planes. Sin embargo, en las profundidades del océano, una poderosa entidad le da una segunda oportunidad, depositando todo su poder en su cuerpo. Así resurge con un nuevo propósito y una sed insaciable de venganza, Elysia se convierte en la encarnación de la justicia.
¿Qué crees qué pasará ?, ¿Logrará Elysia su objetivo?¿Encontrará él amor en el camino ?
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Capítulo . 22.
Davian se encontraba sentado al lado de uno de sus socios, intentando mantener la serenidad mientras aguardaba con expectación el mensaje de Rhyse. En ese instante, su teléfono comenzó a vibrar, rompiendo el silencio que lo rodeaba. Con manos firmes, desbloqueó la pantalla y se dispuso a leer el mensaje que tanto había esperado. Las palabras que emergieron ante sus ojos decían “Todo está listo”. Al leerlas, una leve sonrisa se dibujó en sus labios, reflejando la satisfacción y la anticipación que lo embargaban.
Con ese gesto, se preparó para realizar una pequeña señal y, casi de inmediato, una joven mesera se acercó a su mesa. Era evidente que ella desempeñaría un papel fundamental en la ejecución de su plan.
—Señor Davian... —pronunció la chica con una voz suave y atenta—Señor… no estoy segura de cómo abordar este tema, pero hay algo que está ocurriendo con su esposa —expresó ella, su voz apenas perceptible, como si la merecida gravedad de sus palabras la llenara de temor ante lo que pudiera desencadenar.
Davian levantó la mirada lentamente, simulando interés e intriga.
—¿A qué te refieres exactamente? —pregunto, con un tono que buscaba ser serenamente controlado, como si tratara de desentrañar un misterio oculto.
Los socios que se encontraban en la sala cesaron de hablar de inmediato. Todas las miradas se dirigieron hacia la chica, que se mostraba visiblemente incómoda ante el repentino interés que despertaba en aquellos presentes.
—Vi a la señora entrar con dos hombres... a una habitación —mencionó, tras una breve pausa que contribuyó a acentuar la tensión en el ambiente.
Los murmullos se esparcieron de inmediato entre la multitud. Algunos de los presentes solo se limitaron a cruzar miradas de incredulidad, como si no pudieran creer lo que acababan de escuchar. Por otro lado, había quienes parecían deleitarse en el escándalo que se estaba desarrollando ante sus ojos, sonriendo y cuchicheando entre ellos. Davian, sin embargo, mantuvo una expresión seria en su rostro, aunque en su interior experimentaba una profunda satisfacción ante la situación.
—¿Estás completamente segura de lo que estás diciendo? —interrogó, elevando un poco el tono de su voz, que ahora sonaba más autoritario y contundente.
—Sí, señor. Por curiosidad, los seguí y los observé con mis propios ojos… Al cabo de unos minutos, comencé a escuchar unos ruidos extraños que provenían de la habitación.
Los murmullos entre los presentes se intensificaron, y algunos incluso se atrevían a cuestionar la moral de Elysia en voz baja, dejando escapar comentarios descontentos. A pesar de las miradas y susurros que lo rodeaban, Davian se mantuvo firme e inquebrantable, ocultando su verdadero entusiasmo detrás de una careta de enojo que parecía impregnar su rostro.
—Llévame allí —ordenó con voz autoritaria, dejando claro que no toleraría ningún tipo de resistencia.
La joven asintió de manera inmediata, mostrando su acuerdo sin dudarlo.
—Sí, señor. Sígame —respondió con firmeza.
El grupo completo comenzó a seguirlos por el pasillo, y a medida que avanzaban, la tensión en el ambiente se hacía cada vez más palpable, como si cada paso cargara con un peso inminente. Al llegar frente a la puerta, la chica extendió su mano y, con un gesto decidido y lleno de confianza, indicó el lugar.
—Es aquí, están dentro —afirmó, segura de sus palabras.
Davian, se acercó un poco más y, con enojo, golpeó la puerta con un fuerte impacto.
—¡Elysia! ¡Abre la puerta de inmediato! —exclamó, mientras el grupo se agrupaba tras de él.
Del interior, se oyó un sonido que parecía un gemido femenino, lo que provocó que todos comenzaran a murmurar entre sí, intercambiando miradas de incredulidad. Elysia, estás en problemas, pensó Davian, mientras la tensión en el ambiente parecía intensificarse.
De repente, una voz suave y serena se alzó entre la tensión del instante, rompiendo el clímax que todos parecían estar experimentando.
—¿Qué sucede aquí? —preguntó con un tono calmado y relajado.
En respuesta a esa pregunta, todos los presentes se volvieron en la dirección de la voz, y al hacerlo, se encontraron con la figura de Elysia, que estaba de pie detrás de ellos. Su expresión era tranquila y desprovista de cualquier indicio de preocupación. Los rasgos de su rostro irradiaban serenidad, y sus ojos, profundos y brillantes, reflejaban una calma sorprendente que desorientó a los demás. La atmósfera pesada que antes dominaba el lugar parecía disolverse ante la presencia de ella, dejando a cada uno de los presentes en un estado de confusión y asombro.
—Tú... ¿qué haces aquí? No estabas dentro —balbuceó Davian, luchando por procesar lo que veía frente a él.
—Hmmm, no. Me sentía un poco mal, así que decidí salir a tomar aire fresco. ¿Qué pasa? —respondió Elysia, sonriendo levemente, sin dejar entrever ningún indicio de preocupación.
En su mente, Davian comenzó a plantearse una inquietante pregunta.
...「Si ella está aquí... ¿quién está dentro?」...
Frunció el ceño, sintiendo que la confusión le invadía. Recobrando poco a poco el control de la situación, extendió la mano hacia la mesera de forma decidida.
—Dame la llave. —le dijo con firmeza, intentando mantener la calma a pesar de la creciente ansiedad en su interior.
La joven le entregó la llave, y él, con una determinación evidente, giró la manija y abrió la puerta de un solo movimiento. El grupo lo siguió al interior, y lo que encontraron los dejó completamente atónitos. Rhyse se encontraba recostada en la cama, acompañada por dos hombres.
En ese preciso momento, mientras los rostros de los presentes se llenaban de asombro y desconcierto, Elysia permaneció en el umbral de la puerta, observando la escena en silencio. Una leve sombra de satisfacción iluminó su rostro, apenas perceptible.
Un silencio total y pesado llenó la habitación. La escena ante ellos resultaba impactante: Rhyse se encontraba envuelta en las sábanas mientras su rostro mostraba vergüenza mezclada con pánico, y los dos hombres que la acompañaban se levantaban tranquilamente ajustando su ropa como si nada extraordinario hubiera sucedido. Elysia encontró su verdadera fascinación en la expresión de Davian. Su rostro se mostraba como un mosaico de emociones reprimidas que ella encontraba fascinante.
⟬Esto realmente supera mis expectativas ⟭ pensó mientras disfrutaba silenciosamente del desorden que había provocado.