Desde antes de nacer mi cruel destino estaba escrito, soy Lucía Rivas única hija de María de Rivas, desde que mi mamá supo que vendría al mundo me odio, yo le recordaba su tragedia, yo era el fruto de una violación, debido a eso mi vida siempre ha sido un infierno, pero algún día vengare todo mi sufrimiento y ni siquiera mi madre se salvará del infierno que desatare en la tierra...
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Capitulo XXXIII El accidente
Mauricio estaba intrigado, le parecía atractiva la actitud de Lucia, pero también era peligrosa, esa sensación que ella le hacía sentir era inigualable, todo el día se la pasaba pensando en ella y en la forma en que hacían el amor.
Mauricio iba camino a la mansión, Lucia no fue a trabajar, necesitaba descansar un poco, además ella había adelantado bastante trabajo.
La lluvia empezó a caer, era como si el cielo se estuviera cayendo a pedazos, la visibilidad era poca y el chófer tuvo que disminuir la velocidad, de repente un auto chocó contra el auto de Mauricio haciéndolo girar un par de veces, en la oscuridad de la noche el coche había quedado volteado en medio del torrencial aguacero y sus pasajeros estaban inconscientes.
En la mansión Lucia caminaba de un lado a otro tratando de calmar sus nervios, estuvo llamando a su esposo varias veces, pero la llamada no era atendida, Laureano envío a sus hombres para que hicieran un rastreo de la zona por donde Mauricio regresaba a casa, unos minutos más tarde Lucia recibió una llamada, era un número desconocido.
— Hola! . Contesto Lucia.
— Buenas noches, señora Lombardi, le habla el detective Álvaro González, para informarle que su esposo tuvo un accidente y en este momento está siendo trasladado al hospital. — Explico el detective.
— Gracias!, señor!. Fue todo lo que Lucia dijo.
— Hija! que está pasando?. Pregunto, Laureano, preocupado.
— Mauricio tuvo un accidente y está en el hospital. — Dijo la muchacha en trance.
— Esto es tu culpa, si algo le pasa a mi hijo te vas a arrepentir. — Grito Carolina a Lucia.
Lucia la miró con odio y salió de la mansión, Ana se quedó cuidando a Diego y la seguridad de la mansión se duplicó, ahora que ellos no estaban Diego era un blanco fácil.
Al llegar al hospital Lucia le pidió al doctor que le dijera cómo estaba su esposo y aunque no se habían casado por la iglesia, el matrimonio civil se había realizado en privado.
— Mauricio está bien, no te preocupes, ya lo están trasladando a una habitación y lo más seguro es que mañana temprano sea dado de alta. — Explico el doctor de la familia.
Lucia fue a la habitación de su esposo, al verlo con un brazo enyesado la tristeza se apoderó de ella.
— Por qué triste amor?. — Pregunto Mauricio.
— Estás bien?. — Devolvió la pregunta Lucia.
— Si lo estoy, solo es una fractura leve, pronto estaré como nuevo. — Dijo Mauricio riendo.
— Eres un estúpido!, me asusté mucho!. — Dijo Lucia besando a su esposo.
En ese momento entro Carolina muy molesta, ella pensaba que la culpable de todas sus desgracias era esa muchacha y quería sacarla de su familia.
— Hijo estás bien?. — Pregunto, Carolina ignorando a Lucia.
— Estoy bien mamá, fue un accidente, seguramente el otro chófer no nos vio.— Dijo Mauricio despreocupado.
— Estoy segura de que es más que un accidente, pienso que alguien atento contra tu vida. — Aseguro Carolina.
— Eso no fue lo que pasó y ahora sí me permites quiero estar a solas con mi mujer, me está doliendo el cuello y necesito un masaje de esos que ella me da. Carolina se puso roja de la pena y salió prácticamente corriendo de la habitación, su hijo era un descarado y ni siquiera en este momento podía dejar de pensar en esa mujer, obviamente Mauricio había dicho eso para que su mamá saliera de la habitación, ya no la soportaba un minuto más.
— Eres un descarado!. — Dijo Lucia mirándolo con desaprobación.
— No creas que no pienso en hacerte mía, pero esta noche no podré, el doctor me dijo que nada de movimientos fuertes. — Contesto Mauricio decepcionado.
— Mejor descansa, ya mañana veremos. Ahora dime qué fue lo que pasó. — Pregunto Lucia.
— Solo un borracho que se pasó la luz roja, si hubiésemos ido más rápido seguramente no lo estaría contactando y dime qué pasó con el chófer. — Contó Mauricio acariciando la mano de su esposa.
— El chófer está bien, ya Laureano se aseguró de que reciba una buena atención médica y en cuanto a lo del borracho lo dudo, a nosotros no nos pasa nada por casualidad. — Dijo Lucia pensativa.
— Mejor ven y duerme conmigo, olvidemos los problemas por esta noche. — Dijo Mauricio haciéndole un espacio en la cama a Lucia.
Ella se acostó al lado de él y ambos se quedaron dormidos abrazados, al día siguiente Mauricio fue dado de alta.
— Vamos a nuestra habitación para que descanses.— Le dijo Lucia.
— Está bien vamos. Ana por favor lleva a Diego con nosotros.— Pidió Mauricio, a Ana.
Lucia acompaño a su esposo a subir las escaleras, una vez en la habitación se besaron apasionadamente, hasta que tocaron a la puerta, era Diego y estaba feliz de ver a sus padres, pero al ver el brazo de su papá vendado se preocupó mucho.
— Estás bien papá? Qué te pasó?. — Pregunto el niño.
— Todo está bien cariño, solo fue un golpe, ahora ven con nosotros, hoy pasaremos el día juntos los tres. — Respondió su papá.
— Ana por favor pide que nos traigan algunas botanas. — Dijo Lucia.
— Con gusto, niña, ya envío lo que más les gusta a los tres. Ana salió sonriendo, ya que los tres eran una hermosa familia, siempre quiso que Mauricio se casara con una buena mujer y al parecer lo había conseguido.
Veinte minutos después los tres se encontraban viendo películas y comiendo golosinas, a pesar de todo habían pasado ellos lograron tener un día de paz y tranquilidad.
En la sala Carolina estaba furiosa, ya que ella quería pasar tiempo con su hijo y está mujer lo había secuestrado, a su parecer Lucia le estaba quitando el cariño de Mauricio y eso la sacaba de sus casillas.
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ahora sale como una loca sola