Siempre Has Sido Tú

El chófer que le puse a Mía me informo que ella estaba en casa de sus papás y que no había salido desde que llegó, sonreí al saber que tenía a mi lado a la mujer más hermosa del planeta, pensé que sería buena idea ir a buscarla a casa de sus padres, ya quería terminar con tantas reuniones y papeleo, mi papá sí que tenía todo en caos, le he invertido mucho tiempo a solucionar todo este lío, trabajo hasta tarde y sin descanso.

Por otro lado, está Sofía, llamo para decirme que no volvería a casa en una semana, sé que anda con alguien, solo espero que no sea un aprovechado que solo quiera unirse a nuestra familia por dinero.

— Es hora de irse a casa Daniel, ve descansa ya por hoy no podemos hacer nada. — Le dije lanzando unos documentos al escritorio.

— Está bien Noah, buscaré la manera de resolver este asunto.

— Gracias, ahora vamos, tú tienes que descansar y yo tengo que ir por mi esposa.

Salimos de la empresa, conduje mi auto hasta la casa de los papás de Mía, al llegar vi al chófer aún en la entrada de la casa, lo envíe de regreso, llame a la puerta y la señora del servicio me abrió.

— Buenas noches, señor Noah, por favor pase bienvenido. — Dijo la mujer sonriente.

— Gracias señora María, vine a buscar a mi esposa, sería tan amable de indicarle que he llegado. —

— Claro señor, la señorita Mía está en su antigua habitación, ya la llamo.

— Y si mejor subo por ella, es que quiero darle una sorpresa.

La señora estaba por contestar, cuando la Nathalia me vio y se acercó a saludar.

— Noah bienvenido, cómo has estado? — Pregunto Nathalia.

— Muy bien Nathalia, gracias por preguntar, como han estado las cosas por aquí?

— Todo bien, ya sabes trabajando para poder recuperar la empresa.

— Ustedes saben que cuando quieran yo se las devuelvo, al fin esa es su empresa.

— Gracias Noah, pero nosotros queremos pagar la deuda que tenemos contigo, para poder aceptar las acciones de vuelta.

— Está bien Nathalia, como ustedes quieran, ahora me gustaría ver a mi esposa, si no tienes problema puedo subir a su habitación?

— Claro puedes subir, la habitación de Mía es la tercera a la derecha.

— Gracias, ahora nos vemos.

Subí las escaleras, ubique la habitación de Mía, toque a la puerta, y desde adentro escuché la autorización de Mía para entrar, no se preocupó por preguntar quién era, abrí la puerta y la encontré guardando algunas cosas en una maleta, no se dio cuenta de que había entrado, estaba muy entretenida guardando algunas cosas.

— Sara por favor, las cosas que deje en la maleta que está cerca de la puerta, la llevas para beneficencia y en el baño dejé algunas cosas que compre y no llegue a usar, las puedes agarrar para ti. — Dijo Mía sin voltear a verme, pensó que yo era la muchacha del servicio.

Camine detrás de ella y la abrace, Mía se puso tensa por un momento, pero después se relajó.

— Amor viniste por mí. — Dijo Mía pegada a mi cuerpo.

— Como sabes que soy yo? — Le dije con voz seductora al oído.

— Tu olor te delató, pensé que estaba soñando cuando te sentí.

La solté y ella se puso frente a mí, nos besamos apasionadamente.

— Te amo preciosa. — Le dije con la respiración entrecortada.

— También te amo, eres el amor de mi vida.

— Nos podemos ir a casa?

— Si, solo déjame guardar esto y nos vamos.

Me acosté en la que era su cama para verla como guardaba algo de ropa y productos de belleza en su maleta, está habitación era bastante grande para una sola persona, la cama doble, es bastante, las paredes están pintadas de blanco, además toda la habitación huele a ella a mi esposa.

Una vez Mía termino de empacar, salimos de habitación, yo llevaba la maleta, estaba algo pesada, no entiendo cuál es el afán de llevar todo esto, si yo se lo pude haber comprado.

Llegamos a la sala y los padres de Mía estaban ahí.

— Noah, tiempo sin verte. — Dijo el papá de Mía.

— Así es señor, estos días he estado muy ocupado, me gustaría hablar con usted de algo, puede darme una cita lo más pronto posible. —

— Claro que sí hijo, mañana mismo voy a tu oficina, yo también tengo algo que decirte.

Nos despedimos de los padres de Mía y salimos a nuestra casa, abrí la puerta para Mía y nos marchamos. Tenía tantas ganas de estar a solas con ella.

— Qué tal tu día. — Pregunto ella mirando hacia mí.

— Todo bien cariño, ya sabes tratando de organizar el desastre que dejó mi papá. Y tu día que tal? — Mía hizo silencio por unos segundos, sabía que algo había pasado. — Dime que te paso? — Pregunté con el señor fruncido.

— Nada, solo que en la universidad me encontré con mi exnovio y su novia y está me atacó sin motivo alguno, pero no te preocupes de que yo supe defenderme de esa loca, además el rector me dijo que tú ya habías hablado con él de mi situación, eso me saco un poco de onda.

— Dime exactamente qué pasó con esa chica, no voy a permitir que nadie te lastime, así que dime todo, sin omitir ni una coma.

— Eso ya pasó, mejor no hablemos de esa gente. — Respondió ella restándole importancia.

— Mía dime lo que pasó, aunque creas que no importa, no es así, eres mi esposa y si yo no te protejo quien lo va a hacer.

— Está bien, pero solo fue una estupidez.

— Ya basta Mía dime qué fue lo que pasó sin tantos rodeos. — La actitud de Mía me estaba molestando, pensé que tal vez quería proteger a su exnovio y si eso es así no se lo que haría, no la quiero perder.

— Está bien, pero no te molestes, resulta que yo iba a la cafetería, quería hablar con Miranda, en el camino mientras guardaba mi teléfono tropecé con una chica, está me llamo estúpida, obviamente le devolví el insulto, pero como la sin neuronas esa no entendió mi indirecta yo seguí mi camino, estando en la cafetería ella llegó por detrás y me agarró del cabello y bueno se metió el idiota de mi ex quiso insultarme y bueno al final Miranda y yo los dejamos ahí solos y ya no paso nada más.

Estaba muy enojado, quería tener a esos dos frente a mi y acabar con ellos, pero esto no se quedará así, mañana mismo pido la expulsión de esas basuras de la universidad, ahora tengo que saber de quienes se trata y cómo se que Mía no me dira nada lo investigaré por mi cuenta.