La promesa que le hizo a su padre en la tumba, ha hecho de Agatha un gran abogada, rigiendo su vida en base a esa promesa, pero parece que este nuevo caso tendrá que desestabilizar todo su mundo y esas bases. Parece que este va a ser su peor juicio, porque ese hombre de ojos verdes la vuelve cada vez más loca.
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te odio - te deseo
-Si, hace doce años atrás, tenía una pareja, ella… Ella logró ver cosas que nadie más ve, que nadie más quiere ver, no era fácil, era una etapa psicológicamente débil y ella aun así me apoyó, no le importó… era diferente… y sabía que quería pasar el resto de mi vida con ella. la amaba
Agatha noto que la tristeza lo embargaba, realmente había sido una persona muy especial para él y aún lo era
-Qué sucedió con ella? -Pregunto agatha
-Murió en un accidente y yo no pude hacer nada. No te voy decir más nada - alexandre se volvió a levantar y caminó hacia su escritorio, dando por encerrada la conversación que lo coloco ansioso
-Disculpa yo no… - Agatha se levantó, entendiendo su intranquilidad con el tema, comprendía que era difícil para él. Sin pensarlo dos veces, lo abrazo.
Alexandre se sintió extraño por la muestra de afecto de Agatha, pero le agrado. La rodeo con sus brazos por la cintura y la abrazo, levantadola para quedar a la misma altura de el, dejando sus rostros a escasso centímetros unos del otro
-Cuando mides agatha? - pregunto Alexandre escondiendo el rostro en el cuello de agatha y aspirando su dulce aroma.
-Un metro y cincuenta y dos, los mejores venenos vienen en envase pequeño - Agatha sonrió se sentía orgullosa de su escasa estatura, nunca le pareció una desventaja, le encantaba ser pequeña y femenina, sentía que era su mayor poder sobre los hombres.
-Y los mejor dulces también
-cuanto mides alex? - preguntó Agatha arriesgando a decirle ese apodo, sentía que estaba en un momento tan íntimo con él, que decir su nombre entero era demasiado formal.
-Un metro y noventa y tres, no te preocupes, se que puedes con mi tamaño - Alexandre sonrió y mordió el lóbulo de la oreja, se aprovechó de su cercanía y ella estaba receptiva al contacto - quieres saber un dato curioso?
-Si es de tu pene, no quiero - Agatha se echó a reír, divertida por el comentario y encantada por el contacto.
-Que lastima, tengo seguridad que te encantaría, no es sobre eso ... nadie me llama Alex
-Pero si es el diminutivo más obvio para tu nombre - Agatha se apartó para ver su rostro, Alexandre la mantenía en sus brazos y podía estar al nivel de sus ojos - todas las mujeres te deben de llamar de esa forma.
-No, soy un hombre grande, un nombre más pequeño no combina conmigo y nunca doy esa confianza para que alguien me llame de esa forma, no les doy esa privacidad - Alexandre colocó la punta de su nariz en la de Agatha, respirando cada exhalación de la dulce mujer que tenía en sus brazos
-Yo… solo sentí que debía de llamarte así - Agatha cerró los ojos y no paraba de sonreír se sentía como una boba, porque demonios ese hombre no la besaba? pensó ella, pero otra voz en su cabeza respondió, “porque no lo besas tu? El te dijo que él no te iba a hacer nada que tu no quisieras, tú debes de dar el primer paso, ya diste uno, lo abrazas y mira lo receptivo fue contigo y tu con el, besalo”
-Puedes llamarme como tu quieras - alexandre le dio un beso en la frente y la bajó con renuencia, quería quedarse todo el dia de esa forma, con ella entre sus brazos.
-Como yo quiera? -Agatha lo miró con picardía y un sonrisa traviesa
-Calma diablilla, en la cama puedes decirme como tu quieras - Alexandre, no la soltó por completo, dejo sus manos en la fina cintura de la mujer
-Hooo no, ya me dijiste que puedo decirte como yo quiera y pienso tomar eso muy literal, señor Morozova - Agatha retrocedió algunos pasos, juguetona.
-diablilla - Alexandre sonrió, ella se estaba aprovechando de lo poco que el permitia - me fascinas Agatha
-Me irritas Alex
-Te deseo
-Te odio
-Mentirosa
-Aprovechador
-Con seguridad -alexandre se comenzó a reír. Le divertía ese juego de palabra, y con la facilidad que el uno y otro, podía llegar a entenderse, sentía que conocía de toda la vida a Agatha, cada minuto que pasaba al lado de esa mujer, se daba cuenta que más la quería junto a el - por más que me gustaría quedarme encerrado en este espacio íntimo, tenemos una reserva en un restaurante. Te dije que te llevaría a almorzar.
-Debo de entregar este documento a tu hermano, continuaremos la entrevista en el restaurante - Agatha le mostró la carpeta que había traído junto a su bolsa
-Claro, no se si aún Nicolai está en la oficina, en cuanto puede escaparse con Camila, no lo piensa dos veces - Alexandre comenzó a caminar y le extendió la mano a Agatha. Ella solo ignoró el gesto y camino a su lado
Alexandre sonrió, sabía que no iba a ser tan fácil, eso le gustaba aún más. Subieron en el elevador y Agatha miró de reojo a Alexandre, este estaba nuevamente serio con los brazos cruzados sobre su pecho, su energía había cambiado, ya no era ese hombre juguetón, ahora era más serio y taciturno. Agatha sintió tan extraño que lo pudiera leer con tanta facilidad y lo tranquila que se sentía al lado de él, era solo la cuarta vez que lo veía, eso la asusto.
las puerta de elevador se abrieron y para su sorpresa Nicolai estaba en la recepción de su oficina y a su lado se encontraba una hermosa pelirroja, agatha supo que se trataba de la esposa de Nicolai, el hombre la miraba con tanta ternura y no tenía esa mirada dura y severa que le había visto las pocas veces que se habían conseguido, su rostro estaba relajado mientras conversaba con su esposa.
-Chim chim - Agatha escuchó la voz aguda de Alexandre y vio al hombre salir disparado para tomar en brazos al adorable bebe que la pelirroja tenía.
el bebe le reconoció y comenzó a mover sus pies con alegría, reconociendo a su tío, Alexandre lo tomó en brazos y comenzó a apretar al bebe, Agatha noto el amor incondicional que tenia por el bebe y sorprendentemente tenía una semejanza enorme con Alexandre. El bebe no paraba de reír y su tío jugaba con alegría, Agatha observó a lo lejos esa faceta de alexandre y sonrió solo de sentir el amor que Alexandre tenía por el bebe .
Este capítulo fue una montaña rusa de emociones y yo encantada gritando en primera fila.
Cada línea me tuvo atrapada como si el Wi-Fi dependiera de tu historia.
¡No sé cómo lo haces, pero lo haces genial!
Gracias por escribir con tanta magia… y por dejarme con el corazón en suspenso como siempre.
¡Espero el siguiente capítulo como quien espera pizza en plena dieta: con emoción y ansiedad!