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Carmesí

Carmesí

Status: Terminada
Genre:Completas / Malentendidos / Elección equivocada / Traiciones y engaños / Matrimonio entre clanes / Familias enemistadas / Secretos de la alta sociedad / Mundo de fantasía / Enfermizo
Popularitas:1.1M
Nilai: 4.9
nombre de autor: thailyng nazaret bernal rangel

Primer libro de la saga colores

Eleana Roster es hija de un fallecido conde, su hermano queda a cargo de su tutela y la de su hermana. La única preocupación es conseguirle esposos adecuados, pero la vida de Eleana no a sido del todo plena, debido un accidente que sufrió de pequeña a tenido que sobrellevar sus veinte años con una discapacidad, soportando muchos desprecios y cuando su hermano decide presentarla en sociedad recibe un desplante que le cambiará la vida por completo.

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UN ANIMAL HERIDO

...ELEANA:...

El resto de la noche fue tranquila, pero para el duque. Se quedó rendido rápidamente, respirando contra el escote de mi blusón y manteniendo su pesado brazo sobre mi cuerpo. Traté de dormir un poco, pero el calor y la firmeza de sus músculos mantuvo mi corazón acelerado, casi podía hacer eco en la oscura habitación. Intenté moverme con cuidado para poder respirar, me faltaba el aliento. El duque se aferraba a mí como si quisiera romperme los huesos, no lo hacía al propósito, tal vez era forma de expresar que le hacía falta cariño y no lo dudaba. Aquellos gritos fueron tan horribles, como si estuviese sintiendo mucho dolor y tal vez esas marcas recientes eran el motivo. No quería imaginar lo que había pasado, pero todo lo que sucedió desde el día en que supe de su amor a sus animales, el beso en la mejilla tan cariñoso, la forma en que me abrazó y el tormento en su mirada me habían mostrado a otro duque.

Él era completamente diferente a lo que pensé, no era el ser perverso sin compasión que todos aseguraban y el escucharlo dormir, era como un niño indefenso, como uno de los animales heridos que él trataba de proteger y tal vez era como si él tratara de sanarse a si mismo al proteger a esas criaturas. Ellas eran un reflejo de él.

Me moví un poco dentro de las sábanas y en vez de soltarme, me apretó contra su pecho desnudo. Mis manos se posaron en su piel tersa con fondo de acero. Arrastré mis manos por su piel, con cuidado, exploré la forma de su cuerpo con suma delicadeza. Él seguía respirando profundo, la respiración jugaba con mi cabello, así que seguí mi camino en la oscuridad, sintiendo la hilera de cuadros en su abdomen y algo me recorrió el cuerpo, pero me detuve asustada.

Sentía algo en mi centro, creciendo y calentando mis extremidades. Intenté buscarle una razón, pero no hallaba explicación alguna. Jamás había sentido algo así, era tan intenso y tan extraño que me desahució.

Suspiré, quedándome inmóvil, esperando a que pasara, pero el cuerpo a mi lado lo provocaba.

Elevé mi mano, dando con su cabello, acaricié las ondas largas y lisas que se esparcieron por su cuello.

Lo abracé, me había prometido tantas cosas para hacerle pagar, alimente mi odio, negándome a sentir otra cosa y despreciando todo lo que tuviera que ver con él, pero no podía hacerlo, por más que tratase de ser cruel y tratarlo como él trataba a todos, yo no podía. Algo me estaba sucediendo, no sabía que era, pero me hacía ver más allá del mounstro. Desde que nos casamos no se había comportado mal conmigo, siempre trató de acercarse y de mantener las cosas en calma. Cuando lo rechazaba se alejaba, sin forzarme a nada. Me respetó incluso cuando me halló desnuda en el baño.

Cerré mis ojos cuando me envolvió y hundió su rostro en mi cuello. Finalmente pude dormir.

...****************...

Desperté al escuchar ruidos de pasos, me hallé en una habitación opaca, con paredes grises y cortinas café. Me estiré, pero no había nadie a mi lado, solo sábanas blancas y cojines.

Fruncí el ceño, observando por encima de mi hombro cuando sentí que me espiaban.

El duque se hallaba al pie de la cama, vestido con ropas negras y un abrigo de lana del mismo color, peinando su cabello con un peine de dientes largos.

 La imagen casi me saca del ensueño, nadie podría imaginar al duque más temerario peinando su cabello, pero por algo se conservaba tan bien, ni el invierno acabó con su sedosa y brillante melena . En cambio a mí me sucedía todo lo contrario, mi cabello se volvía más rebelde y era insoportable para llevarlo suelto.

Me avergonzó, seguramente me veía horrible con los ojos soñolientos, llenos de lagañas y la mejilla babeada.

Esa mirada era insoportable, no podía sostenerla y más cuando le dió una mirada a mis piernas descubiertas. No me había dado cuenta de que estaban visibles y las cubrí de inmediato, sostuve la manta hasta el cuello y él se rió.

 Caminando hacia una comoda vieja que estaba al lado de un armario. En la pared del frente estaba una chimenea que no parecía usarse desde hace años, con razón estaba tan fría la habitación.

 Cerca de la ventana había una mesa de trabajo, con papeles y muchas figuras de papel, de animales y barcos.

¿Barcos?

El duque dejó el peine sobre la cómoda y se observó al espejo para acomodar el cuello de su camisa.

— Ronca encantador — Dijo, caminando hacia la cortina para abrirla, revelando un cielo gris de invierno.

— Yo no ronco — Me quejé, con las mejillas ardiendo.

— Si lo hace — Me observó con diversión y fruncí los labios.

— Eso no es verdad.

— ¿Cómo puede saberlo si estaba dormida? — Elevó una ceja bien peinada, le gustaba verse guapo, incluso se había afeitado la barba ¿Hizo todo eso mientras dormía? ¿Qué hora era?

— Nadie se había quejado, así que no puede ser cierto.

— ¿Dormía acompañada? — Se acercó a la cama para recoger una almohada que al parecer se había caído.

— No, pero...

Se rió nuevamente — Soy el primero en oír esos ronquidos.

Lo fulminé con la mirada.

— Yo no ronco.

— No tiene nada de malo hacer sonidos de cerdo cuando duerme — Se sentó al borde, riendo y me sentí aliviada de ver que su humor estaba de vuelta.

Me incorporé, sin importarme que observara mi blusón.

— Eso no es gracioso y tampoco caballeroso.

— Sabe perfectamente que no soy un caballero — Dijo, rodeando la cama para acercarse a mí — Y prefiero hablar con la verdad.

— Eso no me parece cierto — Me levanté, colocándome mis pantuflas, tomando mi bastón.

— ¿Por qué lo dice?

— Dígame una verdad ahora mismo — Lo puse a prueba, quería que soltara cualquier cosa de él, algo que me permitiera conocer ese hombre frágil que clamaba por cariño y se escondía bajo esa apariencia temible.

Se quedó pensativo, cruzando sus brazos y viajó sus ojos por mi cuerpo.

— Me gusta como se ve, con o sin ropa es encantadora — Musitó, sus ojos oscureciendose.

Los nervios me envolvieron, pero resoplé.

— Sigue mintiendo.

— ¿En serio cree que miento? — Me dió una expresión incrédula — Todo lo que dije es verdad.

— Mentira — Lo reté, elevando una ceja y dando golpes con mi bastón en el suelo.

Sonrió como todo un seductor.

— ¿Quiere que le demuestre lo mucho que me atrae mi esposa?

Abrí mi boca y elevé mis ojos, sin saber que responder mientras cerraba la distancia. Mi pecho se agitó cuando elevó una mano y la posó en mi mejilla.

— Sigue mintiendo, no puedo gustarle.

— ¿Por qué no? Habla de si misma como si fuese una cucaracha, cuando es una mariposa, con tantos colores que mostrar — Su voz se tornó gutural, mientras trazaba su pulgar por la esquina de mi labio.

Mis piernas temblaron, sintiendo nuevamente como ese lugar prohibido respondía, demandando atención.

— No soy... Una mariposa — Jadeé, tratando de no perderme en el trazo de su dedo.

— Lo dije una forma metafórica, quise decir que es hermosa — Se acercó más, su pulgar trazó mi labio superior e intenté no derrumbarme en sus brazos — Quisiera que me creyera.

Recordé la doña y retrocedí.

— Seguramente le dice lo mismo a la vieja de su amante — Gruñí y su mano se quedó inmóvil, sosteniendo el aire donde me hallaba anteriormente.

Su mandíbula se tensó.

Caminé hacia la puerta y la cerré.

Me apoyé de la madera, suspirando y cerrando mis ojos.

...****************...

Desayuné en mi habitación.

El clima afuera parecía horrible, la nieve caía, llenando de una capa blanca todo el jardín y los árboles esqueléticos. Bebí chocolate caliente mientras Lira doblaba las mantas de mi cama, notando lo helada que estaban e intuyendo rápidamente que no había dormido en mi habitación.

Seguramente malinterpretando todo, pero siendo lo suficientemente discreta para no indagar.

Me coloqué las ropas pesadas de invierno y salí de la habitación después de aburrirme de seguir allí.

— El duque estará ocupado, estuvo muy temprano en el refugio, ahora se encuentra el estudio y en la tarde entrenará — Informó Lira cuando llegó la hora del almuerzo, me quedé en el vestíbulo, disfrutando del calor de la chimenea y de una comida ligera.

Los animales requerían más cuidados en invierno, pero Lira me había explicado que había chimeneas de hierro en las esquinas del refugio para que no se congelaran.

Me hubiese gustado acompañarlo, pero mi arranque de ira lo complicó todo.

Cada vez que recordaba a la doña me sentía furiosa y más cuando me llegaban imágenes de como se revolcaban en el bosque. Esa mujer me daba náuseas ¿Cómo pudo meterse con el duque siendo apenas un chico? No tenía vergüenza y que siguiera con él después de tanto tiempo lo demostraba. Tal vez al duque le gustaban mayores.

Las sirvientas me acompañaron durante la velada, eran contemporáneas conmigo y hablaban mucho. Anteriormente vivían cerca del puerto y ambas eran hermanas.

Lira las regañó cuando se quedaron sentadas en los sillones. Resoplé aburrida cuando volví a estar sola.

— ¿Por qué no invita a su hermana aquí? — Me sugirió Lira, sirviendo más té caliente.

— No querrá, ella no quiere saber nada de mí, piensa que mi plan de alejarla del duque fue para quedarme con él — Dije, cruzando mis piernas — Cuando lo hice para protegerla, sacrifiqué al hombre con el que me iba cazar para que ella no cayera en manos del duque... Pensando que podía hacerle daño.

— No es su culpa, cualquier hermana hubiese hecho lo mismo, no en vano el duque tiene esa fama, pero él nunca lastimaría a una mujer inocente — Se limpió las manos del delantal.

— Lo sé, hasta ahora no me ha hecho daño — Observé la taza en mis manos.

— El duque es un hombre temerario, pero aunque no expresa sus emociones, se que necesita a alguien que este a su lado, que le dé el amor que siempre le faltó y yo pienso que usted es la mujer indicada para eso — Me aconsejó y apreté mi boca — Aproveche su posición de esposa para acercarse y tal vez él empiece a cambiar.

Se marchó con la bandeja, dejándome pensativa. Observé el fuego crepitar en la chimenea.

¿El amor que siempre le faltó? ¿Qué hay de sus padres? Por lo que veía, el duque tal vez tuvo una infancia sin muchos mimos ni cariño. No podía imaginar una infancia así, a mi que nunca me faltó el amor y el apoyo de mi familia, eso me había formado como una persona de bien, compasiva y cariñosa, pero si al duque no le inculcaron esos valores ¿Cómo podía compararse como yo si no tuvo eso? Entendía que esa era la raíz del problema.

Me levanté observé por la ventana, había dejado de nevar y decidí salir para pensar en lo que me dijo Lira.

¿Debía acercarme, darle cariño, tratar de sanar toda esa oscuridad?

En las escaleras se hallaba el jardinero, quitando la nieve del camino de adoquines.

— Buenas tardes Señor Orlán — Dije cuando se detuvo para saludar, estaba tan forrado que casi no se veía su rostro.

— Mi Señora, ¿Qué hace aquí afuera? — Siguió raspando la nieve y amontonado en una carretilla — El clima está pésimo, va pescar un resfriado.

Su acento era coloquial.

— Es bueno tomar un poco de aire de vez en cuando — Metí mis manos forradas por los guantes dentro de mis bolsillos.

— Si usted lo dice, yo preferiría estar acostado, con un tarro de chocolate en las manos y el calor de una chimenea cerca, pero los obreros no tienen esas exquisiteces — Se detuvo y me observó, era tan joven, tenía mi edad.

— Es una pena, merecen un descanso.

— Aunque no me quejo, tengo comida y techo, es mi deber agradecer con trabajo.

Empecé a caminar por los adoquines.

Casi me resbalé y me tomó del brazo para ayudar.

— Se lo dije mi Señora, el camino está peligroso... Por eso tengo que quitar toda la nieve — Explicó mientras me soltaba.

— Muchas gracias, andaré con cuidado — Le dediqué una sonrisa amigable y me la devolvió.

Me alejé cerca de las rejas y me pareció ver algo moviéndose cerca de los arbustos secos.

Caminé, pisando la nieve cuando entré en el jardín y me acerqué al arbusto cuando se sacudió la nieve de las ramas. Me agaché para hallar un liebre, inmóvil ante mi cercanía y con los ojos llenos de terror.

Trató de alejarse, pero algo le impidió escapar.

Me arrodillé y extendí mi mano, atrapando con ciudado al animal.

Se sacudió en mi mano, desesperado y noté que estaba lleno de sangre, una de sus patas tenía un corte.

Lo sostuve, acariciando su cabeza para que dejara de temer y luego me levanté.

¿De dónde vino? ¿Del refugio?

Volví adentro para ver si el duque podía curarlo, pero lo encontré en el vestíbulo viniendo hacia mí con prisa.

Tomó el conejo sin mediar palabras y caminó rápidamente hacia el estudio. Lo seguí intrigada, seguramente había visto por la ventana.

Llegamos al estudio y el examinó la herida, la liebre se sacudió varias veces.

— ¿Es una de sus liebres? — Pregunté cuando empezó a hurgar en un cajón, sacó un botiquín y rodeó el escritorio para sentarse en uno de los sillones.

— No, seguramente vino de la pradera — Contestó abriendo el botiquín y me dejé caer en el sillón de al lado cuando hizo un gesto para que sostuviera la liebre.

— Tiene una herida muy profunda — Dije, tocando a la pobre.

— Necesitará sutura.

— ¿Sutura? — Gemí asustada — Pero le dolerá.

— Tendré que sedarlo primero.

— ¿No será muy fuerte para un animal tan pequeño?

Sacó un frasco y utilizó un gotero para tomar una cantidad de líquido.

— Solo será una pequeña dosis — Se acercó, lo sostuve de forma firme cuando tomó su hocico para abrirlo, no puso mucha resistencia, tal vez porque estaba débil, el duque colocó el gotero dentro de su boca y vertió el líquido.

Se agitó bajo mi agarre, pero lentamente empezó a apaciguarse. Sus ojos se cerraron y su pecho se mantuvo agitado.

El duque extendió una manta en el escritorio y colocó el conejo sobre la manta.

Me quedé en silencio mientras él trabajaba, poniendo atención a su dedicación con la aguja y el hilo. Mantuvo su expresión de concentración mientras empezaba a suturar la herida de la liebre.

Acaricié la cabeza del animal mientras él trabajaba.

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Maryuly Parada
celos de tus ojos cuando miras a otro chico siento celos turutu celos🤣🤣
Lidia Rios
EXCELENTE 👌 NOVELA 👍FELICIDADES 👏 AUTORA ESTUVO GENIAL GRACIAS
Leslie Valencia
👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻
Milagros Valderrama
excelente novela me tiene atrapada felicidades autora
Violette Hernandez
Bueno al menos dió a entender que Lean quedaría con una mujer 😁😁 excelente historia me super encantó 😍☺️
Violette Hernandez
He leído tantas novelas en ésta aplicación,y te felicito por salir de lo mismo y hacerme dar opiniones sobre cada que se hiba desarrollando la trama, me encantó la novela, y buscaré tus otras obras para ver, felicidades nuevamente y gracias por ése talento que tienes y compartes con nosotras ☺️
Violette Hernandez
No quiero sonar mal con mi comentario, pero espero y el inútil de lean si consiga una esposa y no se quede a gobernar con el Rey que al parecer eso dieron a entender 🙄🙄🙄
Violette Hernandez
además no sé porque Eleana abogó por O'brien el echo de que le ayudase un poco,no borraría todo el mal que hizo y el rapto de ella y de su hermano 🙄🙄
Violette Hernandez
estoy de acuerdo con Barbara, mínimo más años de esclavitud y sin lengua 😛,y le falló a Eleana,tan disque hábil con las dagas,de perdido le hubiera dejado una muy buena rajada en la cara a la bruja para quitarle ésa cara de Reyna que tenía, para que le quedarán unas grandes cicatrices y lastimar sus piernas para que también quedará imposibilitada 🙄🙄😉
Violette Hernandez
Éso precisamente es lo que me molesta de Eleana que por estar mal del tobillo en lugar de ayudarle sólo sea una gran carga para todos 🙄🙄🙄 y ahora "resulta"que O'brien le tiene odio a la hermanita 😑 después de todo lo malo que ha echo y que no es justificable, todavía hubiese sufrido algo peor como Dorian estaría de acuerdo 🙄🙄
Violette Hernandez
Exacto! totalmente de acuerdo con todas,no tenía a qué salir, ahora otra carga más para Dorian,mujer inútil 😤en lugar de ayudarle le provoca más problemas
Violette Hernandez
será que ya la Reyna está sospechando de él y por eso no está el hermano??? ojalá y no haya ido a espiar a Eleana y o hacerle algo
Claudia Zapata
Excelente
Violette Hernandez
Y aparte el hermano no ayuda en nada 😤😤 sólo en puro criticar
Violette Hernandez
Humm tendría que haberse cuidado más Dorian,se le fue de las manos,y realmente no es nada bueno que esté embarazada,me hubiese gustado que no pusieran un embarazo 😕 porque en lugar de que aprendiera a defenderse y ser más útil, ahora es otro problema más para él 😑😑
Yesica López
Cuando leí la novela celeste que es la de Lean medí cuenta que avían otra aparte de esa y me encontré con la historia más hermosa que e leído una supera ala otra hay estoy emocionada de leer la otra gracias me gustó mucho /Smile//Smile//Smile//Smile/
Leidy Bacca
está muy buena la novela
Violette Hernandez
cómo me hubiera gustado que el hermano de Eleana en lugar de criticar hubiese ayudado en todo, valiente tipo remilgoso 😤
Violette Hernandez
totalmente de acuerdo contigo Tinmey, ya me harto el hermano, ojalá y también tenga su secretito para que los deje en paz,y me hubiese gustado que ella se le pudiera componer el pie 🤔😔
Violette Hernandez
Muy cuestionable su proceder,no tenía derecho a leer su escrito, aún siendo la esposa, que confianza cree que le tendrá él si llega a enterarse, debió de aguantarse hasta que él le contara
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