La historia de Brandon Nixon y de Rita Valdéz es un relato conmovedor de resiliencia y redención. Después de que un evento traicionero lo dejara en silla de ruedas, Brandon se encuentra en una encrucijada, no solo enfrentando las limitaciones físicas, sino también el dolor emocional de una traición. Rita por su parte busca desesperadamente un respiro del ambiente tóxico creado por su esposo agresivo. al aceptar el trabajo, como cuidadora de Brandon, Rita no solo encuentra un escape temporal, sino también una oportunidad de sanar y de reconstruir su vida. A través de su mutua dependencia, Brandon y Rita desarrollan una amistad inusual, pero fortalecedora, demostrando que incluso en medio de la adversidad, la esperanza y la compasión pueden florecer, ofreciendo nuevas perspectivas de vida y de amor.
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Capitulo 20 Sinceridad
(* RITA)
Estoy ahogada, siento que me falta el aire, tenía de esposo un narcisista, alguien que le gustaba ser idolatrado, por lo que le atrajo la idea de la "esposa ideal".
Quería una esposa que solo lo venere a él, que no le critique sus actos, que todo lo acepte, una que cumpla sus más mininos caprichos.
Le gustaba manipular, mentir, dominar, con tal de que siempre sea como él quería, esa necesidad de ser considerado como el único hombre que te amaria, siendo que solo se amaba a si mismo.
A medida que me relataban sentía una presión en el pecho, lloré para liberar esa sensación.
A mi padre y a Brandon les dije que era de alivio, no quería que me oculten nada, necesitaba saber, aclarar esas sensaciones, que me recorrían por todo el cuerpo, de saber cosas que no recordaba donde aprendi.
Llegué con mi padre a un barrio privado, que tiene un portón grande con seguridad en una garita, antes de dejar pasar al barrio, sus calles prolijamente pavimentadas, veredas empedradas, con arbustos bien cortados formando pequeños muros que separaban una casa de la otra.
La casa de mi padre tenía una forma arquitectónica interesante, con él tejado en diagonal, paredes en un tono amarillo y marrón.
-Bienvenido señor. Saludo un hombre de mediana edad al abrir la puerta, alto musculoso, tes blanca, barba tupida oscura y ojos azules.
Se ve que mi padre tiene como requisito que tengan una apariencia así, y no me parecería raro si sabe defensa personal y usar armas por cualquier emergencia.
-Brinna te presento a Jaime... Si necesitas algo... Solo pídele a él. Me dice mi padre.
-Un gusto conocerlo Jaime. Lo saludé amable.
-El gusto es mío. Me responde.
Ingresamos, nos acomodamos en la sala, el aroma a fresco era agradable, tenía un atomizador automático que lanzaba cada cinco minutos, quedé a solas con mi padre, suspiré hondo, era momento de decirle que sabía lo que él sentía hacia mi persona, por lo que le hablé con sinceridad.
-Padre... Se que no me querías... Qué me odiabas... Al considerar que por mi culpa murió mamá. Le dije.
Note que se sacudió nervioso, suspiro hondo, tomándome de las manos.
-¿De dónde sacas eso?. Pregunto con la voz cortada.
-Encontre su diario. Le respondí.
- Hija... Yo... Yo fui un tonto... Pero no te odio... TE AMO... Eres mi hija, mi sangre... No podía mirarte, porque eres el retrato de tu madre. Me dice, hace una pausa suspira hondo, me mantiene las manos entre las suyas y siento su calor.
-Tuve que perderte para darme cuenta lo mucho que significas para mi... Qué por aferrarme al dolor de perder a tu madre, me prohibí la dicha de disfrutar de tus logros... Si pudiera retroceder el tiempo lo haría... Pero eso no es posible. Concluyó y por primera vez ví llorar a mi padre.
Lo abrace fuerte y bese su rostro marcado por el tiempo.
-TE AMO PADRE... Y estamos a tiempo de disfrutar juntos, nos tenemos el uno al otro. Le digo y él se retira de mi abrazo, sonríe por lo que le afirmó.
- GRACIAS POR NO DARTE POR VENCIDO. Le dije abrazándolo de nuevo y dándole calor.
Él se retira suspirando y se limpia el rostro con su pañuelo.
-Me tome la libertad de saber sobre el señor Nixon Brandon...
Lo haz ayudado mucho... Al menos algo bueno se puede sacar de que tengas conocimiento en la medicina. Me dice mi padre, cambiando de tema, ví que sé incómodo que lo vea así, vulnerable.
Solo asentí suspiré hondo, claro que podía saber todo lo que quería de quien quería.
No sabía sí debía comunicarle todo lo que sabía, de los conocimientos que tenía en mi cerebro, conocimientos que a las personas comunes le llevaría años aprender, en cambio yo los tenía, y suponía que según lo que me contaron, me lo habrán inducido en ese laboratorio.
Tenía conocimientos como para hacer una cirujía con los ojos cerrados, sobre todo del funcionamiento del cerebro.
Se ve que él que me adquirió como la esposa ideal tenía algún tipo de afección, para que tenga ese conocimiento, y pueda curarlo, o solo era un perverso que se excitaba con oír sobre lo que forma el cerebro humano.
Mi padre se incorporo indicándome que lo siga hacia un despachó.
De la nada aparece uno que se lanza sobre él. Me interpongo a derribarlo y presionando su cuerpo contra el piso.
-Hija suéltalo... Es mi entrenador. Me avisa mi padre.
-¿Tú entrenador?... Te atacó. Le digo incorporándome.
-Es su manera de entrenarme para ver mi reacción. Me dice mi padre.
-Nathaniel... Ella es mi hija Brinna. Me presenta mientras su entrenador se incorporaba apenas.
-Oh... Señorita Brinna... Es un gusto. Saluda mientras se descontractura los hombros y su cuello.
-Disculpa Nathaniel... No estaba enterada. Le dije.
-Si... Bueno... Está vez falle... La próxima no. Dijo retirándose.
-Que rara manera de entrenarte. Le comento a mi padre.
-Me mantiene en alerta ... Y me distrae un poco. Me responde revisando un fichero.
-SEÑOR HE DESCUBIERTO ALGO UNICO... SU HIJA ES LA QUE MEJOR SE ADAPTO A LO QUE LE HICIERON... MUCHAS HAN SUFRIDO ALTERACIONES EN SU PERSONALIDAD AL ENTERARSE... PERO LO QUE ME INFORMO DEMUESTRA QUE ELLA NO. Ingreso diciendo uno de lentes, calvo, con camisa blanca y pantalones negros, al mirar una tablet y mi padre haciéndole gestos de que se calle.
-¿Qué más sabe?. Le pregunto y levanta la mirada de su tablet tragando grueso.
-Lo...Lo...Lo lamento... No sabía que estaba. Dijo con la voz temblorosa.
-Brinna te presento al doctor Aslan Park. Anuncia mi padre.
Tenía los ojos color oro fundido, una barba blanca cortado prolijamente.
-¿Usted fabricó el antídoto?. Le pregunté.
-Si... Yo lo hice. Me responde titubeante, se ve que le incomodaba mi presencia.
-¿A cuántas libero hasta que funcione?. Le pregunto.
Lo observé con detenimiento y era uno de los rostros que recordaba, por lo que empece a atar nudos, mientras le preguntaba.
Note que miro nervioso a mi padre como esperando una autorización para responder.
-No fui clara... Disculpe... ¿Cuántas murieron antes de que funcione?... ¿Cuántas enloquecieron?. Le pregunté.
-Hija no necesitas saber eso... Lo importante es que funcionó contigo... Y estás bien. Me dice mi padre.
Me gire al doctor y le hable en ruso, el abrió los ojos muy grandes al oír lo que le dije.
"Te reconozco, eres uno de los doctores que trabajo para esa organización"
"No perdí la memoria, y todo lo que creyeron fallar al inducirme,
lo sé, no solo el pedido especial de mi comprador, sino de los que han practicado"
Vi que le temblaron las manos, se le cayó la tablet.
-Hija... Él es amante de la ciencia... Creyó que era para liberar a los que volvían de la guerra... Jamás imagino lo que realmente hacían... Cuando supo se quiso salir... Pero intentaron eliminarlo... Yo lo salve... Y desde entonces está conmigo... Para ayudarme a liberar a esas mujeres... Y gracias a él te pudimos dar el antidoto. Me dice mi padre, él también entendía el idioma, su expresión era de asombro por lo que revelé.
-Gracias Aslan. Le dije y ví que se relajó.
-No lo mires muy directo, lo asustas. Me dice mi padre.
-Se ve un hombre seguro de ciencias... No alguien a quien se podría intimidar. Lo halago para que se relaje.
Note que aflojó la tensión de sus hombros y una leve sonrisa se reflejo en sus labios.
-Me mensajeo el señor Nixon... Nos invita a una fiesta. Me avisa mi padre al mirar su celular.
-¿Te contó como salió lo de Héctor?. Le pregunto.
-Al parecer es por él la fiesta... Lo liberaron. Me avisa.
-Es bueno oír eso. Le digo.
-Llame a los estilistas. Le avisa el asistente de mi padre, el tal Jaime.
-¿Estilistas?. Le pregunto.
-Es para que te atiendan. Me avisa.
-Aha. Le respondo suspirando.
Hace cuánto no iba a un salón de belleza. Me gustó la idea de ser consentida.
Mi padre antes de que me peinaran y maquillaran hizo que me mida varios vestidos hasta que elegí uno en un tono celeste de seda al cuerpo con hombros descubiertos y un tajo en la pierna derecha, un par de sandalias con brillo de tacón bajo y una pequeña cartera de mano.
Él estilista se ocupo en resaltar mi belleza, aplicó un maquillaje adecuado a mi facciones.
Me gustó lo que me hizo, el brillo en los labios en un rosa viejo, unos tonos oscuros en mis ojos que sobresaltaban el color claro de los mismos.
-Quedaste muy hermosa. Me dijo mi padre haciendome entrega de una tiara de diamantes.
-Oh padre ... Es demasiado. Le dije admirando lo hermosa que era.
-Nada es demasiado al tener que obsequiar a mi hija. Me dijo acomodando la tiara en mi cabeza.

Mi padre por su parte se puso un traje muy elegante, en un tono azul oscuro, a él no le llevó mucho prepararse, en cambio yo estuve tres horas con peinado y maquillaje, nada más, sumado a la hora en la que elegí el vestido.
Cuando estuvimos listos nos encaminamos a la casa de Brandon dónde realizaba la fiesta en honor a Héctor.
Siempre seguidos por nuestros custodios.
Llegamos siendo atendidos por Alfred.
-BIENVENIDOS. Dijo.
-Buenas Alfred... Un gusto verlo de nuevo. Lo saludo, pero al señor no se le saca ni una sonrisa, es un hombre mayor muy serio.
-Enseguida aviso al señor. Dijo retirándose.
Al rato aparece Brandon, lucía un traje muy elegante en un tono gris.
Saludo formal, muy respetuoso, nos presentó a sus invitados. Note que unio a mi padre con un grupo de empresarios y me arrastró a su despachó.
Admiro mi atuendo, se me prendió muy meloso, por más que intentemos querer ser formales, la atracción es más fuerte, por lo que solo cruzamos unas cuantas palabras y sin perder el tiempo me hace un examen de garganta con su lengua que enciende cada parte de mi cuerpo y solo deseo estar con él.
En lo más candente su abogado nos interrumpe, me causó gracia como murmuró, Brandon, improperios entre dientes.
Me despedí diciendo que la noche era joven, para que no se sienta mal.
Me dirigí al baño a pasarme labial, Brandon me lo había comido todo.
Cuando me giro para salir una en la puerta, miraba su celular y al verme se tira en el piso.
-¡¡ME TIRO!! Comenzó a gritar.
-No la toque. Le dije sería.
-¡¡ME DUELE!!... ¡¡¡AHAAA!!!... ES UNA DESCONSIDERADA. Gritaba desaforada.
"Está loca", pensé.
-Permitame ayudarla. Le dije pasándole la mano.
-NO SE ATREVA A TOCARME... NO LE BASTO CON TIRAR A UNA MUJER EMBARAZADA DE OCHO MESES... QUE QUIERE GOLPEARME... QUE CLASE DE PERSONA ES USTED. Gritaba exageradamente llamando la atención de las personas.
-NO LA TIRE... Y NO ESTA EMBARAZADA. Le dije mientras uno de seguridad la ayudaba a incorporarse.
-CREE QUE ESTO ES UN PIQUETE DE ABEJA. Dice señalando su vientre abultado.
-¿QUÉ SUCEDE?. Aparece Héctor junto a mi padre a ver el escándalo que se escuchaba debido a la mujer de cabello oscuro ante mi.
-NO ESTA EMBARAZADA... CREO QUE SOLO ES UN ALMOHADON... SI ESTUVIERA DE OCHO MESES NO TENDRÍA TACONES DE VEINTE CENTIMETROS. Le aseguro.
-¿QUIÉN SE CREE PARA ASEGURAR ESO?... SOY ALGUIEN IMPORTANTE... IRA A LA CÁRCEL. Grito molesta.
-TRABAJO EN UN SANATORIO... SOY PARTE DEL EQUIPO MEDICO... Y SE QUE UNA EMBARAZADA DE OCHO MESES TIENE SUS EXTREMIDADES INFLAMADAS... DEBE ESTAR EN REPOSO... LA CARA HINCHADA... Y SUS CADERAS AMPLIAS. Le digo aproximandome para tocarle y se retira nerviosa.
-NO SE ATREVA A APROXIMARSE. Dice cubriendo con sus manos su vientre abultado.
— DEJE QUE SE LA CONTROLE... LA SEÑORITA SABE DE LO QUE HABLA. Le dice Héctor serio.
-SI NO ES MI DOCTOR NADIE ME TOCA. Grito molesta.
Veo que se aproximó un señor mayor muy elegante.
-TERMINA CON LA FARSA FANY... SE QUE NO LO ESTAS. Anuncio molesto.
-¿CÓMO?.
-SOLO TE SEGUI EL JUEGO PARA VER HASTA DONDE LLEGABAS. Le anuncio y fue sacada por los de seguridad.