La Omega De Armand

Renè llegó temprano al hospital para iniciar la consulta, quería terminar pronto, para poder ir a casa de Marion y hablar de la situación con su hermano, quería hacer todas las cosas bien, esa dulce jovencita lo dejó maravillado, no solo por ser su mate, sino que ella misma desprendía una energía pura. El resto de la mañana pasó de manera lenta muy a su pesar, tenía unas ganas inmensas de volver a mirar esos lindos ojos como mares. Al llegar las 3 pm, salió de su consultorio, se despidió de Lía su asistente y se fue rumbo a casa de los Becker, Marion y Pierre aún no decidían si se iban a París o se quedaban en la manada. Lo más seguro es que se marcharan de la manada pues el joven Lambert debía hacerse cargo de las empresas y la loba lo ayudaría en ese asunto.

Renè bajó de su Jeep y camino hasta la entrada de la casa Becker, el delicioso olor de su destinada llegó hasta sus fosas, olía a jazmines y tierra mojada, sus dos olores favoritos. La puerta fue abierta por la madre de Marion, quien lo saludó con mucho cariño, como siempre.

- Adelante Renè, Marion y Pierre están en el porche trasero. - le indicó.

Renè fue directo al porche donde estaba la joven pareja haciéndose arrumacos.

- ¡Buenas tardes! - saludó con voz grave.

La pareja dejó lo que estaban haciendo, para concentrarse en el visitante.

- ¡Buenas tardes! - respondieron ambos, pero Pierre tenía el rostro colorado.

- Vengo a hablar de mi destinada. - Renè es tajante como su padre, nunca se iba por las ramas.

Corina escuchaba todo desde la ventana de la cocina, sabía por su hermano que los destinados, son las parejas que la diosa Luna unió desde antes de nacer, por lo general son hombres lobos, pocas parejas son de lobos y otras especies. También le contó que la antigua luna de la manada es humana, pero es muy querida y respetada.

Al escuchar sus palabras, el corazón de Corina revoloteó por la emoción de que ella sea la posible destinada. Renè escuchó el acelerado corazón de la jovencita y eso le sacó una sonrisa ladeada.

Corina tuvo miedo de que él supiera lo que le pasó en el pasado, le avergonzaba el hecho de que la rechazara al saber que estaba sucia por haber confiado en las personas equivocadas.

- Mi hermana ha sido una... - comenzó a hablar Pierre, antes de ser interrumpido por su hermanita.

- ¡NO! - su voz sonó como una súplica lamentable - Señor Lobo, - esa manera de llamarlo le causa diversión y ternura - yo no soy digna de usted, ni de nadie, así que le ruego que desista de volver a buscarme, yo... yo... - un nudo se instaló en su garganta y con ojos cristalizados corrió hacia la habitación.

Renè quedó perplejo ante la reacción de su pequeña mate, su lobo Nilo aullaba de dolor por el rechazo prematuro de su amada. ¿Qué cosa fue tan mala que no se sentía digna?

Aquella noche las pesadillas volvieron con más fuerza, veía los rostros distorsionados de quienes fueron sus verdugos esa noche en que cambió su vida para siempre. Claro que no era digna, pensaba cuando se despertó bañada en sudor y respirando agitada.

Pierre entró corriendo a su habitación y la abrazó como si quisiera protegerla de sus propios demonios.

- Shhhh... ya pasó, ya estoy aquí hermanita. - la consolaba. Marion quien veía y escuchaba la escena, lloraba en silencio.

¿Qué tanto sufrimiento podría estar soportando esa linda niña a sus escasos 19 años?

- No soy digna de la bendición de su diosa, yo estoy manchada, ellos me mataron ese día... yo no... merezco el amor de ese hombre... - lloraba como cuando se pierde al ser más querido.

- Tú mereces todo, ¿me oyes? - le decía mientras sostenía su rostro juvenil entre sus grandes manos. - Eres la mujer más valiente que conozco y vas a salir de ese dolor que no te ha dejado avanzar, pero para eso necesito que me prometas algo. - ella asiente - Quiero que te des una oportunidad de conocer al joven Dumont, los lobos son seres que te hacen sanar cualquier herida, interna o externa, porque son seres hechos de amor. - Pierre mira hacia la puerta donde está su amada Marion y extiende su mano. Ella camina directo a donde están los dos hermanos, el rubio la toma por la cintura y la pega más a él. - Te prometo que si no te sientes cómoda yo mismo te llevo de vuelta a París.

- Pero estoy manchada, ¿no crees que quizás le de asco?

- Los lobos cuando conocemos a nuestra alma gemela, no nos preocupamos por su pasado, solo nos importa el aquí y él ahora. - mira con amor a su rubio de largos cabellos - Somos capaz de dar nuestra vida por ellos. Y si somos rechazados solo nos condenamos a una muerte segura.

- ¿El señor Lobo se puede morir si lo rechazo? - Marion asiente. - Está... bien... me daré una oportunidad.

Después de la plática y que la chica se lograra calmar, se durmió. Marion y Pierre se fueron a su habitación, la loba le comunicó por el enlace a Renè que Corina había accedido a conocerlo mejor. La loba sabía que el chico no había dormido por lo ocurrido horas antes, ya con esa noticia estaba más que segura, que él podría conciliar el sueño.

Mañana será un nuevo día, y sabía que solo él tenía el poder de curar a esa alma herida.