Santino al fin encontró a quién amar, pero todos ya habían decidido lo que él debía sentir por aquella mujer, al final él era el hombre del corazón de hielo, en el que solamente había amor para la familia.
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Veintitrés
Buenos días señorita- le dijo Denisse a la recepcionista de la naviera Roberts- Soy la ingeniera Taylor- le dijo aunque desde hacía dos meses ya era Dunne, pero según el acuerdo que tenía con su padre no usaría su apellido si de cuestiones de trabajo se trataba, ella quería seguir siendo reconocida por su desempeño, no por la familia a la que ahora pertenecía.
- Sí, ya la esperan señorita, pase a la última planta, el chico que está al lado del ascensor la acompañará para indicarle.- le dijo refiriéndose a un guardia de seguridad y Denisse aceptó, aunque podría haberle dicho a la amable muchacha que ella sabía perfectamente hacia donde tenía que ir.
Subieron en silencio hasta donde la esperaban, aunque ella intuía que ninguno de los Roberts sabía a quién verían, y al llegar arriba el hombre le indicó una puerta que decía presidente en letras doradas y se despidió de ella muy cordialmente, no había caminado ni diez pasos en esa dirección cuando aquella puerta se abrió y de ella salió alguien que no esperó ver nunca más, Óscar, y que estaba segura que si le hubiera contado a su padre quién era no la habría mandado allí, pero ella no era una cobarde, ella daba la cara y este era su trabajo, y lo haría aunque tuviera que aguantar la presencia de quien tanto daño le hizo.
El hombre la miró y su corazón latió como un loco, él pensó que ya no la amaba, pero se estaba equivocando, y seguida de la primera impresión su rostro se contrajo en una mueca al recordar como ella se había ido y con pasos rápidos se acercó a la chica tratando de intimidarla.
- ¿Que mierda haces tú aquí ?- la interpeló con odio.
- ¿No te avisaron que yo vendría? Pues las cosas no van bien por aquí si el ingeniero que se hará cargo de tus negocios no tiene cita.- le respondió con el sarcasmo más grande del mundo, la última vez que se vieron ella no se sentía en condiciones de plantarle cara, pero ahora estaba presta.
- ¿Tú eres el ingeniero Taylor?¿ Desde cuando tú eres ingeniero? Además creí que quien venía era un hombre.- le contestó él sin disimular su asombro.
- Ese es tu problema, das todo por sentado y nunca te detienes a preguntar.- y cuando el hombre le iba a responder escuchó otra voz.
- ¿Denisse, eres tú?- el señor Roberts, su antiguo jefe estaba allí.
- Sí, señor Roberts, soy yo.- le contestó con una sonrisa.
- Ese maldito de David no me dijo a ciencia cierta quién eras, si llega a mencionar tu nombre en vez de sólo tu apellido hubiera preparado una fiesta para ti.- el hombre llegó hasta la chica y sin detenerse a pensar la abrazó y ella le respondió su muestra de cariño abrazándolo también.
- No creo que sea para tanto que haya que hacer una fiesta- intervino Óscar con mala saña- Y creo que usted no vino hasta aquí solo para abrazar a mi padre, así que vamos a la oficina, ya quiero terminar este negocio pronto.
- Pues lamento informarle que el negocio durará lo que tenga que durar, no voy a poner en riesgo el prestigio de la empresa que represento por cumplir sus caprichos, eso a mi nunca se me dio bien.- le contestó ella y Óscar se dio cuenta de que aquellos meses iban a ser muy largos.
La reunión entre los Roberts y Denisse en calidad de representante de la naviera Dunne duró bastante tiempo, incluso se habían pasado la hora del almuerzo y recibieron comida en la oficina para no atrasar todo el trabajo que tenían previsto.
- Bueno caballeros, me parece que no debemos tener ningún problema si trabajamos en conjunto.- terminó la chica aquella reunión.
- A ver si nadie se va y deja su trabajo a medias.- dijo malsanamente Óscar y la chica solamente lo miró sin contestar y sonrió.
- Denisse ¿ Que piensas hacer ahora?- pregunto el Roberts padre.
- Si me lo permite, iré al departamento de informática- y Óscar apretó los puños cuando la escuchó y recordó quién estaba en ese departamento- Y al de archivos, allí tenía buenos amigos, espero encontrar todavía alguno.
- Claro que sí, seguro están allí, y si me esperas te acompaño, también quiero pasar a saludar.- le dijo el hombre mayor.
- Claro, para mí sería un honor que me acompañe- y el hombre rápidamente salió de la oficina- Si crees que trabajar conmigo va a ser un problema, deberías nombrar a alguien que se encargue.- le dijo ella a Óscar nada más que estuvieron solos.
- No será un problema mientras tú te comportes y no andes por ahí con este o aquel.- ella sonrió y movió la cabeza de un lado a otro.
- ¿Te refieres en mi horario de trabajo o fuera de este?- le respondió burlándose de él, pero no recibió respuesta, la puerta de la oficina se abrió antes de eso y por ella entró Kate.
- Óscar, he estado esperando por ti en el restaurante hasta ahora y tú no te apareces- y detuvo sus palabras cuando se dio cuenta de quién estaba sentada frente al hombre- Pero mira a quien tenemos aquí, a la secretaria de quinta, a que has regresado, a suplicar por trabajo.
- ¿Nos conocemos?- le dijo Denisse con una mano puesta en el mentón- Usted es la señorita... no, no la recuerdo, muy importante no debe haber sido.
- Yo no soy ninguna señorita, yo soy la señora Roberts.- chilló la mujer.
- Ah sí, ya la recuerdo, usted es la novia de la que el señor Roberts nunca habló en todo el tiempo que nos conocimos. - dijo mirando a los ojos del hombre reprochándole haberla engañado y este no entendía de que hablaba- Una que tuvo que presentarse ella sola frente a mi cuando se apareció aquí, felicidades por su matrimonio, y no, no vine a buscar trabajo, vine a darle trabajo a su esposo.
- Kate, Denisse es la ingeniera representante de la naviera Dunne, que vino a supervisar el trabajo que haremos para ellos, y nunca fue una secretaria de quinta, como tú tampoco fuiste mi novia el tiempo que Denisse estuvo aquí, así que no sé de que hablan y no uses mi apellido para presentarte con la gente, por favor.- si la cara de Kate ya era de enojo, después de los reclamos de Óscar era peor, pero él quería saber a que vino lo que dijo la chica.
- Denisse, nos vamos.- se escuchó la voz del padre desde la puerta.
- Que más da que fuera su novia un tiempo antes o un tiempo después, lo importante es que ahora son un matrimonio feliz.- Denisse se levantó y se dirigió hacia la puerta- Hasta mañana señor Roberts y espero que sepa mantener a su esposa lejos de mi y de mi trabajo- ahora la cara de Kate sí era un verdadero poema - Por que de la secretaria que un día fui, ya no me queda ni el apellido.- y siguiendo la señal del padre salió de la oficina rumbo al ascensor.
- Kate- le dijo Óscar a la mujer- Yo ya almorcé, vete a tu casa que tengo mucho que hacer- y tomó su chaqueta para salir de la oficina en dirección al ascensor para seguir los pasos de Denisse y de su padre.