TU AMOR EGOÍSTA.

Tobias cancela sus citas y le dice a la secretaria que puede irse a descansar.

La secretaria estaba perpleja, nunca había visto a su jefe sonriendo y mucho menos ser cariñoso con alguien.

Si no hubiera sido porque acababa de gritarle hubiera pensado que lo cambiaron por un gemelo perdido.

— Gracias señor. — Dijo sin creer que el le había dado el resto del día libre.

Tobías y Raquel salieron de la oficina. Llegaron a un restaurante muy lujoso.

— ¿Qué quieres ordenar amor?

Raquel no sabía que elegir, ella era hija de una familia adinerada pero casi nunca comía en lugares como ese, siempre prefería la comida casera.

Tobías la conocía bien así que pidió los platillos que pensó podrían gustarle.

El mesero trajo la comida...

— Quiero pedirte algo.

— Nombrarlo y será tuyo. — Dijo emocionado.

— Quiero ir al cumpleaños de Layla, ¿me dejaras ir?.

— ¿Cuándo será?

— En una semana.

— Voy a ordenar mi agenda.

— No es necesario que vengas.

— No te dejaré ir sola. ¿Creés que me arriesgaré a qué escapes?

— No voy a escapar.

— Si yo no voy tú tampoco vas.

Raquel no dice nada, se concentra en la comida.

— Dame un beso.

— ¿Qué?

Tobias se acerca a ella y la besa. Raquel sólo evita rechazarlo para que el no se enojé.

— Muero por hacer más que sólo besarte.

Raquel tembló ante la idea.

— Tranquila. No haré nada que tú no quieras.

Ella sólo lo observó y terminó su comida lo más rápido que pudo.

— Ya me voy.

— Yo te llevó.

— No. Tú tienes muchas cosas que hacer. Mejor me voy sola. — Tomó un taxi para regresar a la Villa.

...Raquel....

Entré a mi habitación y mi teléfono sonó, era mi padre así que tome aire y contesté.

— Hola papá. — Traté de que mi voz sonara feliz.

— ¿Cómo estás hija?

— Bien.

— No suenas bien, ¿pasa algo?

-- No, todo está bien..

— ¿Vendrás al cumpleaños de tu hermana?

— Si. Voy a ir.

— ¿Tú esposo también?

Para mí desgracia si.

— Si papá, el también.

— ¿Ya lo quieres?

No, y no sé si un día lo haré.

— Si papá, creo que sí. Ahora estoy ocupada, te hablo después.

— Adiós hija, te quiero mucho.

— Yo también papá. —Colgué.

Si no te quisiera ahora estaría soltera y en México, no en esta jaula de oro.

Otra llamada me llegó.

— Hola amiga, me tienes muy olvidada. ¿que tal tu vida de casada?. — Una entusiasmada Claudia me llamaba.

— Todo bien. — Dije fingiendo alegría.

— Me alegro, oye ¿ya te contó Sandra que tiene novio?.

— No, todavía no. (sorprendida).

— Pues hoy me lo va a presentar y como tú no estás presente quise llamarte para que veamos si es un buen tipo.

— ¿Me llamaste para interrogar al afortunado?.— dije más animada porque a pesar de que hace tiempo que no las veo todavía me toman en cuenta.

— Claro que sí.

— Clau deja el teléfono, aquí está mi novio. — Era la voz de Sandra.

— Hola Claudia, que gusto verte.

— ¿Claudia de quienes es ésa voz?. — El poco ánimo que tenía se esfumó.Sabía perfectamente bien de quien era la voz.

— De nadie, te hablo luego. — Me colgó.

Le llamé y llamé pero no respondió.

Así que le mandé un mensaje.

No seas dura con el.

Justin es una gran persona.

Dile a Sandra que lo haga muy feliz.