¿Qué puede pasar cuando crees alcanzar el amor y todo se derrumba de repente?. Este es el destino de Aurora, cuando cree que la vida le concederá su tan anhelado final feliz, todo se convierte en tragedia. Demostrándole que todo fue una ilusión y sus sentimientos no fueron más que despreciados, conllevandola a conocer a un hombre que hará temblar sus convicciones y deseos; que solo la arrastrará a un mundo de incógnitas, pasión y placer, donde el mínimo secreto será una arma y la atracción una recompensa.
Acompáñame a vivir esta dulce, apasionada y excitante historia.
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Adictos.
Sin saber como contestar, trago en seco. Creo que he despertado a una bestia, a la cual me costará domar.
- Asumiré tu silencio como un sí.- dice antes de arrojarme a sus brazos, quedando encima de su entusiasta amigo.- Me encanta tu olor, me gusta como abres esa boquita y pides más de mi, pero lo que más me gusta, es saber que te tengo para mi.- afirma, dejando claro sus intenciones.
Con ganas de responderle a través de mis caricias, lo beso, me muero por acabar con esta distancia, quiero sentir como su candente cuerpo roza con el mío. Como si mis pensamientos fueras escuchados, este baja una de sus manos a mi parte secreta y juega un poco con ella, provocando que me retuerza de placer y de satisfacción.
Queriendo, que llegue un poco más profundo, me cuelgo de su cuello y lo muerdo, aunque esta tortura sea inquietante, también es fascinante, tanto que hasta esta generando que olvide mi nombre.
- Aguanta un poco más, un poco más.- exclama en un hilo de voz, mientras me tumba y posiciona su grande cuerpo encima de mi.
Creyendo estúpidamente que comenzará la acción, contengo la respiración, aunque nadie me lo diga sé que me dolerá, es imposible que aguante semejante cosa. No obstante, este hace todo lo contrario y me relaja más. Sentir como su lengua se adentra en mi interior y crea un baile de lujuria con mi parte mas secreta, genera que gima descontroladamente. Sumisa en este torbellino de locura, tiro de su cabello, mientras pronunció su nombre; a mi nadie me había dicho que tener intimidad podía sentirse tan bien.
Con Sebastián todo era brusco, siempre sentí que algo faltó para sentirme llena, mientras que Julián, todo es simple, un mero toque de él tiene el poder para hacerme temblar. Cuando creo que no podré experimentar más gozo, este arremete con todo, provocando que pierda toda la fuerza y resistencia.
- Deliciosa.- afirma mientras limpia su rostro, para despues posicionarse en mi entrada, no si antes, cerciorarse de llevar la protección necesaria.
Él mejor que nadie sabe que es mejor prevenir que lamentar. Nerviosa, aprieto las sábanas, aunque ya esté mentalmente preparada para lo que se avecina, nada desvanece el temor y ansiedad. No obstante, su gesto compresivo y delicado elimina cualquiera incomodidad, observar como acaricia y besa mi rostro, mientras me susurra palabras lindas al oído, me reconforta.
Más tranquila asiento y permito que continúe, solo para experimentar el más agonizante, pero excitante dolor. Sentir como se desliza dentro de mi y se vuelve uno comigo, es algo indescriptible y mágico. Luego de haber sufrido y que este aliviará el sufrimiento momentáneo a través de sus caricias. Me embiste con todo su ser, permitiéndome llegar al cielo y al infierno.
Prisionera de este placer inmensurable, lo beso. Quiero perderme en sus ojos y con la pasión que me mira, quiero recordar esta noche para siempre.
Después de un vaivén de placer y entrega total, llegamos al clímax, demostrando que hoy hemos hecho algo más que solo sexo. Hemos desnudado nuestras almas.
- Me encantas.- me sonríe, aún con mis labios en su boca.
Feliz y plena por el sentimiento que aborda mi pecho lo abrazo. Puedo asegurar que esta noche conocí que es hacer el amor. Como si ese excitante y desbordante encuentro fuera poco lo volvemos hacer, demostrando que jamás es poco y más cuando se desea.
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**** Julián ****
Estoy que ni me la creo, todos los recuerdos y escenas de anoche me llegan como una avalancha, aún tengo esa sensación de hormigueo en todo mi cuerpo, el cual me permite saber que todo fue verdad. Así mismo, su delicado y tranquilo rostro en mi pecho lo confirma.
Verla tan relajada mientras mis brazos la rodean, me hace sentir tan feliz, esto es una prueba más que por fin me ha aceptado. Perdido en su hipnotizante belleza, beso por décima vez su mejilla. Saber que ayer fue mía y lo seguirá siendo, me hace querer gritar de la emoción, siento que podría morir en este momento sin arrepentimientos.
Cuando me dispongo a volverla a besar, sus ojos marrones conectan con los míos, llevándome a un mundo de emociones y paz.
- Hola.- me saluda aún adormilada, mientras se aferra más a mí.
Obligándome a mantenerme racional y no tomarla como quiero hacerlo este momento, sonrió.
- Hola, ¿cómo esta la mujer más bella?.- digo, mientras acaricio su cabello. Me siento esclavo de ella.
Con temor a decirlo, siento que me han domado y lo peor de todo, es que es una chica menor que yo. Pero sinceramente, ya no coincido mi vida sin Aurora; creo que mi lado más tóxico y posesivo esta saliendo a flote.
- Ja, ja, ja, excelente, podría decir que me siento diferente.- dice con voz alegre, permitiendo vez su brillante y única expresión.
- ¿Si?, supongo que eso es algo bueno. Así mismo, considero que tengo algo de responsabilidad en eso.- afirmó, mientras toco uno de su pecho. Causando que se estremezca.
- Ahhh, eso no lo podría refutar.- se obliga a calmarse y aparentar indiferencia. Sin embargo, sé que lo esta disfrutando más que yo, su rostro sonrojado la delata.
- Me gusta que lo sepas, quiero que recuerdes esta sensación.- le susurro antes de apretar uno de sus glúteos, generando que se le corte la respiración. - Porque desde hoy en adelante la sentirás muy a menudo, voy a volverte mía cada día sin cesar, voy a impregnarme en tu piel, originando que tu cuerpo reaccioné a mi mínimo toque, quiero que solo tengas ojos para mi.- hablo mientras deslizó mi lengua por su cuello.
Sin objeciones permite que la tome una vez más. Volviendo su cuerpo mi lienzo, donde retrate lo que me inspira.
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- ¿Estás cansada o te duele algo?.- pregunto al ver su rostro exhausto.
- Sabes que hiciste una teoría loca entre la sociedad.- ignora mi pregunta y empieza a divagar. Confundido, analizo su actuar.- Dice que si un hombre o mujer mayor se acuesta con una persona menor, este le absorbe todo su vitalidad y colágeno a la otra persona. Puede sonar loco, pero creo que me acabo de pasar. Siento que he envejecido ocho años.
Atónito ante sus palabras, la miro con indignación, me esta llamando viejo en mi propia cara.
- ¿Si?.- pregunto molesto, es mejor que piense su respuesta, porque este señor como le llama ella, le demostrará que no le falta colágeno y energías para darle una lección.
- Si, pero creo que valió la pena envejecer, porque fue contigo y además, te volviste más sexi y joven, más irresistible.- afirma con astucia, calmando cualquier sensación de molestia.- Y eso me gusta.