Zaria renace después de pasar una vida cruel con un final desastroso, ella decide vengarse, pero descubre un gran complot detrás de todo y el maldito Emperador es...
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Cap. 23 Ponle algo cómodo
En el camino de regreso, Zaria se durmió ya que está cansada, ella no estaba acostumbrada a tanta acción, si bien había entrenado para no ser una doncella en apuros, no había tenido una situación tan compleja como esa, y más el desgaste emocional, saber que su padre era señalado como traidor la desmoronó definitivamente.
La rubia se había dormido, al principio solo cabeceaba ya que estaba lejos de Priano, prácticamente al otro lado del carruaje, aunque era amplio, no había tanta distancia, y cuando Priano vio de reojo que su último cabezazo casi la manda de bruces al suelo.
Priano resopló molesto y estiró su largo brazo sujetando el hombro de Zaria quien no se daba cuenta de que estaba por caer como una tonta, Priano se deslizó cerca de ella y la fue apoyando cerca de él para que no se vaya para todo lado con el bamboleo del carruaje, sin embargo, una rubia descarada se fue acurrucando en su cuerpo quedando prácticamente abrazada a él.
Priano frunció los labios, al verla bien es realmente muy bella, sus lindas y rubias pestañas son largas, ellas revolotean mientras ella parece soñar, se pregunta si en sus sueños ella lo sigue golpeando.
Se pone más incómodo y decide deslizar a la belleza quien termina acunando en sus brazos, la había subido a su regazo mientras la dormilona ni siquiera se había dado cuenta de nada.
Priano aprovechó para oler su cabello, su aroma era realmente delicioso, no era a perfumes sino más bien a hierbas naturales, una mezcla de manzanilla con flores silvestres.
Mientras se distraía con sus pensamientos sobre esa hermosura que está babeando su camisa mientras duerme, se dio cuenta de que habían llegado al palacio imperial.
Priano acomodó a la angelical fiera, salió con ella en brazos mientras ella se terminaba de acurrucarse en sus brazos, Mina quien salió a recibir a su señorita casi se desmaya cuando vio a Priano con Zaria en sus brazos hasta que escucho algo que la dejó más confundida.
* Shuuu, ayúdame a acostarla, se durmió _ dijo sin tanta explicación mientras que Mina lo mira y asiente, ¿Qué podría decir?, él es su esposo de todas formas.
Priano se paseó con la rubia en sus brazos por todo el palacio mientras que los sirvientes lo miran confundidos, conocen muy bien la guerra que hay entre los emperadores así que esa imagen no la esperaban.
Priano puso a la hermosa rubia en su cama, y vio a Mina quien está pendiente de lo que pasa.
* Ponle algo cómodo, no creo que se despierte, en el camino casi volcamos y esa niña parece que esta invernando como un oso _ dijo el hombre para salir del lugar fingiendo ser indiferente mientras que Mina dejó escapar una risita, sabe que hay veces que Zaria se duerme con todo, es cuando su mente está cansada de buscar soluciones y no problemas.
Priano llegó a su estudio y se sacó la capa y después la chaqueta, la espada, la pañoleta del cuello, y abrió su camisa buscando refrescar su cuerpo que había sentido calor por esa belleza, ¿Cómo puede ser tan hermosa y a la vez tan salvaje? Se preguntaba mientras miraba al techo, si solo todo lo que se sospecha de su padre fuera mentira, tal vez podría se su esposa, una bella esposa, salvaje y ruda pero dulcemente sensual y…, Priano se paró como un resorte al darse cuenta de sus terribles pensamientos, había tenido mujeres antes, pero era la primera vez que sentía que se le calentaban hasta las orejas de vergüenza de pensar así de una dama de sociedad, ¡debería ser más respetuoso! Pensaba para él mismo hasta que escuchó a su primo entrar con cara de pocos amigos, eso le pareció extraño ya que a pesar de todo las cosas habían salido bien.
* ¿Qué es esa cara?, acabamos de evitar una guerra y tienes cara de haberla perdido _ dice Priano mientras lo mira con seriedad.
* Sisi, Dafne, Roque y Hugo _ dijo Mitran mirando a su primo mientras que Priano frunció el ceño.
* ¿Qué? _ dijo Priano mirando a Mitran confundido.
* Así como lo oyes _ dijo Mitran masajeando su sien.
* No… _ dijo Priano mientras Mitran asiente.
* ¿Cuándo? _ balbuceó el emperador mientras mira con ojos de pánico.
* Mañana _ respondió el hombre con cara de pocos amigos.
Priano se desplomó en su sillón cubriendo sus ojos con la mano, ahora si que se va a desatar el infierno, solo espera que su esposa no reaccione mal, aunque está seguro de que tarde o temprano eso va a salir mal, no puede creer que su madre sea tan cruel, que le haga algo así.
Al día siguiente, Mitran y Priano se mueven sigilosos por el palacio, no quieren encontrarse con las visitas, solo esperan que Zaria los saque a patadas, aun así, saben que están en grave peligro, la llegada de esos cuatro sólo significa problemas.
Zaria por otro lado se despertó en su cama con su cómodo pijama y se desconcertó, su último recuerdo era en el carruaje con Priano y ahora es como si se hubiera teletransportado a otro lugar además de que el sol alumbra elegante sobre la habitación y ella había salido casi de noche de la mansión de la frontera.
Mina entró con una bandeja con agua para que ella se lave la cara mientras le prepara su baño y baje para desayunar, la emperatriz madre había anunciado que iría con visitas.
Zaria frunció el ceño, si era esa estúpida de Lilian la sacaría de los cabellos incluso delante de su suegra, no dejaría que la atormente en su propia casa y siendo ella la emperatriz, eso sí sería el colmo de los colmos.
Mientras ella meditaba y se preparaba para bajar, Sunna buscaba a su hijo y su sobrino, esos inmaduros se habían escondido como si las visitas fuesen unos demonios emergidos del infierno, el ex emperador no quiso ir, también siente que no saldría vivo de ahí, perder la vida ahora que puede disfrutarla no es su opción.