Luego de que el avión en el que Olivia y su amiga Leticia viajan explotara, ellas reencarnan en la novela de época que estaba leyendo leticia, ambas tendrán que enfrentarse a una época y gerarquia totalmente distinta a la que conocen.
Olivia toma el lugar de la Villana Amarnatha Enderberg y Leticia ahora será su hermana menor Analise Enderberg, tratarán de hacer todo lo posible para cambiar el final de la "villana" y de paso salvar a el personaje favorito de leticia el "villano" Mikail Arancel segundo príncipe del Imperio Alba y Duque de Somerset.
Ellas intentarán todo lo posible por sobrevivir, por permanecer juntas y no cambiar su forma de pensar.
En esta historia se hará todo lo posible para que al final sobrevivan los villanos.
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CAPÍTULO 22
Capítulo 22
Ambos yacían agotados y desnudos sobre las oscuras sábanas de la gran cama, con la respiración agitada. Amarantha estaba sobre el pecho de su esposo, podía sentir como su pecho subía y bajaba con rapidez.
–Creo que deberíamos bajar ahora, tengo hambre.–Dijo Amarantha levantando la cabeza para ver el rostro de su esposo.
Mikail sonrío mientras acariciaba su espalda, su piel era suave y siempre desprendía un olor a flores.
–Bien, pero tomemos un baño para antes de bajar.–Dijo y dejó un beso en su frente antes de salir de la cama, donde su esposa se encontraba totalmente desnuda sin ningún tipo de vergüenza, le encantaba que ella se sintiera tan cómoda con el cómo para estar desnuda sin sentir la necesidad de cubrirse de él.
Amarantha asintió, también quería tomar un baño, ambos estaban sudorosos.
–Pero tu lo harás primero, luego entraré yo o de lo contrario nos demoraremos y en serio tengo hambre, solo he comido el desayuno y ya paso la hora del almuerzo.–Dijo sería Amarantha, sabía que si entraban juntos no saldrían rápido de allí.
Mikail río realmente divertido, su esposa era única.
–Como quieras, pero nunca escuché una queja de tu parte cuando nos demoramos en el baño.–Sonrió ladino mientras estaba a un lado de la cama totalmente desnudo. Sin ningún tipo de pudor.
–Pues es porque no tengo ninguna queja, créeme me gustan esos baños.–Sonrió coqueta.– Pero ahora no hay tiempo, así que date prisa, si no quieres una esposa muerta de hambre.–Bromeo.
Mikail sonrío negando, mientras se encaminaba al cuarto de baño.
Amarantha salió de la cama y fue hasta uno de los grandes cofres que había en la habitación.
Abrió el primero que vio y busco dentro un vestido que pudiera ponerse ella sola, no quería llamar a Virginia. Luego de buscar y revolver entre los vestidos encontró uno de color violeta, parecía no necesitar corsé, era bastante suelto y solo tenía unas sientas en la espalda para ajustarse. Tomó el delicado vestido y lo puso con cuidado sobre la cama y ella se sentó junto a él, a espera de que Mikail saliera del baño.
Luego de unos minutos, su esposo salió con una bata de baño y con el dorso al descubierto, pudo ver como las gotas se deslizaban desde su pecho por su abdomen y se perdían más abajo, su cabello lo traía mojado. A ella se le secó la boca ante la vista sexi y mojada de su esposo. Se obligó a reaccionar y se puso de pie para después pasar al lado de su esposo e ignorándolo entró al baño. No quería caer en tentación.
Trato de darse un baño bastante rápido, en serio tenía hambre, además después de comer quería ir a echarle un vistazo a la perfumería. Cuando salió del baño entró a la habitación y Mikail ya se había vestido, volvió a ponerse la ropa con la que había llegado, supuso que no encontró más ropa en la habitación.
Con rapidez se puso un delicado camisón y luego el vestido, era realmente fácil de poner, pediría más de esos.
–¿Podrías ayudarme?–preguntó mientras mostraba su espalda a Mikail para que atara las sientas que traía el vestido.
–Claro.–Murmuró mientras corría su cabello a uno de sus hombros.–Listo.–declaró cuando termino de ajustar las sientas y hacer un lazo.
–Gracias.–Dijo mientras se podía los zapatos con los que había llagado. Después fue al tocador que había a un lado de la habitación, tomo el cepillo que había sobre él y una de las cintas para cabello y ato su cabello en una cola alta, algunos mechones caían a los lados de su rostro. Cuando vio el resultado en el espejo quedó satisfecha. Sabía que ese no era un peinado tradicional pero quería estar cómoda.
–Muy bien vamos, ya pedí que sirvieran la comida en comedor y que llamaran a tu hermana, tampoco había comido.– Explicó Mikail mientras tomaba su mano y salían de la habitación.
Bajaron a las escaleras que daban al primer piso y recorrieron un gran pasillo lleno de hermosas pinturas en las paredes, hasta detenerse frente a un gran puerta doble de caoba. Mikail abrió la puerta y dentro estaba un gran comedor, podría tener veinte puestos, la habitación era bastante amplia, Mikail la jalo hasta la silla que estaba a la derecha de la que encabezaba la mesa, corrió la silla y la invito a sentarse, luego tomó asiento él en la silla que encabezaba la mesa.
Sobre la gran mesa había mucha comida, todo se veía delicioso y olía igual. Había dos mucamas en una esquina de la habitación, suponía que esperando para servirles. Amarantha ya quería comer pero también quería esperar a su hermana. Cuando estuvo a punto de pedir que sirvieran la comida, Su hermana entró al comedor con Bastián detrás de ella.
–Lamento la demora, pero me distraje viendo las pinturas en las paredes y me perdí, gracias a que me encontré con Bastián estoy aquí.–Dijo un poco apenada Analise.
Mikail se puso de pie y corrió la silla frente a Amarantha para que tomara asiento. Luego se sentó él.
–No hay problema.–Dijo divertida Amarantha. Mientras veía como le servían la comida.–Por cierto, saldremos cuando terminemos de comer, quiero ir a ver como va todo.–Dijo Mirando a su hermana.
–Claro, también quiero ver como va quedando y ayudar.–Dijo resuelta Analise mientras cortaba un trozo de carne y lo llevaba a su boca.
Mikail las miro con curiosidad, pero prefirió esperar a que su esposa le contará.
–¿Podrías esperar? Antes de salir quiero mostrarte algo.–Dijo Mikail mirando a Amarantha, ella asistió curiosa.
Luego de eso nadie dijo nada más, solo se dispusieron a comer en un cómodo silencio.
...•••...
–Es aquí.– Dijo Mikail mientras se detenía frente a una hermosa puerta blanca con detalles dorados.
Luego de que terminarán de comer, él la tomó de la mano y la arrastro por varios pasillos de la gran casa hasta detenerse allí.
–¿Qué hay aquí?– preguntó curiosa.
Él no contesto solo abrió la puerta, jalando dentro, Amarantha quedó maravillada, era una oficina, pero también era una biblioteca, había un gran escritorio blanco y detrás de él había un gran ventanal que dejaba a la vista lo que parecía el jardín trasero, pero solo era césped. En la habitación había grandes estantes que llegan al techo, estaba llenos de libros, allí podría encontrar información sobre cualquier cosa.
–Es hermoso.–Dijo con una sonrisa, mirando todo a su alrededor. La habitación tenía las paredes pintadas de blanco, lo que la hacía ver muy iluminada.
–Que bueno que te gustara, porque es tu oficina, como Duquesa, tendrás que hacerte cargo de las finanzas de todo lo que tenga que ver con la mansión, este lugar es todo tuyo, podrás hacer con el lo que quieras.–Dijo mientras la tomaba de la cintura.–Claro que no debes hacerte cargo si no quieres, pero pensé que te gustaría estar ocupada en algo.– Dijo Mikail dejando un beso sobre su coronilla.
La sonrisa no cabía en el rostro de Amarantha, el lugar era hermoso, además sería su oficina, sabía que debía buscar un lugar, pero este era perfecto.
Además, le agrado que Mikail creyera en ella como una mujer productiva y no como una que solo gasta en vestidos y fiestas de té.
–Me gusta mucho y si me gustaría hacerme cargo del manejo de mansión.–Dijo girándose y encarando sin salir de sus brazos.–Pero debo decirte, que yo estoy empezando mi propio negocio, así que también estaré metida de lleno en eso, de hecho es lo que voy a ir a ver con Analise ahora.–Dijo sería mirándolo.
–Lo supuse, una mujer como tu no podría solo quedarse quieta y dejar que yo hiciera todo.– Dijo acariciando su mejilla.–Me gusta que hagas todo lo que quieras sin importar lo que digan, incluido yo.– río bajito.
Amarantha sonrió, le gustaba como pensaba su esposo.
–Entonces cuando todo esté listo, serás a la primera persona a la que le diré, claro aparte de Analise que trabaja conmigo.–Sonrió mientras se empinaba y dejaba un corto beso en sus labios.
–Esperaré con ansias.–Sonrió Mikail.
Luego de hablar un poco más de unos cambios que haría en la oficina, ambos salieron y se encontraron con Analise en la entrada de la mansión con el carruaje listo para partir.
Amarantha se despidió con un corto beso de su esposo, acto que sorprendió a los empleados que estaban fuera, no esperaban que ellos fueran tan cercanos y cariñosos, pensaban que sería un matrimonio frío como el de la mayoría de los aristócratas.
Amarantha no presto atención a las miradas y subió al carruaje junto a su hermana para luego partir hacia la que sería la perfumería más conocida en la capital, ellas se encargarían de que así fuese.