Alexandra se paró de la cama para abrir la puerta y detrás de ella iba Catalina con el pulso acelerado, del otro lado estaba parado un hombre de espaldas, cuando se giró, Catalina se quedó inmóvil, no podía creer lo que sus ojos miraban, sus pensamientos eran acertados, se trataba del hombre de esa noche, desde la primera palabra de él dijo al llamarlas su cerebro le mostraba recuerdos de todo lo que él le decía con esa voz seductora al oído mientras hacía con su cuerpo lo que se le dio la gana.
Ella sentía deseos de saltar por la ventana, que fuera un sueño o simplemente una coincidencia, pero no, el destino le había jugado una mala pasada.
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Capítulo 23.
...XXIII....
Catalina se levantó de la cama, tomo a Renata de la mano para sacarla de la habitación, cerró con llave y le pidió que se vista rápido.
Al terminar ambas salieron del lugar y Catalina le ofreció llevarla a su casa, ya en el auto Alexandra estaba enojada, no estaba de acuerdo en llevar a Renata hasta su casa, así que se bajó y tomo un taxi.
En el camino hubo un silencio incomodó al que Renata puso fin, había decidido ser sincera con Catalina contándole como se habían dado las cosas entre ella y Alejandro, y los planes que este tenía a futuro.
—Entonces lo conociste en el aeropuerto, no te dijo que tenía novia y te mantuvo a su lado con chantajes.
—Exacto, además hay algo que deberías saber y es que él no te amaba.
—Claro que no me amaba, si lo hubiera hecho no me habría traicionado.
—Si claro, pero además cuando nos emborrachamos me reveló que todo fue un plan de él y una tal Valentina que es su verdadera novia, ellos apostaron con alguien que él podría enamorarte, apuesta que ganaron, pero no contentos con eso, decidieron ir por algo más grande.
—No puedo creer que Valentina esté metida en esto, ¿Por qué tanto odio?
Dime: ¿Qué era lo que tenían en mente?
—El paso a seguir era que quedara en embarazo, así poder casarse con usted, luego planeaban quitarle la vida y apoderarse de su dinero.
—Me resulta imposible creer todo lo que me dices.
—Yo cumplo con decirle es decisión suya creer en mis palabras o no, pero sí debería tener cuidado e investigar.
Por fin llegaron a casa de Renata y luego de dejarla allí, Catalina se marchó a la suya.
Al llegar se metió en la tina con agua caliente para poder relajarse y asimilar la información que Renata le había dado, después de salir recibió un mensaje de Alexandra.
—¿Podemos vernos esta noche? Necesito contarte algo importante y que me acompañes a beber.
—Ja, tú no cambias. Pasa por mí a las ocho.
Catalina se tiró a la cama pensando en que sería lo que pasó para que su amiga le pidiera salir después de lo molesta que estaba por el asunto de Renata.
—Yo no quiero beber hoy, después de todo eso nunca resuelve nada, lo único que me provoca es náuseas y malestares.
Más tarde Alexandra ya estaba llamando en la puerta, Catalina salió y partieron hacia una bar en donde fueron ubicadas en una zona VIP. Pidieron las bebidas para empezar la noche de distracción.
—Y… ¿Qué tenías que contarme?
—¿Recuerdas al chico con el que estaba saliendo? Como te parece que cuando me iba a mi casa en el taxi pasamos frente a un centro comercial, así que me baje allí y entre, pero lo que menos me esperaba era encontrarlo allí cargando una bebé.
—¿Y? ¿Qué más?
—Cuando lo vi me acerqué a saludarlo, pero el hombre se puso de mil colores sin saber qué hacer y cuando le iba a preguntar que pasaba apareció una mujer llamándolo cariño.
—No puede ser.
—Sí, y en ese momento me di cuenta de que llevaba un anillo de matrimonio, así que decidí presentarme como una compañera de la escuela y salí de allí sin decir nada. ¿Cata crees que debería haberle dicho a su esposa?
—No sé, tal vez, pero también podría no haberte creído.
—Tienes razón, es mejor olvidarme de lo que paso y él verá si sigue engañando a su esposa. ¿Y tú?, ¿Qué pasó con Alejandro?
Catalina le contó todo lo que había pasado en casa de su novio y lo que le contó Renata.
—Que hombre tan enfermo, ¿consideras que Renata dijo la verdad?, me cuesta creer que Valentina esté involucrada en esto.
—No puedo confiar ciegamente en sus palabras, pero si voy a investigar sobre el asunto y espero que ella no tenga nada que ver.
—¿Y si lo está?
—Eso sería espantoso, a pesar de que no llevamos la misma sangre, yo la consideraba mi hermana.
Las chicas seguían charlando mientras bebían y ya estaban muy ebrias, cuando iban saliendo del lugar un hombre agarro a Alexandra de la cadera atrayendo su cuerpo, ella se soltó como pudo y ambas giraron para ver su rostro.
Se trataba de un hombre mayor, algo ebrio.
—Hola guapa, por qué tan brusca.
—Pedazo de m… como te atreves a tocarme es que quieres morir— grito Alexandra enfurecida mientras saca un lápiz de su bolso.
Al ver con que lo amenazaba el extraño se reía de la joven.
—¿Qué piensas hacerlo con eso?, escucha porque no mejor tú, tu amiga y yo vamos a un hotel y nos divertimos un rato, puedo darles mucho dinero.
Alexandra siguió insultando al hombre llamando la atención de la gente, él se enojó con sus palabras y quiso llevársela a la fuerza. Catalina solo miraba la escena sin poder interferir, ya que todo le daba vueltas, pero cuando el hombre agarro a Alexandra reaccionó.
—Espera, ¿Qué crees que haces? Suelta a mi amiga de inmediato.
—¿Y si no lo hago que me harás preciosa?
Catalina se enfureció aún más con sus palabras y sin pensarlo tomo una botella de licor y se la estalló en la cara, por el dolor aquel sujeto soltó a Alexandra.
— Maldita, como te atreves a pegarme— se lanza sobre ella para golpearla.
Catalina, quien aún sostenía el coto de la botella, lo puso frente a ella y este se incrustó en la mano del hombre.
Cuando él se volteó por el dolor, Catalina agarró a Alexandra de la mano para salir del lugar.
—«Vaya día, últimamente siento que todo sale mal, solamente falta que me caiga un rayo encima».
Después de pedir un taxi y mientras iba de camino a su casa miraba el paisaje con la mente en blanco, Alexandra estaba recostada en su hombro intentando no vomitar.
Continúe deleitandonos con sus bellas historias. Felicitaciones y gracias.