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MI ULTIMA ESPERANZA

MI ULTIMA ESPERANZA

Status: Terminada
Genre:Yuri / Vientre de alquiler / Embarazada fugitiva / Amor-odio / Completas
Popularitas:49.4k
Nilai: 4.8
nombre de autor: CINTHIA VANESSA BARROS

Elena lo perdió todo: a su madre, a su estabilidad y a la inocencia de una vida tranquila. Amanda, en cambio, quedó rota tras la muerte de Martina, la mujer que fue su razón de existir. Entre ellas solo debería haber distancia y reproches, pero el destino las ata con un vínculo imposible de ignorar: un niño que ninguna planeó criar, pero que cambiará sus vidas para siempre.

En medio del duelo, la culpa y los sueños inconclusos, Elena y Amanda descubrirán que a veces el amor nace justo donde más duele… y que la esperanza puede tomar la forma de un nuevo comienzo.

NovelToon tiene autorización de CINTHIA VANESSA BARROS para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 22.

POV Elena

No sabía qué era más doloroso: perder de golpe lo que había construido en Nueva York o tener que mirar a los ojos a aquellas mujeres que, con tanta dedicación, habían cosido mis diseños y me habían acompañado en los últimos meses.

Carla y yo pasamos la tarde guardando telas, doblando bocetos, empacando herramientas. Mis manos se movían casi en automático, pero mi corazón estaba hecho trizas. Cada vez que veía a una de las muchachas, la garganta se me cerraba un poco más.

—Doña Elena… —me dijo una de ellas, con lágrimas contenidas—. No se merece esto.

Otra vez me abrazó fuerte. Sentí sus brazos rodearme como si intentaran darme fuerzas que yo ya no tenía.

—Si algún día abre su propio taller, no lo amigo —dijo con firmeza—. Nosotras nos vamos con usted.

Sus palabras me atravesaron. Había perdido un contrato millonario, sí, pero no estaba sola. La lealtad brillaba en sus ojos, y eso me hizo llorar aún más. Cuando la última caja estuvo cerrada, Carla se acercó a mí con una mirada determinada.

—Elena, esto no es el final. Mira, tienes el dinero del premio. Con eso podemos comprar máquinas, alquilar un espacio y abrir nuestro propio taller. ¿Por qué no?

Por primera vez en el día, sentí una chispa de esperanza.

— ¿Tú crees que podríamos lograrlo?

—Claro que sí. No sería la primera vez que empezamos de cero, ¿verdad?

Sonreí entre lágrimas.

Más tarde, comenzamos con las llamadas y visitas a proveedores, seguimos lo básico: contactos para máquinas, algunos materiales. Sin embargo, cada vez que intentábamos cerrar acuerdos con tiendas, la respuesta era la misma, repetida como un eco cruel:

—Lo siento, no estamos interesados.

—Lo siento, señora Palmer. No podemos aceptar sus diseños en este momento.

Carla tocó la mesa con rabia y dejó caer el teléfono.

—¡Nos están saboteando, Elena! No hay otra explicación. Ayer se peleaban por tus vestidos, y hoy todos dicen lo mismo.

Asentí, con la mandíbula apretada.

—Es Francesco. O León, como diablos se llama ahora.

—Claro que es él. ¿Quién más podría tener tanto poder para cerrarnos todas las puertas?

Sentí un nudo en el estómago. Ese hombre seguía persiguiéndonos como una sombra interminable.

Al caer la noche, sonó el timbre. Me limpié las manos con un pañuelo y fui a abrir. El corazón me dio un vuelco: Amanda estaba allí, impecable, con una bolsa en cada mano.

—Traje unos regalos para Martín —dijo con serenidad, como si nada más existiera entre nosotras.

La déjé entrar. Llamé al niño y lo vi aparecer en pijama, con el cabello revuelto. Camino hacia Amanda con cierta timidez. Ella se agachó, le entregó los paquetes y le acarició la cabeza.

—Gracias —murmuró Martín, antes de abrazarla con despacio.

Los observamos con una mezcla de ternura y miedo. Ese vínculo que recién empezaba a formarse me llenaba de dudas.

Amanda se quedó un rato en la sala. Martín jugaba con los regalos mientras yo, perdido en mis pensamientos, apenas podía mantener una conversación. Fue ella quien rompió el silencio.

—¿Te pasa algo, Elena? Te noto triste.

Saliva tragué. No tenía por qué contarle nada, pero la carga era tan pesada que se me escapó.

—Me despidieron. Cerraron mi contrato sin motivo. Y para colmo, estoy seguro de que León está detrás de todo. Lo liberaron. Está suelto, impune.

Amanda me escuchó con atención, los labios apretados, pero no interrumpió.

Suspiré y bajé la voz.

—Creo que lo mejor será regresar a Italia. Allá, al menos, nunca me cerraron las puertas. Podría retomar lo que dejé y darle a Martín la tranquilidad que aquí nos están robando.

En cuanto terminé la frase, la expresión de Amanda se endureció.

—No puedes llevártelo.

Sentí un latigazo en el pecho.

—¿Cómo qué no? Amanda, él es mi hijo. Lo he criado yo.

—Es mi hijo también —replicó con firmeza—. Y no permitiré que lo alejes de mí otra vez.

Las palabras me hirieron como cuchillos.

—Cuando él nació, tú lo rechazaste. Lo dejaste conmigo. Y yo lo acepté, con todo lo que eso implicaba. Ahora no puedes venir a decirme que no me lo lleves. No puedes.

Su mirada fue dura, casi desafiante.

—Si me lo permites, yo puedo mantenerlos. Sabes que tengo dinero de sobra. Pueden vivir aquí, cómodos y sin preocupaciones.

La rabia me subió a la garganta.

—Yo no quiero tu dinero, Amanda. Nunca lo quise. Solo quiero que respetes mi vida y mis decisiones. Puedes verlo, claro que sí. No te lo voy a negar. Pero no te metas en mis asuntos.

Me puse de pie, con un temblor en el cuerpo que no pude ocultar.

—Ya es tarde. Martín tiene que ir a dormir.

Amanda también se levantó. Su voz sonó como una sentencia:

—Te lo advierto, Elena. No te vas a llevar a Martín otra vez. No lo permitiré.

Se fue cerrando la puerta con un golpe seco.

Me quedé un instante mirando el vacío, con el corazón a punto de estallar.

Cuando Carla regresó al apartamento, yo aún tenía los ojos rojos de tanto llorar. Le conté palabra por palabra lo que Amanda me había dicho.

—Entonces tiene razón —dijo Carla, pensativa—. Ahora que se conocieron, separarlos sería imposible.

Me cubrí el rostro con las manos.

—Pero yo no puedo quedarme aquí, Carla. Me cerraron todas las puertas. No tengo cómo mantenernos.

Ella me abrazó.

—Tengo familiares en Argentina. Podemos ir allá, empezar de cero. Nadie nos conoce.

Negué con la cabeza, desesperada.

—No puedo arrancar a Martín de Amanda, no ahora. Sería cruel.

—Entonces, ¿qué haremos? —preguntó Carla con un hilo de voz.

Respira hondo.

—Lo que hicimos al principio. Diseñar y vender vestidos. No en las tiendas de lujo, porque están compradas por esos miserables. Pero sí en las tiendas pequeñas, en los barrios donde la gente todavía cree en el talento y no en las influencias.

Carla sonrojándose, aunque tenía lágrimas en los ojos.

—Eso es hablar como la Elena que conozco.

La miré con determinación, a pesar del caos que me envolvía.

—No pienso rendirme, Carla. No puedo hacerlo. No con Martín a mi lado.

Y aunque el miedo me apretaba el pecho, supe que esas palabras eran mi única verdad.

Mi lucha apenas comenzaba.

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Yenifer Luna
Eres impresionante, ame tu novela y gracias por tu tiempo 🥰
Yenifer Luna
Se llama karma
Omirsa Benites
Dios te bendiga hasta el infinito ♾️ y más allá, muy agradecida contigo por plasmar en papel todo lo que llevas por dentro para deleitarnos a todos los que con gran entusiasmo leemos tus historias,
Omirsa Benites
Woow me encantó esta historia demasiado buena, felicidades Cinthia otra vez nos deléitaste con esta hermosa trama🥰💖💝💐🌹💐🌹💐🌹
Omirsa Benites
Después de tanta tragedia llegó la paz y con Dios niñas de ellas y una de Carla, ahora sí se puede decir que van a ser felices para siempre 🙏🙏🙏🥰💖💞💝☺️☺️☺️
Omirsa Benites
Este capítulo no me dejaba respirar Dios mío estuvo bien fuerte 😳😢😳😢😳😢
Omirsa Benites
Engendro del demonio ya pagaste todo el mal que hiciste desgraciado 🤬🤬🤬🤬🤬, Dios quiera y Elena no vaya a perder la pierna 😢😢😢😢😢
Omirsa Benites
Leon lo volvió loco 😂😂😂😂😂, a mí me encanta, será que soy masoquista como la canción 😳😳😳😂😂😂😂😂😂😂😂
Yenifer Luna
yo creo les quito su dinero
Omirsa Benites
Eso es parte de la trama Anonymous, sino no tuviera emoción 😉😉😉
Omirsa Benites
Desgraciado mal parido 🤬🤬🤬🤬🤬🤬🤬
Omirsa Benites
Elena está demasiado confiada con ese desgraciado, es muy ingenua 🤬🤬🤬🤬🤬
Omirsa Benites
Se feliz Carla te lo mereces 💞💞💞
Omirsa Benites
Ay por Dios estos capítulos me tienen a la expectativa 😳😳😳
Omirsa Benites
A quien va a matar ese desgraciado a Elena, Manuela o el niño 🤬🤬🤬🤬🤬😢😢😢
Omirsa Benites
Ay por Dios 😂😂😂
Omirsa Benites
Ay León ya no eres el feroz, ahora solo eres un cachorro que está tan asustado que hasta se mola en los pantalones 😂😂😂😂😂😂😂
Omirsa Benites
La edad no importa Bassini lo más importante es que los dos sienten lo mismo y eso les da felicidad 💞💞💞
Noelia Elizabeth Barrera
Excelente novela, me encantó 🥰
Yusmery Gomez
buenas noches autora espero poder leer más novelas de éste Género ☺️ porque déjeme decirle que su manera de escribir es Hermosa.
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