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¿Y Si Me Quedo?

¿Y Si Me Quedo?

Status: Terminada
Genre:Romance / Yaoi / Doctor / Maltrato Emocional / Atracción entre enemigos / Completas
Popularitas:14
Nilai: 5
nombre de autor: Raylla Mary

Thiago siempre fue lo opuesto a la perfección que sus padres exigían: tímido, demasiado sensible, roto por dentro. Hijo rechazado de dos renombrados médicos de Australia, creció a la sombra de la indiferencia, salvado únicamente por el amor incondicional de su hermano mayor, Theo. Fue gracias a él que, a los dieciocho años, Thiago consiguió su primer trabajo como técnico de enfermería en el hospital perteneciente a su familia, un detalle que él se esfuerza por ocultar.

Pero nada podría prepararlo para el impacto de conocer al doctor Dominic Vasconcellos. Frío, calculador y brillante, el neurocirujano de treinta años parece despreciar a Thiago desde la primera mirada, creyendo que no es más que otro chico intentando llamar la atención en los pasillos del hospital. Lo que Dominic no sabe es que Thiago es el hermano menor de su mejor amigo y heredero del propio hospital en el que trabajan.
Mientras Dominic intenta mantener la distancia, Thiago, con su sonrisa dulce y corazón herido, se acerca cada vez más.

NovelToon tiene autorización de Raylla Mary para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 22

El Peso de la Fecha

El sol se filtraba tímidamente entre las cortinas de la habitación, calentando las sábanas con una delicadeza casi simbólica. Dominic abrió los ojos despacio, sintiendo primero el calor de la luz... y luego el de la mano entrelazada en la suya.

Thiago aún dormía. El rostro sereno, los labios entreabiertos. Había un rastro de paz allí, pero también el cansancio profundo de quien sueña con cosas que aún duelen.

Dominic observó durante largos minutos. No como quien vigila. Sino como quien agradece.

Por él estar allí. Por estar, poco a poco, construyendo algo nuevo.

Cuando Thiago despertó, fue con los ojos levemente hinchados y un bostezo perezoso.

—¿Dormí mucho? —preguntó, con la voz ronca.

—Dormiste lo suficiente para parecer menos un fantasma —respondió Dominic, sonriendo—. ¿Tienes hambre?

—Creo que sí... Pero no sé si puedo comer. Aún tengo esa cosa en el estómago. La sensación de que algo malo va a pasar.

Dominic frunció el ceño con suavidad.

—¿Quieres hablar de eso?

Thiago vaciló. Después, se sentó despacio en la cama, llevando las piernas hasta el pecho.

—Mi cumpleaños es dentro de unos días.

Silencio.

—¿Y eso es malo por qué? —preguntó Dominic con cuidado.

—Porque odio los cumpleaños. Desde que todo sucedió... desde que empecé a sentirme como una carga. Cada año parece un recordatorio de que sobreviví... pero no sé para qué.

Dominic se acercó, sentándose en el borde de la cama.

—Thi... no eres una carga. Eres un milagro. Uno que aún se está reconstruyendo.

Thiago rió sin humor.

—Es gracioso llamar "milagro" a alguien que casi se corta de nuevo la semana pasada.

Dominic no se alejó. No desvió la mirada. No huyó del dolor.

—Y aún así, pediste ayuda. Lloraste en mi pecho. No te perdiste. Eso también es un milagro. Porque hay gente que se deja hundir, y tú... tú aún luchas, incluso cansado.

La garganta de Thiago se apretó.

—¿Por qué crees tanto en mí?

Dominic apoyó la frente en la de él.

—Porque veo en ti lo que tú aún no ves. Coraje. Y algo que puede convertirse en amor. Incluso... por ti mismo.

Más tarde, mientras Thiago se duchaba, Dominic fue hasta la sala y mandó un mensaje a Theo:

[Mensaje]

> "El cumpleaños de Thi se acerca. Sé que él odia la fecha. Pero tal vez... si vamos con calma... él pueda tener un recuerdo diferente este año. Algo leve, pequeño. Pero con significado."

La respuesta llegó rápido:

[Theo]

> "Estoy dentro. Él merece un nuevo comienzo. Sin trauma, sin dolor. Solo amor. Cuenta conmigo."

Dominic respiró hondo.

Thiago tal vez aún no lo supiera, pero había una red entera formándose bajo sus pies.

Hecha de gente que no iba a dejarlo caer.

El vapor de la ducha aún escapaba por la rendija de la puerta cuando Thiago salió del baño. Estaba con una camiseta gris ancha y el pelo desordenado, las mejillas aún rojas del calor del agua.

Dominic levantó los ojos del celular así que lo vio.

—¿Estás mejor?

Thiago se encogió de hombros, caminando despacio hasta el sofá.

—Físicamente, sí. El resto... aún está desordenado aquí dentro.

Señaló la propia cabeza, después el pecho.

Dominic hizo señal para que se sentara cerca. Thiago vaciló solo un segundo, entonces cedió.

—Lo estoy intentando —dijo, con los ojos puestos en el suelo—. Juro que lo estoy. Pero hay horas en las que todo vuelve. El recuerdo, la vergüenza, el miedo... Y lo peor es que no entiendo por qué aún siento todo eso. Ya pasó, ¿no? Ya acabó. Pero parece que mi cuerpo no lo sabe.

Dominic no dijo nada al inicio. Apenas se acercó y, con delicadeza, pasó el brazo por detrás de él, tocando levemente su nuca con los dedos.

—Tu cuerpo lo sabe, sí. Pero también sabe que fue lastimado. Sabe que quedó tiempo de más fingiendo que estaba todo bien. Y ahora está aprendiendo... que puede relajarse. Que puede llorar. Que puede confiar.

Thiago giró el rostro despacio, mirando a Dominic. Los ojos estaban húmedos, pero calmos.

—¿De verdad crees que puedo cambiar esta historia?

—No solo lo creo —respondió Dominic—. Creo en eso con todo lo que soy. Pero no porque tengas que ser alguien diferente. Solo porque mereces verte con los ojos de quien te ama.

Thiago respiró hondo. La emoción parecía un nudo en la garganta.

—¿Y si nunca soy normal?

Dominic sonrió con ternura.

—No quiero "normal". Te quiero a ti. De este modo torcido, lleno de grietas y aún así brillando en cada gesto de coraje. Thi, estoy aquí por entero. Y no me voy a ir.

El silencio vino de nuevo. Solo que, esta vez, fue acogedor. Un silencio donde las palabras ya no eran más necesarias.

Thiago se acercó, despacio, y apoyó la cabeza en el hombro de Dominic. El corazón latía acelerado. Pero no era miedo. Era... algo nuevo. Algo bueno.

—Gracias —susurró.

Dominic besó sus cabellos con levedad.

—Gracias a ti, por confiar.

Más tarde, mientras Dominic preparaba un té y ponía una película antigua para pasar en la TV, Thiago lo observaba desde la puerta de la cocina.

Y por primera vez, en muchos cumpleaños, él pensó que tal vez... solo tal vez... no estuviera completamente solo.

Tal vez aún hubiera algo que celebrar.

Aunque fuera el simple hecho de aún estar aquí.

Y querer vivir.

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