Un psiquiatra con habilidades mentales inusuales trata a un mafioso con pesadillas. Aunque inicialmente el psiquiatra parece el curador, la relación se vuelve ambigua, un juego de poder donde ambos podrían influir y manipular al otro, difuminando la línea entre paciente y terapeuta.
El psiquiatra puede aliviar la ansiedad del mafioso, pero al mismo tiempo, el mafioso, con su experiencia y astucia, podría influir en el psiquiatra, desafiando sus métodos y explorando las implicaciones éticas y personales de sus habilidades.
La relación, por lo tanto, transciende la simple interacción médico-paciente, convirtiéndose en un complejo intercambio de influencias donde la línea entre la curación y la manipulación se vuelve borrosa.
¿Quién, al final, ha curado a quién?.
Final inesperado...
—¿Quieres saber que sucederá?. Te invito a leer. (☞ ͡° ͜ʖ ͡°)☞
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Capitulo 22
El cuerpo de Zachary comenzó a temblar; el flujo de su subconsciente estaba completamente fuera de control. En ese caótico espacio entrelazado, la lluvia y la sangre se fundían.
Mucho tiempo atrás, un adulto, se detuvo bajo la lluvia torrencial y contempló su delgada figura del pasado. Al acercarse, Zachary tiró de la esquina de su abrigo y lo miró con la mirada perdida.
—¿Qué hizo mal Zacha?.
El hombre le acaricio el cabello y no dijo nada.
—¿Soy un chico malo? —el pequeño Zachary lo miró a los ojos y el Zachary adulto, respondió con seriedad
—No.
—¿Pero por qué no le gusto a mi abuelo? — Zachary tenía lágrimas en los ojos —Ese día, mi abuelo materno se emborrachó y me estranguló; me dolió muchísimo, y dijo que sería mejor que no existiera.
Zachary bajó la mirada; la lluvia resbalaba por sus pestañas.
—Era un bastardo.
—Por mi mataron a mi madre. ¿Es por mi culpa?. ¿Se suponía que nunca debía haber nacido?. ¿Por qué no pude morir yo en lugar de mi madre?.
En la sala de tratamiento, Zachary se acurrucó, con lágrimas brotando de sus ojos y las venas palpitando en sus sienes.
Keith le tomó la mano y le dijo con dulzura.
— Zacha, ¿me oyes?.
En el mundo de los sueños, Zachary vio a Keith con un paraguas caminando hacia él.
—Zacha, ¿me oyes?.
Zachary lo escuchó, pero no quiso responder.
El pequeño Zachary preguntó.
—¿Quién eres?.
Keith sonrió.
—Soy tu psicoterapeuta, pórtate bien y llama a tu maestro
—Maestro — El pequeño Zachary sonrío —¡A Zacha le gustan los maestros porque mi madre también lo es!.
—Mmm —Keith le secó suavemente las lágrimas de su rostro —¿Por qué lloras? Un hombre no puede llorar.
—No estoy llorando —se defendió el pequeño Zachary —es que llueve.
—Genial —Keith le entregó su paraguas —Debes usarlo cuando llueva.
El pequeño Zachary lo señalo.
—¡Él tampoco usa uno!.
—Hablo con él luego, escucha primero, ¿de acuerdo?.
—De acuerdo — El pequeño Zachary se sentó al borde de la calle, con su paraguas en la mano.
Keith y Zachary permanecieron uno al lado del otro.
—¿En qué piensas, Zacha?
Zachary guardó silencio.
Keith dijo.
—Llevas demasiado tiempo aquí, ¿salimos?.
—No.
—No seas caprichoso.
—¿Te vas? — El pequeño Zachary estaba un poco incómodo.
—No — dijo Zachary —Me quedo aquí, no voy a ninguna parte.
Keith preguntó de repente.
—¿Quién te puso ese nombre?, Zachary.
—No tienes que ver contigo.
Los ojos de Zachary se iluminaron.
—¡Zacha lo sabe! ¡Es tu Madre!. ¿Qué significa?.
—No hay significado ninguno.
—¡Sí que lo hay!— ¡Zacha lo sabe! ¡Madre ha dicho que Zachary significa, Dios recuerda!.
Keith tomó la mano de Zachary y le susurró al oído.
—Zacha, tu madre lo dejó todo por ti, y eres su tesoro más preciado. Tu existencia, en sí misma, es el mayor significado, eres la continuación de su vida. ¿Quieres fallarle y quedarte aquí para siempre? ¿Querría que fueras un cobarde?.
En la sala de tratamiento, los ojos de Zachary se abrieron de golpe.
Keith respiró aliviado y apretó la palma de su mano.
—Bienvenido de nuevo al mundo real, Zacha.
Los ojos de Zachary estaban desfallecidos, obviamente aún no se había recuperado. Keith se culpó a sí mismo.
—Lo siento, no esperaba que las cosas fueran tan difíciles...
—Está bien — Zachary se relajó y lo miró con calma —Hace mucho tiempo que sé que no tengo remedio.
—¿Eres el médico o soy yo? —Keith le frotó el pelo —Tranquilo, todavía tenemos... mucho tiempo. Cuando pueda desbloquear lo que en verdad te afecta serás curado.
Zachary dijo.
—Tengo sed.
Keith le sirvió un vaso de agua.
—Tu personalidad se dividió en dos hace un momento. ¿Cuántos años tenías cuando pasó eso?.
Zachary se incorporó de la cama y tomó el vaso de agua.
—No lo recuerdo.
—Zacha, ¿por qué me mientes?.
—No me llames así— Zachary bebió un poco de agua y poco a poco se calmó —¿Cómo te mentí?.
—Cuando nos conocimos, una vez te pregunté cómo te llamaban tus allegados", Keith lo miró fijamente —Dijiste que te llamaban Zacha.
—Sí.
—Pero solo fue a esa edad, ahora no es así.
Zachary dejó su vaso de agua sobre la mesa.
—Ese es mi apodo, no lo he usado desde que soy adulto.
—¿Puedo seguir llamándote así?.
—No.
—Zacha es muy tacaño.
—Cállate.
Keith rió en voz baja.
—Vale, no te voy a molestar, necesitas descansar un rato.
—Mmm.
—Aunque la hipnosis de hoy no fue un éxito, no fue un fracaso total— Keith sonrió suavemente— Podemos hacerlo más a menudo en el futuro, seré amable.
Zachary : ”...”
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A la mañana siguiente, Keith dejó a Zachary abajo, en el edificio de abogados.
Casualmente, Aslan se topó con él de nuevo. Al ver la mirada significativa en sus ojos, Zachary palideció, mientras Keith sonreía triunfante.
Aslan: Señor Hatlin.
Zachary : Cállate.
Aslan: ¿Todavía no he dicho nada?.
Zachary : Entonces no digas nada.
Aslan: ¿???.
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Alrededor de las once, Keith recibió una llamada.
—Hola, clínica Healthy Mind.
—Señor Neal, soy Peter —La voz de Peter sonaba suave —Le comento de mi último recital infantil. Me pregunto si puede venir a escucharlo, el señor Hatlin también irá.
—¿Cuándo?.
—Este domingo por la tarde.
—De acuerdo.
—Le enviaré la dirección más tarde —dijo Peter con sinceridad —Espero verlo de nuevo, señor Neal.
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El domingo por la tarde,
Keith condujo hasta la dirección que Peter le había dado a la hora acordada.
Era una zona nueva a las afueras de la ciudad, a cierta distancia. Rodeada de montañas y agua, era ideal para artistas, pero un poco apartada. Al llegar, vio un edificio de mármol blanco frente a él. Tenía un toque de iglesia.
Keith aparcó, fue al porche y tocó el timbre. En un instante, la puerta se abrió.
Peter, vestido con una camisa larga le sonrió.
—Señor Neal, bienvenido.
Keith asintió y entró.
Peter cerró la puerta tras él. La luz se volvió extremadamente tenue de repente, y a Keith le llevó mucho tiempo acostumbrarse. Lo que le impactó fue que, a diferencia del exterior blanco, el interior estaba casi completamente oscuro y, a primera vista, parecía estar enjaulado en la oscuridad de la noche.
En ese momento, se oyó un chasquido seco, el sonido de una cerradura al cerrarse. Lo primero que le vino a la mente fue que él le había mencionado a Zachary que Peter probablemente tenía problemas psicológicos. En ese momento, no le creyó e incluso bromeó con él.
Ahora, al ver a Peter que se acercaba, Keith sintió instintivamente... un aura de peligro.
