Me Convertí En La Amante De Mi Esposo

No tenía una respuesta para Emir, me sentía un poco egoísta y me daba pesar versus rostro con temor de perderme. Si el saberlo yo ya era suya, el se estaba convirtiendo en una persona muy especial en mi vida.

Pero justo en ese instante no sabía qué responder. Lo único que logró salir de mi boca fue que no me perdería, que yo no tendría ojos para nadie más, solo necesitaba tiempo y nada más.

Me partió el corazón cuando se fue sin decir una palabra, la tristeza se reflejaba en sus ojos y era por mi culpa. ¿Acaso hice lo correcto?, Emir no era así, siempre fue una persona segura se si mismo, ¿que lo estaba cambiando?, ¿yo era la culpable?

Recogí mis cosas y me fuia a mi casa, ni siquiera espere a Ana, no quería ser i terrogada por el mismo tema. " Mi jefe y yo", cuando llegué sentí que había alguien esperando, pensé que era Emir, sin embargo me lleve una sorpresa, era Leonardo. Esto no podía estar pasando, cómo es que se aparece en este momento.

Buenas, ¿se te quedó algo Leonardo?, su rostro de derrota era descomunal, Cristina mi amor ¿cómo estás?, primero que todo no soy tu amor, nunca lo fui y mucho menos lo soy ahora, dime rápido sí, Te extraño Cristina, dame una oportunidad, nadie es como tú,  Obvio Leonardo, nadie tolera que le pases las amantes en el rostro y sigan ocupando el mismo lugar de estúpida, eso solo lo hice yo.

Si terminaste por favor marchate, él insistía pero se estaba poniendo algo agresivo, una nueva faceta que no le conocía, cuando intenté entrar a la casa me tomó fuerte del brazo, me asuste y le pedí que parara con esa actitud pero seguía insistiendo, no podía contra él, comencé a levantar la voz para que alguien me escuchara, de pronto Emir apareció, lo golpeó y ambos comenzaron a intercambiar golpes, intenté separarlos y amanece a Leonardo en llamar a la policía.

Fue la única manera de poder detenerlo, me miro fijamente y me dijo; ya entiendo porqué no vuelves conmigo, tienes un amante, te revuelcas con este hombre y me rechazas a mí, me llene de rabia y le di un golpe en la cara que hasta lo hice sangrar,  tú fuiste quien me engaño, me humilló y ahora ¿soy yo la cualquiera?, pues no te lo permito, no te permito ni una más. Quiero que te largues, que desaparezcas y no vuelvas a molestarme en tu vida, eres el peor error que he cometido  y créeme que no lo pienso repetir. 

Ya la escuchaste dijo Emir, que te largues o yo mismo me encargaré. Leonardo estaba aturdido, le costaba creer quién era la mujer frente a él, pero sí  esa mujer era yo, alguien con dolor y rabia que no confiaba en los hombres.

Cuando por fin se marchó Emir me abrazó, yo solté a llorar como una niña, me sentía horrible, entre sollozos le dije, ¿ves porqué vivimos en mundos distintos?, yo solo traería problemas a tu vida, no digas eso Cristina, si me aceptaras yo podría cuidarte siempre y esto que acaba de ocurrir no se repetiría más, vayamos adentro, ya no llores.

Entramos y preparé un te, necesitaba relajarme, esa noche él se quedó conmigo y me pidió agarrarme el día, su rostro se encontraba lleno de moretones, lo curé y al mismo tiempo agradecí, el siempre tan leal y protegiéndome.

No se que hubiese pasado si no apareces, no me dejes sola nunca, lo apreté fuerte hacia mí,  él respondió con un beso en la frente y una sonrisa dándome la seguridad de que así será.

Dentro de mí me preguntaba ¿ Acaso es buena idea arriesgarme?, ¿será posible que Emir si me ame de verdad?