El amor no siempre es un cuento de adas.
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horrible
Colgó y me miró enojado.
¿Que quieres?, dijo sacando un cigarrillo.
Yo nada, dije asombrada, no sabía que el fumaba, se mira tan bien que pensé que cuidaba mucho su cuerpo.
Entonces ve a trabajar, dijo tomando de nuevo su móvil.
Me iba a ir pero pensé que si no le decía las cosas se iba a enojar más.
Perdón Nicolás, pero estaba vendiendo galletas a las modelos, Magda se enojo y me dijo que aquí está prohibido vender, por favor no me despidas, necesito el trabajo mi madre está enferma y no quiero que el idiota de Gustavo, pague las medicinas de mi mamá.
El giro su silla y me miró serio.
¿Quién es Gustavo?, ¿tu primo?.
No, es un amigo de la familia.
No vendas tus galletas, por favor, tenemos muchas campañas y ellas necesitan tener un peso, yo te subiré el salario.
No es necesario, no venderé las galletas, puedo venderlas en la cafetería, dije sonriendo. Era una buena idea ofrecerlas a la cafetería.
Cómo gustes, dijo serio.
El seguía angustiado, no tomaba importancia al problema, salí de su oficina y tome unas galletas que había hecho para mí y entre a su oficina.
Estas son para ti, cuando me siento preocupada como una y siento que el chocolate ayuda a relajarme.
El me miró asombrado.
Tomó una galleta y la comió frente a mi.
Están deliciosas, gracias.
De nada.
Así que tú eras la que hacía, las galletas, susurro.
Yo quería regresar y preguntarle si mi hermana le había dado a probar mis galletas, pero ahora no quiero tener problemas, necesito trabajo.
A la hora de la salida, su secretaria me llamo el queria verme.
Entre nerviosa a su oficina, el estaba escribiendo en su celular.
¿Paso algo?, dije nerviosa.
Mañana quiero una caja de galletas, ¿cuánto es?, dijo serio.
No puedo venderte galletas, dije nerviosa.
¿Por qué?, dijo el levantándose de su silla y acercándose a mi.
Ya se que soy horrible, pero no puedo venderte galletas porque eres mi jefe y yo te debo dinero, así que te ofrezco galletas por el dinero que me prestó.
El sonrió y mordió su labio.
Yo sonreí, te parece el trato, extendí la mano.
El me dio la mano.
No eres horrible, eres muy bella Tamara, que cualquier hombre moriría por estar con alguien como tú, tienes una personalidad que vuelve loco a cualquiera.
Yo senti que mis mejillas se ponían coloradas y baje la mirada.
Espero mis galletas, dijo alejándose de mi.
Si señor, dije saliendo rápido de ahí.
El es un idiota, dije corriendo a la parada de autobús.
Porqué me dijo eso, me tiro la onda y lo peor es que me puso tan nerviosa que estoy temblando, decía mirando mis manos.
Entre a mi casa pensando en las palabras de Nicolás y si solo es una trampa, tal vez así enamoro a Lina. Debería de colocar veneno en sus galletas, pensaba.
Y si solo eran amigos, además el es gay. Tal vez, yo estoy exagerando, así dijo la vez pasada que era una exagerada.
Soy una tonta enamorada de un gay, que puede ser el asesino de mi hermana, si que estoy loca.
Espera ¿enamorada?, no, no, yo no estoy enamorada, el ni siquiera es mi tipo, basta ya Tamara concéntrate.
Hola Tamara, decía Gustavo con unos papeles en la mano.
Ya tenemos más pistas, pronto van a encerrar al culpable que asesino a tu hermana.
Mis papás estaban felices y yo los abracé.
En la noche preparé las galletas de Nicolás.
Llegue temprano el se bajó de su auto y abrió la puerta.
Tenga jefe, dije dándole las galletas.
Ahora me dirás jefe, pensé que me dirías Nicolas.
Mientras trabaje aquí te diré jefe, permiso.
Fui a mi área de trabajo.
El entró y se acercó a mi.
Tamara ¿que sucede?, ¿por qué estás enojada conmigo?
No estoy enojada.
Es por qué te dije que eres bella y que a cualquier hombre le gustaría estar contigo. Por favor Tamara era solo un cumplido, la cagué cuando te dije horrible, solo quería que supieras que no lo eres.
Si soy horrible, dije molesta.
Ella tenía razón eres testaruda, necia y orgullosa.
¿Quién tenía razón? dije molesta.
El se quedó callado.
¿Quién piensa eso de mi?
Magda.
¡Mientes!, le grite.
Fue mi hermana, ella te dijo eso de mi, ella te dio de mis galletas antes, la conociste y me ocultas que la conoces. ¿Por qué?, grite molesta.
Por qué, se lo difícil que es para ti hablar de ella, no sabía cómo tocar el tema, dijo triste.
Pues dime, ¿que carajos tenías tu con mi hermana? Eran amantes, ¿te la cogiste?
Que no, claro que no.
Mientes, dije acercándome a el.
No te miento, éramos amigos, ella iba a ser mi socia en un nuevo negocio siempre hablaba de su hermana y lo divertida que eras. Yo estúpidamente le dije presentame a tu hermanita necesito alguien así en mi vida, ella dijo que no, que jamás dejaría que alguien tan idiota como yo saliera con su hermana y sabes que cuando te conoci no me interesabas en absoluto, después te fui conociendo y eres ...
Se quedó callado mirándome, yo lo miraba asombrada.
Eres horrible, me dijo sonriendo.
Le di una cachetada y el me beso.
Le respondí su beso con desesperación, era increíble besando.
Nos separamos y el me miró sonriendo.
Esto no está bien, dije alejándome de el.
Tu eres mi jefe.
Tienes razón soy tu jefe y creo que cometí un error, dijo saliendo del departamento.
Las chicas llegaban y yo trataba de olvidar ese beso con el, pero solo de recordarlo me temblaba el cuerpo.
No quiero sentir cosas por el, no lo conozco y no se si confiar en el, pensaba.
Horas después entró acompañado de una mujer hermosa, nos informo que sería una nueva modelo que la ayudáramos a sentirse cómoda.
Yo lo mire, el me ignoraba.
A la salida entre a su oficina, el estaba ocupado.
¿Que quieres? Dijo mirando la computadora.
Eran amigos y porque ella nunca dijo nada de ti.
No tengo idea Tamara.
¿Algo más en lo que pueda ayudarte?.
No nada, dije saliendo rápido de su oficina.