La historia se centra en 12 personajes que descubren que poseen poderes especiales y que son la clave para salvar al mundo. Estos personajes tienen que aprender a controlar sus poderes y luchar contra fuerzas oscuras. La historia se desarrolla en el marco de "La Sociedad de Poder", donde los personajes deben enfrentarse a diversos desafíos y peligros.
NovelToon tiene autorización de Juliet Castillo para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
11. Científico loco.
PISCIS:
Abrí los ojos de inmediato, antes de incorporarme y observar mi entorno con confusión. Mi último recuerdo era la imagen de esa figura enigmática chasqueando los dedos, justo antes de sentir un irresistible deseo de cerrar los ojos y dormir.
Me hallaba en una gran habitación iluminada. Las paredes, impecablemente blancas, exhibían algunos cuadros con la imagen de tres individuos: dos jóvenes muy similares, posando junto a un tercer chico que los observaba con sorna.
Yacía en el suelo, rodeada por mis amigos, todos profundamente dormidos, excepto yo, quien me debatía en un mar de dudas intentando averiguar la identidad del misterioso chico y el lugar donde nos encontrábamos.
¿Era posible que nos hubieran raptado dos veces en una sola semana? ¡Qué mala suerte la nuestra! Solo rogaba que no fuera de nuevo un anciano y que no volviéramos a ser atacados por individuos con poderes sobrenaturales.
En ese preciso instante, la puerta detrás de mí se abrió, así que me puse de pie de inmediato, mirando al extraño chico: era el mismo de ayer, con ropa del mismo color negro, pero ahora con una camiseta de manga corta negra y una gorra del mismo color que le ocultaba la parte superior del rostro.
Su aspecto me indicaba que era alguien malvado y que debía huir inmediatamente...
—¿Quién eres?—pregunté, apretando los puños—¿Qué quieres? ¿Por qué nos trajiste aquí?
El chico me ignoró, dándome la espalda y dirigiéndose al centro de la habitación. Allí había una silla, donde el joven se sentó y miró a mis amigos con una expresión de fastidio.
—¿Por qué no despiertan todavía?—se quejó, suspirando con agotamiento.
Inmediatamente, como por encanto, todos los chicos abrieron los ojos al unísono. Algunos observaron a su alrededor con confusión, mientras que otros miraban al chico con recelo.
—¿Y ahora qué ocurre?—preguntó Tauro, bostezando—¿Es que acaso no podemos pasar un día sin problemas?
El chico no respondió, solo sonrió misteriosamente. Los demás aprovecharon esos segundos de silencio para ponerse de pie y acercarse lentamente a mí, sin apartar la mirada del joven.
El chico se irguió, y al instante todos adoptaron una postura de combate, preparados para pelear. El chico se detuvo a una distancia prudencial, antes de sonreír.
—No me digan que creen poder vencerme en combate, y además ir a la Sociedad del Poder a salvar a vuestro abuelo—susurró el chico.
—¡Déjenos pasar!—exigió Ofiuco con tono imperativo—¡Déjenos pasar o les pisaremos encima después de enseñarles a no subestimarnos!
El chico se echó a reír a carcajadas, antes de levantar ambas manos frente a su rostro y volverse a sentar, sin borrar la sonrisa de su cara.
—¡Qué chicos tan interesantes!—exclamó con diversión—Ya entiendo por qué Sao depositó toda su confianza en ustedes.
—¿Sao?! ¡Espera, conoces a mi abuelo?—preguntó Ofiuco.
El chico mantuvo la mirada fija en Ofiuco durante un largo rato, con una expresión neutral, antes de dirigirla hacia nosotros.
—Empecemos primero con las presentaciones—pidió—Yo soy Hiro.
Todos lo observamos con desconcierto, pero solo Ofiuco reaccionó de forma exagerada. Dio un paso atrás, antes de acercarse rápidamente a Hiro para observarlo mejor.
—¿Hiro? Espera, ¿eres el Hiro que conozco?
Hiro asintió despacio, antes de mirar al chico con una sonrisa burlona.
—¿Sabes que existe algo llamado 'espacio personal'?preguntó, empujándolo y poniéndose de pie.
—Pero, ¿cómo es posible que sigas exactamente igual que antes?—preguntó Ofiuco—Deberías parecer un adulto y no un chico de mi edad.
Hiro se acercó al chico y sonrió con superioridad.
—Tú mejor que nadie conoces mi poder y sabes lo que puedo hacer—susurró, haciendo que Ofiuco se tensara.
El chico suspiró lentamente, con los ojos cerrados, antes de volver a mirar al chico desconocido.
—Si realmente eres tú, ¿dónde están los gemelos?"—preguntó, con una ceja arqueada.
De inmediato, la puerta se abrió dejando paso a dos jóvenes idénticos. El primero mostraba una expresión alegre y emocionada, mirándonos a todos con una gran sonrisa, mientras que su hermano gemelo nos observaba con desagrado antes de sentarse junto a Hiro.
—¡Hector ¡Hugo!—exclamó Ofiuco emocionado, acercándose a los dos chicos y dándoles una palmada en el hombro—¡Cuánto tiempo sin verlos, chicos!
—No me toques—pidió el segundo chico que había entrado—¿Acaso no sabes que existe algo llamado "espacio personal?
—Se nota que son familia—se rió Ofiuco, negando con diversión.
—¡Hey!—nos saludó el primer chico, con la misma alegría que nuestro amigo—Yo soy Hector, y él es Hugo—señaló a su hermano, quien había ignorado a Ofiuco y estaba jugando con su collar con forma de calavera, completamente ajeno a nuestro mundo.
Observé a ambos. Hector tenía el cabello negro azabache y ojos marrones, con una sonrisa permanente. Parecía un chico alegre y amigable, quizás el que más confianza me inspiraba entre los tres desconocidos.
Por otro lado, Hugo parecía realmente enfermo. Su cabello, del mismo color que el de su hermano, era un poco más largo, cayendo sobre su frente y orejas. Tenía la piel pálida, con ojeras pronunciadas, lo que hacía que sus ojos resaltaran en su rostro.
Ambos vestían idénticamente: pantalón oscuro, zapatillas del mismo tono y una polera negra de manga larga con una calavera estampada. La única diferencia era que Hugo llevaba un collar de calavera que manipulaba distraídamente con su mano derecha.
Mi atención se centró en Hiro, quien nos observaba con expresión distante. Llevaba el mismo cabello desaliñado que los gemelos, oculto bajo una gorra. Su ropa era similar, y tras observarlos detenidamente, confirmé que su vínculo iba más allá de una simple amistad.
Capricornio, en un susurro, reveló su deducción—Así que son gemelos...—Su mirada pasó del hermano jovial al más serio.
—¿Cómo lo supo?—preguntó el hermano de aspecto sombrío, rodando los ojos—Estoy seguro de que somos muy diferentes físicamente.
—Hermano, ¿cuántas veces te he dicho que dejes el sarcasmo?—suspiró el otro.
—Se parecen mucho, aunque Hugo difierencia de Hector en personalidad—afirmó Ofiuco, ignorándolos—Pero por mucho que parezca, Hugo es un buen chico.
—En realidad, Hugo representa a la perfección la imagen del portador de nuestros poderes—explicó Hector, encogiéndose de hombros.
—¿De vuestros poderes?—preguntó Libra, mirando primero a los gemelos y luego a Hiro—Seguramente sea algo oscuro, ¿no?
—¡Bingo!—sonrió Hiro, mientras que Hector sonreía avergonzado, antes de asentir.
Sin embargo, ya conocieron a mi primo—comentó Hector, mirando a Hiro—Puede parecer misterioso u oscuro, pero es un tipo muy bueno e inteligente.
—¡Basta, primo, me estás avergonzando!—sonrió Hiro, bromeando.
—Callense ustedes dos, no tenemos tiempo que perder—interrumpió Hugo—Seguramente se preguntan dónde está Sao y cómo podrán salvarlo.
Asentimos al unísono. Ignoraba qué me deparaba el futuro, ni qué debía hacer después, pero de algo estaba segura: salvaría a mi abuelo.