– He vivido tantas vidas que me resultan absurdas las personas que matan por poder y avaricia, o aquellas que quieren ser jóvenes eternamente. De nada sirve vivir sin un propósito o amor verdadero.
— Soy Gustavo Chevalier, el emperador del vasto imperio Terra Nova, pero durante muchos años fui el paladin de mi hermano. Fui testigo de cómo amó a su ahora esposa con todo el corazón en sus diferentes facetas.
— Han pasado siglos, pero yo sigo añorando su olor, su dulzura, su reconfortante presencia y su preciosa sonrisa, que iluminaba mis días.
NovelToon tiene autorización de huracán para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
¿Habla de usted?
Había pasado una semana y el emperador no se había comunicado con Mónica, lo que la tenía en una constante zozobra. La angustia era parte de sus días, así que tomó valor y se dirigió al palacio.
Pero al llegar, vio al emperador muy cerca de una dama. Con la elegancia y gracia que la caracterizaba, se acercó haciéndole una reverencia perfecta a ambos.
—Majestad, ¿me permite una audiencia con usted? —dijo Mónica con calma, pero por dentro la angustia la consumía.
—Ahora estoy ocupado —dijo el emperador sin mirarla, aunque su corazón quería salir corriendo tras ella.
—Prometo no quitarle mucho tiempo, será algo rápido —dijo Mónica, tratando de mantener la calma.
—En media hora te atenderé. Ve hacia mi despacho y espérame allí. —Mónica había sido ignorada sepulcralmente por el emperador, aunque muy adentro sentía que se lo merecía. Su corazón se ponía chiquito cuando él no la volteaba a ver. No le quedó de otra que retirarse, dejando al emperador en compañía de la dama.
— Majestad, no es buena idea darle celos a su prometida; los celos no son buenos consejeros —le dijo la princesa en forma de reproche.
— La princesa parece tener buen ojo —dijo el emperador con una sonrisa discreta.
— Soy mujer, majestad; me conozco muy bien esos trucos, pero son armas de doble filo. Las cosas pueden no salir como usted lo espera. Por su bien, espero que su prometida no atente contra la integridad de mi cabello —dijo la princesa Berenice en tono burlón, pero con una ligera amenaza hacia el emperador. Ella lo veía como a un hermano mayor; tenía varios hermanos, pero ninguno era amable con ella, así que adoptó al emperador como su hermano mayor. Y, como buena hermana, le daría un pequeño consejo a su futura cuñada.
Mónica estaba más ansiosa que antes, mientras esperaba al emperador; se reprochaba lo estúpida que había sido. No conocía a la dama que lo acompañaba, pero no podía negar que su belleza y elegancia eran indiscutibles, lo que despertó unos profundos celos en ella.
Y, para colmo de sus males, el emperador llegó en compañía de la misma dama, lo que la estaba llevando a sus límites de paciencia. Ella añoraba un momento a solas con él, como aquel instante tan íntimo en el cual bailaron juntos, pero que ella terminó arruinando.
—Princesa, espero que pueda esperarme un momento; vuelvo enseguida —dijo el emperador, despidiéndose con un suave beso en la mano de la princesa, lo que hizo hervir a Mónica de celos. Él nunca le había besado la mano. Al entrar al despacho, el emperador tomó asiento en su escritorio, tomó unos documentos y, sin mirarla, preguntó.
— ¿Cuál es su solicitud? — Mónica quedó con un profundo dolor en su corazón por la indiferencia del emperador.
— Cuando estuve en el refugio, Jazmín entró en labor de parto. La niña nació sana, pero la madre terminó perdiendo la vida. Ella me pidió que cuidara de su hija. Vengo a solicitar el permiso para que me deje tener la custodia absoluta de la niña. Quiero registrarla como mi hija. — Mónica hablaba suavecito; sabía que no era el momento para disculparse, pues su grandote, estaba muy molesto con ella.
Aunque no lo pareciera, el emperador la estaba escuchando atentamente. Él no había recibido notificación alguna de lo que pasó en el refugio; solo le dijeron que Mónica llegó con bien al ducado. Al parecer, Mónica se había ganado la confianza y el respeto de todas las mujeres que vivían en el refugio.
— Hablaremos de eso después —le dijo el emperador, sin mostrar interés.
— Entiendo, pero q...
— Ahora estoy ocupado; después hablamos de eso. Ya puedes retirarte. — El emperador no la había dejado terminar de hablar porque él ya tenía una solución para eso, pero aún no era el momento de decírselo; se lo daría como regalo. Mónica salió con el corazón aprimido, sentía que le faltaba el aire y quería llorar largo y tendido.
— Cuide lo que tiene; cualquiera quisiera estar en su lugar —dijo la princesa apenas la vio salir.
— ¿Habla de usted? —Mónica se sentía realmente mal, como para lidiar con esa mujer, pero la duda no la dejaría dormir.
— No, yo tengo otros intereses —le dijo la princesa con sinceridad.
— Pues no parece; el estar en todo momento al lado del emperador la delata. Su actuar muestra lo que su mente se niega a reconocer y su boca a decir —le dijo Mónica, hablando desde sus celos.
— Si quisiera ser la esposa del emperador, ya lo sería, pero no es así. Tiene a sus pies a un hombre realmente formidable, y aún así, ¿duda de él? ¿Qué clase de mujer es usted para juzgar mi actuar? ¡Oh! ya sé, la que juzga antes de conocer a las personas en realidad —le dijo la princesa, mirándola afiladamente; debía reconocer que esa apariencia dulce tenía muy buenas garras.
— Usted no sabe nada —dijo Mónica, apretando los dientes.
— Sé lo suficiente como para decirle que no todos vivimos en un castillo fortificado, siendo cuidados rigurosamente por un dragón que es capaz de dar la vida por nosotros. La vida real es un bosque, frío y tenebroso, en donde no sabes lo que te espera, donde vives o mueres, y lo único que decide lo anterior es luchar, luchar con uñas y dientes por tu vida, aunque en el intento te manches las manos de sangre. — La princesa se retiró; no quería seguir hablando con ella. Ya lo que quería lo logró, y era que esa carita dulce sacara las garras; eso le ayudaría en un futuro no muy lejano.
Por su parte, Mónica se retiró con sentimientos encontrados. Siente que es un caos y necesita calmarse antes de perder los estribos por completo.
Aviso: Estoy considerando retirarme de la app. Buscaré otra aplicación en la que pueda escribir. En caso de no encontrar una que sea de mi agrado y que beneficie de igual manera a mis lectores, tendré que retirarme de la escritura, ya que, por más que me guste escribir, no pienso regalar mi trabajo. Terminaré este trabajo, y puede que sea el último, aunque ya tenía la portada y los primeros capítulos de la historia de Sofía. Cuando tome la decisión, les estaré avisando.
😅😅😅
Cambio de nombres: Margaret en lugar de Mónica
1- tendrá el testimonio en tiempo real de las víctimas del depravado conde.
2- despertará a la realidad de todo lo que el Emperador ha hecho por su pueblo, en especial las mujeres.
3- tendrá la posibilidad de ayudar a esas chicas con sus habilidades de sanadora.
Tal vez así entienda que el amor que el Emperador siente por ella es real, puro y sincero; desde siempre y para siempre.