Amor, traición, asesinato, misterio que se irán descubriendo poco a poco sobre todo quien es la que se oculta tras los sucesos misteriosos que ocurren tras la guerra de poderes para obtener el dominio absoluto de las empresas Santibáñez.
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Capitulo 22 Herencia
Llego el lunes y Esteban había hecho una cita con Don Alonso, en las oficinas de la empresa D'Batista, quería hablar sobre la herencia de Chloe, que le correspondía por ser el viudo.
- ¿A qué debo tu visita Esteban? - pregunto Don Alonso.
- Buenos suegro, ahora como viudo de Chloé, creo que debería asumir las responsabilidades de todas las propiedades y dinero de mi esposa.
- ¿Herencia?, ¿Viudo? - pregunto Don Alonso - Creo que estás confundido, antes de que declararán oficialmente muerta a mi hija, hice unos cambios y todo pasó a mano de Isabel. cómo la única hija que me queda.
Esteban se sintió traicionado, sus planes habían sufrido un vuelco total, ahora debería armar un plan para casarse con Isabel, pero ese era el menor de sus problemas, ya que ellos eran amantes, el problema serian las habladurías.
Esteban apretó los dientes mientras trataba de procesar las palabras de Don Alonso. ¿Cómo podía ser posible? Todo el tiempo que había invertido en construir su fachada como el esposo devoto de Chloe ahora parecía en vano. Isabel, la amante que había mantenido en secreto, se había convertido en la clave de su próximo movimiento.
—Don Alonso, ¿está usted seguro de esto? —preguntó Esteban, fingiendo sorpresa e incredulidad—. Chloe siempre decía que quería asegurarse de que yo estuviera protegido si algo le sucedía.
El anciano lo miró fijamente, con una expresión que mezclaba desconfianza y cansancio.
—Las cosas cambian, Esteban. Yo tengo mis razones para modificar mi testamento, total todo es mío, y hago con ellos lo que me plazca. Y, francamente, creo que Isabel está mejor preparada para manejar esta herencia.
Esteban tuvo que morderse la lengua para no replicar. En su mente, los engranajes ya estaban girando. Si Isabel es la heredera, entonces mi camino está claro. Pero debo ser cuidadoso.
Cuando salió de la oficina de Don Alonso, sus pensamientos estaban divididos entre su próximo movimiento y el creciente nerviosismo que sentía ante las posibles habladurías. ¿Cómo explicarían al mundo un matrimonio entre él e Isabel? ¿Cómo cubrirían su relación pasada, ahora que Chloe era oficialmente declarada muerta?
Esa noche, mientras cenaba con Isabel en la mansión, Esteban le contó lo que había sucedido. Isabel, inicialmente sorprendida, pronto se recuperó y sonrió de manera enigmática.
—Bueno, querido, parece que todo está cayendo en su lugar. Ahora no hay nada que nos detenga.
Esteban la miró con cautela.
—Las habladurías sí pueden detenernos, Isabel. Si nos casamos demasiado pronto, la gente empezará a hablar. Tenemos que ser estratégicos.
Isabel tomó un sorbo de su vino y lo miró fijamente.
—Eso es fácil de solucionar, Esteban. Daremos un tiempo prudente para el luto, por supuesto. Pero mientras tanto, tú y yo podemos empezar a reforzar nuestra posición.
—¿Nuestra posición? —preguntó él, arqueando una ceja.
Isabel sonrió con malicia.
—La herencia ahora es mía, pero no puedo administrarla sola. Necesito tu experiencia, tu visión. Eres mi socio ideal, en todos los sentidos.
Esteban asintió lentamente, viendo cómo las piezas encajaban. El matrimonio sería inevitable, pero por ahora, trabajarían juntos para consolidar su poder. Sin embargo, algo en la sonrisa de Isabel le hizo sentir un escalofrío. ¿Y si ella también tenía su propio plan?
Mientras tanto, desde Italia Chloe observaba todo con satisfacción. Su plan avanzaba, y tanto Isabel como Esteban no tenían idea de lo que les esperaba.