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Amor Y Terror En El Espacio

Amor Y Terror En El Espacio

Status: En proceso
Genre:Acción / Reencuentro / Pareja destinada / Apocalipsis
Popularitas:613
Nilai: 5
nombre de autor: Edgar Romero

Amor, peligro, acción, romance, traiciones y mentiras se suscitan en la vida de dos astronautas cuya misión es salvar al mundo. Un grave peligro acecha a la humanidad: una estación espacial abandonada y sin control corre el riesgo de caer sobre la Tierra y su efecto será devastador tanto como el meteorito que acabó con los dinosaurios. La única manera de salvar al mundo es llegar a esa nave, manejarla y sacarla de la órbita terrestre. Los únicos astronautas que podrían lograr la hazaña y evitar la hecatombe son Nancy y Mike, ambos eran pareja pero ahora están enfrentados y se odian. Un complot, además, de uno de los jefes amenaza a la misión y lo peor de todo es que ambos astronautas deberán enfrentar una lluvia de meteoritos que bombardea a la estación espacial abandonada haciendo que el peligro sobre el planea sea aún mayor. ¿Podrán los dos superar sus diferencias y conseguir salvar a la humanidad de la extinción? No solo eso. Alarmados y aterrados por el inminente fin del mundo, todo el personal de la administración espacial en la Tierra abandonan sus puestos y tan solo quedan unos cuantos científicos que deberán dirigir las maniobras para que Nancy y Mike consigan llegar sanos a salvo a la estación espacial, viviendo toda clase de historias románticas, de odios, envidias y celos. Una novela actual y de mucho suspenso, "Amor y terror en el espacio", experimenta suspenso, romance y humor, todo lo que al lector apasiona.

NovelToon tiene autorización de Edgar Romero para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 15

  -¿Por qué rayos no pudieron advertir el peligro?-, se enfureció Ferguson cuando recibía una tras otras las alarmantes cifras de la desgracia. -Todo el continente está envuelto en llamas, el sismo ha matado más gente que una guerra nuclear, hay muchos bosques incendiándose y el tsunami ha sido tan colosal que hay ciudades enteras sumergidas bajo agua-, chilló aterrado y furioso a la vez. Hellström no sabía qué decirle.

   -Fue una lluvia de meteoritos. Golpearon el Investigator y un eje se desprendió y cayó sobre Europa-, intentó Hellström explicar la tragedia.

   -Ese brazo mecánico ha sido solo una muestra de lo que nos espera cuando el Investigator nos caiga encima-, advirtió, aterrado, a su vez,  David Bosley, el secretario de seguridad de los países unidos. Él tenía la responsabilidad de salvar al planeta.

  -Debemos destruir esa cosa como sea, si un solo brazo ha sido capaz de provocar tamaña catástrofe, es de imaginarse qué será de nosotros cuando se desplome ese enorme armatoste inservible sobre nuestras cabezas-, siguió refunfuñando Feguson.

   El despacho del secretario de los países unidos se llenó, entonces, de llamadas insistentes de todas partes del mundo, informando de la hecatombe que había provocado la caída de la enorme pala de acero.

  -Quiero al Investigator fuera de la Tierra, ahora mismo-, se enfureció Ferguson, golpeando la mesa de su despacho, haciendo saltar papeles, lapiceros, laptops y tablets, lanzándolos al suelo.

Gustav Majors vivía también idéntico panorama en su despacho presidencial. Y aunque el sismo se sintió con poca densidad, sin embargo, el tsunami que siguió a la explosión, había matado a muchísimas personas, sepultando en agua a numerosos pueblos costeros, tirando casas y edificios, además.

-Debemos buscar soluciones cuanto antes, James, o seremos testigos del fin del mundo-, llamó de inmediato a Hamilton.

  -El Investigator va a caer de todas maneras, Gustav, lo que estamos pensando es en moverlo de la órbita, ponerlo a funcionar otra vez y sacarlo de la atmósfera-, dijo Hamilton. Ese era el plan que había diseñado con Reynolds.

  -No sé qué harás o que estás pensando, lo que yo quiero es que ahora mismo esa cosa se aleje cuanto antes de la atmósfera, el miedo y el caos  es colosal, hay miles de suicidios, la gente habla del fin del mundo y  Europa está arrasada-, le enumeró Majors muy mortificado.

  Hamilton fue de inmediato a la oficina de Reynolds. Ni siquiera esperó que su chofer detuviera el auto, se lanzó a la carrera dando tumbos y trastabillando, dando portazos, pateando sillas y taburetes, empujando a los espantados empleados de la administración espacial, sumidos en el pánico por lo ocurrido en Europa.

  -Ya no tenemos tiempo Harold, debemos actuar de inmediato-, le dijo con los ojos desorbitados y la cara completamente encharcada en sudor. Su corazón tamborileaba en el pecho como un macabro redoble que solo anunciaba la muerte.

Reynolds estaba reunido con Joe Grand  y con Wolfang Kaltz, diseñando, justamente los pasos a seguir para rehabilitar la consola de mando del Investigator. En sus caras, sin embargo, había desilusión y desencanto.

  -Los paneles de control han colapsado, cumplieron su ciclo, los chips no sirven-, arrugó su nariz Grand.

  Hamilton sintió erizar los cabellos. -¿No puede reactivarse sus mecanismos?-, se puso aún más pálido.

  -Hellström dice que el Investigator fue hecho con una fecha de caducidad y que todos sus controles se apagaron en simultáneo para que el laboratorio pueda flotar sin rumbo en el espacio y quedarse orbitando en el confín del universo-, informó Kaltz desanimado y desconcertado a la vez.

  -Tardaríamos veinte años en poder reiniciar los controles y el mando del Investigator-, fue aún más lapidario Reynolds.

  -¿Me estás diciendo que el fin del mundo es inevitable?-, parpadeó Hamilton.

  -El Investigator está plagado de paneles, computadoras, mandos y chips, se necesita un ejército de ingenieros para reanudar su mecanismo-, dijo Grand fastidiado.

  Hamilton se sentía metido en arenas movedizas, ahogándose sin remedio. Aún rebotaba en sus sesos lo que le había dicho el presidente, de que debía alejar el peligro cuando antes y ahora Reynolds, Grand y Kaltz le decían que no había ninguna posibilidad de salvar a la humanidad.

  -Han muerto cinco millones de personas en Europa, han quedado arrasadas ciudades enteras, la mitad del país está bajo del agua, hay incendios por doquier y todo ha sido por apenas una pala mecánica, será peor cuando todo el Investigator nos caiga encima, toda esta hecatombe es culpa nuestra  y nosotros debemos salvar a la humanidad de su extinción, es lo que nos corresponde-, alzó la voz Hamilton.

  Todos guardaron silencio. Grand se meció en su silla y Kaltz no dejaba de rascarse los pelos. Reynolds mordió un labio.

   -Traigan al comandante del Investigator en éste instante, él debe saber todo sobre la consola de mando, de los chips, de los controles y los sistemas de ese laboratorio espacial-, ordenó  el el jefe de la administración espacial.

  -Estará llegando en una o dos horas-,  anunció Kaltz.

  -La única posibilidad real que tenemos es que Mike Robinson y Nancy  Guðmundsson  se trasladen al Investigator, lo pongan operativo y lo saquen de la órbita de la Tierra-, recordó Hamilton.

  Kaltz seguía siendo pesimista, sin embargo. -Se ha desatado una lluvia de meteoritos golpeando el Investigator. Ni Mike ni Nancy podrán llegar hasta el Investigator, morirán en el intento-, advirtió.

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Elizabeth Sánchez Herrera
más ➕ capítulos
Edgar Romero: Más episodios, Elizabeth. ¡¡¡Gracias por tu apoyo!!!
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