Susana caminaba esa mañana en la playa en la cual apenas apuntaba el alba, pero una silueta tirada le llamo la atención, al parecer era una mujer con largos cabellos negros, pero al acercarse, se dio cuenta que era una sirena con diversas heridas en el cuerpo, que apenas lograba respirar.
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El Ferry
Esa mañana estaba Susana y Darío en el muelle de Atenas, esperando el regreso de Apolo qué había ido a comprar los boletos del Ferry para ir a la isla de Mykonos.
Susana observaba como trataba con cariño Apolo a Darío.
-¿De verdad viajaremos en un Ferry? - pregunto entusiasmado Darío al ver esa embarcación azul.
-¡Si! ¡Es asombroso! ¡Realmente es grande! - decía Apolo, que para Susana le parecia ver a dos niños en esos momentos.
-¡No es grande! ¡Es gigante! - Decía Darío brincando de emoción.
Justamente estaban frente al mar, pero la ansiedad de Darío se había ido gracias a la influencia positiva de Apolo.
-¡Mamá lo ves! !Es gigante! - decía animado Darío.
Apolo sonreía al ver a Darío qué tomaba de la mano a Susana para abordar al Ferry.
Susana se dejaba llevar por Darío, jamás lo había visto tan feliz, y de repente voltio a ver hacia Apolo, que justamente estaba detrás de ella.
Sus rostros quedaron cerca qué un poco más,
Apolo pudo haber robado un beso de ella.
Sin embargo, se contuvo por que quería que ese beso se diera de manera natural.
Así que abordaron, pero mientras iban a sus asientos Darío veía el lugar, había dentro de este un restaurante.
-¿Podemos comer algo Papá Apolo? - pregunto Darío.
Susana al escucharlo en cierta manera se sintió con conflictos internos.
Es cierto que había escuchado la conversación de ambos en el automovil pero ella no se sentía bien al respecto.
-Darío... Esta vez... Yo les invitare, traigo las tarjetas y espero que podamos llegar a un lugar para comprar ropa, también ir a un hotel sería genial tomar un baño. - Dijo Susana.
-En cuanto lleguemos a Mykonos, iremos a un hotel, también buscaremos ropa - Dijo Apolo a Susana.
Darío pidió una bebida de chocolate, muffins y galletas.
Después de comer fueron a buscar los asientos.
El lugar era cómodo, viajar en un Ferry resultaba placentero.
Susana miro por la ventana el lugar era espléndido, el mar se veía hermoso.
Se parecía al mar qué rodeaba la isla donde había comenzado todo.
-¿Porque siento que estas molesta? ¿Hice algo que lo causará? - pregunto Apolo qué estaba sentado a lado de Susana.
Mientras Darío viendo que había pocos pasajeros, cambiaba de asiento buscando la mejor ventanilla para ver hacia afuera.
-No sé, quizás estoy tomando las cosas demasiado en serio, pero es que escuche la conversación de Darío y el pedirte que seas su padre mientras dure el viaje. Es algo que me incomoda. -
-¿Crees que no debería serlo? - Dijo Apolo a Susana.
Susana suspiro.
-Apolo yo se que quieres que mi hijo esté feliz, pero cuando el viaje termine, me da miedo que termine lastimado - Dijo Susana.
-No sucederá, Darío es un niño maduro, además Susana yo todavía te amo, puedo ser un padre para Darío... - estaba diciendo esto Apolo, hola, pero el semblante de Susana cambio.
-Darío es muy especial para mí, su nacimiento me dio las fuerzas de seguir viviendo, sin embargo tiene una situación de una alergia desde que nació y pues...- Dijo Susana pensando que no debería decir más.
- Susana yo te amo, lo hecho desde que te vi, lo que tu ames yo también lo haré, secretos qué guardes lo respetare y si algún día tienes confianza en mi, tus secretos los guardaré.
Tan solo dame una oportunidad de estar junto a ti y a Darío. - Dijo Apolo tomando la mano de Susana y dándole un beso en el dorso la mano.
Susana suspiro y iba a responder cuando vio a Darío frente a ellos.
Apolo tenia tomada la mano de Susana cerca de su rostro.
Y Susana se ruborizo al ver a su hijo.
-¿Son novios? Si es así, Apolo realmente será mi padre. - Dijo Darío con alegría.
Susana miro a Apolo.
Este sonreía de felicidad.
-Aun lo estamos pensando-- dijo Susana a su hijo Darío.
-Pues no lo piensen demasiado, quiero regresar a la escuela con el profesor, como mi padre - Dijo Darío y después de eso salio corriendo hacia la ventanilla más lejana.
Susana de repente se sintió presionada por ambos.
-Ustedes se pusieron de acuerdo - Dijo Susana a Apolo.
-¿Por que tienes miedo a sentir? - pregunto Apolo mientras ponía su cabeza en el hombro de Susana.
-Apolo, temo perder nuevamente lo que amo - Dijo Susana, mientras dejaba qué Apolo tomará su mano.
-Yo estaré junto a ti siempre, y protegere a Darío - Dijo Apolo besando tiernamente la mano de ella.
-Apolo...
Yo...
Dejame pensarlo - Dijo Susana, y entonces se levantó del asiento para ir a lado de Darío.
-¿Mamá eres la novia de Apolo? - pregunto Darío curiosamente.
Su madre movió la cabeza negandolo.
- Comprendo Mamá, lo que tú decidas estará bien para mí - Dijo Darío y le dio un beso a su madre en la mejilla.
Sin embargo una lágrima brotó de los ojos de Darío, mientras observaba por la ventanilla del Ferry.
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-Cariño llegue a casa - Dijo Río al ingresar a su departamento.
-Río, amor estoy en la cocina - Dijo una hermosa y dulce voz.
Río se quito el traje y la corbata, después se dirigió a la cocina, la silueta de su amada, era tan graciosa y bella a la vez.
Tenia harina hasta en la cabeza y un poco de salsa de tomate en la nariz.
Sin embargo su rostro se veía hermoso, su hermosa sonrisa era tan brillante, lo malo es que aun la comida que ella hacia o terminaba quemada o cruda, o de plano terminaba diferente a lo que se suponía qué iba hacer.
-Mmmmm huele bien...
¿Qué hiciste de cenar? ... - pregunto Río temiendo lo de siempre.
-Creo que esta vez me salio bien, las clases de cocina de la chef Georgia esta por fin dando resultados - Dijo ella sonriendo sacando del horno una pasta de ravioles gratinados.
-Vaya se ven bien.
No están quemados esta vez... - Dijo Río oliendo la pasta.
-Disculpa Río, soy muy mala tratando de cocinar como los humanos. - Dijo ella con una voz suave y melancolía.
-No, lo que me gusta de ti, es que no te rindes, para mí eres la mejor sirena y esposa, estoy orgullo de ti, mi amada Edilis.
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Me tenías triste pensé que nos habías abandonado