"Amaya Dalys, única hija y heredera del Ducado Dalys es caprichosa y casi toda la nobleza la odia por ser una megalómana justificada"
Esa es la conclusión a la que llega la nueva Amaya Dalys, sin embargo, esto no es lo que realmente le causa problemas. Si no su irrompible matrimonio con el Marqués Axel Hackett.
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YA SÉ DE LA REALIDAD (PARTE 2)
En el Ducado Dalys, ambos Duques seguían muriendo de preocupación.
Hasta que, entonces, la líder de las sirvientas, una mujer ya vieja entró a la habitación de sus señores casi rompiendola.
«¡Señor, Señora!, ¡¡La señorita, la señorita Amaya ha vuelto!!»
«¡!»
«¡!»
Ambos Duques no necesitaron más para correr por su pasillo y bajar por la escaleras para llegar al salón principal en dónde sólo vieron a su hija a pesar que Axel estaba parado a su lado.
«¡Amaya, cariño!»
«Santo cielo Amaya, ¿Dónde estabas?»
Ambos padres la abrazaron haciendo que se sorprendiera ante este remolino de emociones que era nuevo para ella, nunca la habían recibido de esa manera cuando se iba lejos y por tanto tiempo.
Ahora mismo, de alguna manera se sintió culpable y abrazando a sus padres sólo pudo decir:
«Lo siento, de verdad perdón, papá, mamá»
Ambos lloraron y su hija los abrazó hasta que se llegaron a calmar y sólo entonces vieron al Marqués Hackett parado tranquilamente cerca mientras miraba el reencuentro.
Lo miraron de forma asesina y el Duque empezó a gritar con un...
«¡Tú!, ¡¿Cómo pudiste llevártela sin avisarnos?!»
«Es mi esposa y se supone que estábamos en nuestra luna de miel»
El Duque frunció el ceño con una mirada oscura.
«Su matrimonio es un matrimonio por contrato, en 9 meses ustedes se divorciaran»
«...» [Claro, el maldito contrato. Debo encontrar los documentos de Amaya y quemarlos hasta las cenizas]
«Realmente espero que no se haya olvidado de eso Marqués»
«...» [Jamás podría olvidar ese maldito contrato]
«Lamento haber permitido que mi hermano, el Emperador, lo haya forzado a casarse con mi hija, por eso le prometí una ruta marítima al final del año»
Axel estaba por decir algo, pero Amaya habló primero.
«Ya basta papá, Axel no hizo nada. Si voy a echar la culpa a alguien de haberme escapado es a ustedes y a mi tío, incluso a los príncipes»
Ambos padres se asustaron y la Duquesa Dana sostuvo los hombros de su hija muy preocupada.
«¿Pero que dices, cariño?, ¿Cómo pudimos ser responsables de que hicieras algo tan peligroso?»
El Duque Dalys miró de forma asesina a su yerno otra vez.
«¿Cómo pudiste lavar el cerebro de mi hija para que odiara a sus padres?»
Amaya ya estaba empezando a cansarse y levantó la voz.
«¡Ya basta papá!»
«¡!»
«Entiendo que se preocupen por mí, les agradezco por amarme incluso más de lo que yo me amo a mi misma. Pero quiero que comprendan que ya no soy una niña»
Los dos se quedaron en silencio, abriendo sus ojos cómo platos ya que Amaya nunca les había hablado de esa forma ni de ese tema.
«Mamá, papá, tengo más de 20 años, miren bien, ¿Les parezco una niña de siete u ocho años?»
Amaya tomó la mano de ambos con cariño y lo llevó a su frente como si los honrara.
«No es que me desagrade, son los mejores padres que alguien podría haber pedido, me han llenado de amor más que nadie en el mundo. Pero ¿Qué se supone que haré cuando ya no estén para mí?»
Los ojos de ambos padres temblaron ante las palabras de su hija, como si nunca hubieran considerado aquella posibilidad.
«¿Cómo me voy a defender de los que intentan hacerme daño si nunca me han enseñado eso?»
«Los caballeros-»
Intentó decir Felipe Dalys, pero su hija lo volvió a cortar.
«Papá, los caballeros se irán en cuanto el dinero se acabe porque tampoco me exigieron aprender a administrar las tierras que posiblemente heredaría siendo su única hija»
Ambos padres sintieron como su hija soltaba sus manos lentamente y retrocedía para regresar al lado de Axel.
«Me han criado en un mundo en dónde "todo estaba bien", ¿Alguna vez pensaron en mostrarme la realidad?»
«¡...!»
«¡...!»
«El como vive realmente la gente, que existen personas peligrosas o incluso personas locas y sin sentido común..., ¿Pensaron que el mundo me metió en esa lista por pensar que vivía en un mundo color de rosa según mi escasa visión de la realidad?»
Amaya les dio una triste sonrisa.
«Gracias por amarme, gracias por protegerme. Los quiero por darme el amor que muy pocas damas en la aristocracia tienen, Pero, ¿Piensan mantenerme en esta dulce jaula para siempre?»
Dana lloró cayendo al suelo con un...
«Lo siento, sniff, lo siento cariño, yo sólo quería que fueras feliz. Me encantaba ver cómo sonreias cada vez que obtenias lo que quierias... Sniff, no pensé que te sentirías así, sniff»
Amaya enterneció la mirada.
«Mamá, papá, estaré bien, he aprendido y he visto este mundo gracias a mi querido esposo. Gracias a él, sé del mundo real, de lo cruel y violento que puede ser. Y no tengo miedo de enfrentarlo»
Felipe miró a Axel, sinceramente todavía no terminaba de agradarle, pero su hija había madurado más de lo que había intentado él que madure.
Su hija sonrió con ligereza, agarró los pliegues de su sencillo vestido y se inclinó con elegancia y respeto.
«... Asi que. La Marquesa Amaya Hackett saluda a los Duques Dalys. Es un gran honor conocerlos y si no es mucha molestia ¿Podría quedarme a tomar el té?, quisiera contarles, lo que viví en este pequeño viaje»
Felipe limpió la lágrimas de su esposa y Dana se levantó del suelo con una sonrisa más tranquila.
«Sería un gran honor tomar el té, mi querida hija, Marquesa Amaya Hackett»
«Gracias por entender, querida madre»
***
En el más grandioso invernadero del Ducado Dalys, Axel veía desde la entrada la mesa en dónde estaba sentada su esposa junto a sus suegros.
Empezaron a hablar cómodamente en un lugar lleno de flores y el sol de medio dia iluminando a través de los vidrios.
Él tenía los brazos cruzados y veía a las sirvientas trayendo bocaditos para sus señores una y otra vez hasta llenar la mesa con sus mejores manjares.
Cuando todas las sirvientas se fueron Brenda apareció cubierta de negro de pies a cabeza, incluso su espada era negra.
Ella se inclinó de rodillas ante Axel.
«Estoy lista»
«¿Comiste bien?»
«Incluso eructé»
«Haha~, bien, ¿Y dónde dejaste a Sir Artur?»
«Esta durmiendo en mi habitación en el Marquesado, está tan cansado que no creo que despierte pronto»
«Ya veo, aunque fue muy molesto en su momento»
«De todas formas, ¿Cuál es mi misión?»
«Las sirvientas se pasarán la voz de que mi esposa ha regresado al Ducado, eso llegará a los caballeros del Ducado Dalys y entre ellos es seguro que hay caballeros del Palacio Imperial, enviarán un alcón a sus majestades y ellos vendrán tan rápido como sea posible»
«Seguro que querrán matarte por llevarte a mi señora»
«Amaya dijo que se ocuparía de defenderme»
«¿De verdad crees que pueda hacerlo?»
«Ella siempre ha hecho lo que se le venga en gana, así que le confiaré mi vida está vez»
«Ni a mi me confías tu vida, realmente ¿Te has enamorado de ella?»
Axel enterneció la mirada al ver el rostro brillante de su esposa que charlaba con su familia.
«Si»
«¿Cómo ocurrió eso?»
«Ni siquiera yo lo sé bien. Al principio estaba alerta por si era un truco manipulador, luego me aseguré que mi esposa realmente no estaba interesada en mí, siempre me sorprendía con sus ideas únicas, simplemente... De un momento sentí que algo estaba mal si no podía besarla por lo menos una vez al día. Para cuándo ya era tarde me di cuenta que era más que un gusto o curiosidad, me di cuenta que si ella se muere, no tiene sentido seguir vivo»
Brenda se preocupó y preguntó un tema delicado incluso para Axel.
«¿Ha pensado..., en cómo le dirá eso a su madre?»
«¡¡¡...!!!»
Axel dejó de mirar a su alegre esposa y fijó unos ojos crueles a Brenda.
«Solo ve al Palacio y completa la misión que te dí hace tres meses, más que nunca, hoy, el palacio Imperial estará ciertamente desprotegido y quiero que encuentres al maldito ser humano que intento matar a mi esposa, ¿Entendiste?»
«Si, con su permiso»
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en esta novela no hay magia?