La venganza sería la manifestación de la emoción pura, mientras que el castigo lo sería de la razón pura. Después de la muerte de su padre a manos de un líder terrorista, nuestra fénix como es llamada Cristin en la agencia de seguridad nacional. Busca el castigo para el asesino de su padre, así logra que él atente contra su vida, en ese despiadado acto Cristin pierde a su única hija, llevándola ha perder el camino. Pero al igual que el fénix, resurgirá de las cenizas para buscar justicia por el amor que le fue arrebatado. Zaid era un pequeño que vivía en la calle, adoptado por Yassir el enemigo de Cristin nuestra agente que sigue sus pasos, pero su verdadero nombre era Gael. en cierto momento queda dividido entre proteger al fénix o proteger al que ha sido su salvador y su padre toda su vida. El amor no siempre es sencillo, o leal, o romántico, también sabe ser amargo y doloroso. Podrán Zaid y Cristin sanar sus heridas, para poder tener un futuro distinto al que les fue impuesto.
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Es ella
Capítulo 22
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Marina no dejaba de salir con Mateo, habían pasado algunos días conociendo Cali y compartiendo tiempo de calidad. Le agradaba estar con él ya que en ningún momento se le había insinuado, la trataba como una amiga más. Eso le hacía sentir cómoda, disfrutaban de salidas a cenar, a comer, a desayunar y también la había invitado a Cartagena. Ella prometió pensarlo, pero igual sabía que podía acompañarle sin ningún peligro, aún así no se decidía.
Pero con el pasar de los días, pensaba más y más en Gael. No sabía si era él, quien la atraía a sus pensamientos, pero a veces sentía la necesidad de estar de nuevo entre sus brazos. No podía olvidar sus besos, sus caricias y sus ardientes encuentros. Así que sacaría su frustración acompañando al viaje a Mateo, tal vez así lograría despejar un poco su mente.
Mientras tanto Mateo tenía dificultades con su hermana, estaba molesta por su supuesta relación con Marina. La cual era evidente que se trataba de una simple amistad o por lo menos por parte de ella lo era.
—¿Que es lo que quieres Mía Roiter?.—preguntaba Mateo mientras respondía unos mensaje importantes de su empresa.
—Papá está furioso, simplemente porque andas con la mujer esa, con la que te han visto exhibirte por todo Cali. Espero que no sea importante, ya que tú estás comprometido. Cuando se entere Kiara la tendrás aquí en un instante.—respondía Mía
—Hermanita, el que salga con una amiga no quiere decir que rompa mi compromiso con Kiara. Además Marina es hermosa, sensual, inteligente pero no deja de poner una barrera entre nosotros, ella no es la típica mujer que se enreda con cualquiera. También no olvido que tenemos un apellido que preservar, y un imperio que seguir haciendo crecer. Marina volverá a su país, y tal vez no volvamos a coincidir.—le decía Mateo
—Ahora siento lástima por ti, papá jamás va a permitir que te enredes con una mujer como esa. Espero que por lo menos disfrutes del placer de llevar a esa mujer a la cama, así te servirá de consuelo. Suerte en Cartagena.—decía Mía
Mateo no tenía la intención de aprovecharse de Marina, ante todo era un caballero y además ella no mostraba interés en el. Para Mateo sí importaba que fuera mutuo, se conformaba con ser su amigo.
Todo estaba listo para llevarla a conocer Cartagena, aunque él tenía negocios que cerrar sin duda alguna estaría ocupado. Marina podía recorrer en total libertad cada rincón en lo que Mateo trabajaba, una habitación para ella y otra para él.
Marina decidió poner su bikini y disfrutar del sol, la arena y el mar. Siempre acompañada de un libro, disfrutó del sonido majestuoso del océano y como se levantaba el oleaje.
Más tarde Cristin regresaba al hotel para tomar un baño, y bajar a comer algo al restaurante. Habían dejado un recado para ella, Mateo la esperaba para comer pero fuera del hotel, de una vez salir a recorrer las calles de Cartagena. Después de bañarse, Cristin se vistió adecuadamente para buscar a Mateo, así poder salir. Llegaron a un restaurante que le habían recomendado a Mateo.
—¿Qué tal tu día?—preguntó
—Maravilloso, bajé a la playa leí un rato, dormí, después jugué un poco en las olas. Es hermoso todo aquí.—respondió Cristin
Después de la comida Mateo y Cristin salieron del restaurante, mientras recorrían las calles y se reían de las bromas que se hacían mutuamente. A lo lejos la reconoció Abdul, Zaid estaba cerrando un trato en uno de los restaurantes cerca de la misma zona. En primera no podía creerlo, en segunda le atemorizaba la reacción de su jefe al verla con otro. Aún así se armó de valor.
—Disculpe que los interrumpa, Zaid tenemos que hablar urgente.—dijo Abdul
—permítanme un momento.—dijo Zaid a sus socios y se levantó, para después alejarse de la mesa.—Te has vuelto loco, ¿por qué te atreviste a interrumpir?.—preguntó Zaid
—Encontré a Marina, va aquí por la calle.—respondió Abdul, sin dejarlo terminar Zaid salió a buscarla
Iba deprisa recorriendo el camino que le había señalado Abdul, efectivamente era ella. Pero ¿quién era el hombre con el que caminaba a su lado?, sin más espera enfureció al verla del brazo de otro.
—Marina!.—gritó fuertemente
Ella reconoció su voz, giró de inmediato a verlo al mismo tiempo soltando a Mateo. Ahí estaba Gael, ella sonrió al verlo. Pero él estaba furioso, se acercó a ella y antes de que pudiera reclamarle, ella lo abrazó y lo besó. Zaid quedó desarmado ante tal reacción, todo lo que pensaba se había desvanecido. Mateo sintió celos al verla con el, ahora entendía la actitud de Marina.
—Pensé que no te vería otra vez.—dijo Cristin
—Me sorprende tu reacción, ¿Qué haces con el?.—preguntó Zaid mientras lo veía desafiante
—Tranquilo solo somos amigos, vine por negocios y ella a conocer. Veo que tienen cosas que aclarar, te veo después.—respondió Mateo y siguió su camino, sin embargo Zaid no dejaría por terminado el tema.
—Me dejaste esperándote para nuestro viaje a Dubai, y te encuentro aquí con ese infeliz.—le reclamaba Zaid
—Murió mi mejor amigo, así que volví a la casa de mi familia en Cali. Conocí a Mateo y somos buenos amigos, no tenía a dónde llamarte. Por lo pronto no volvería a Milán, además soy una más de tu lista. No importaba si volvía o no.—decía Cristin
—Eso jamás, eres la única que me importa. Te he buscado cielo, mar y tierra. Solo para decirte que estoy loco por ti, que después de ti ya no hay nada. Que solo quiero ser tuyo y que tú seas mía.—confesaba sus sentimientos
—No juegues conmigo, pero también no puedo dejar de pensar en ti.—respondió Cristin mientras volvía a besarlo, Abdul se quedó cerrando el trato mientras Marina lo secuestraba para llevarlo a su habitación
Los besos entre ellos eran apasionados, llenos de fuego y de desenfreno, el jugueteo de sus labios se volvía excitante. Cristin traía su cabello suelto, debajo de su vestido solo tenía puesta su tanga de encaje.
Su respiración realmente estaba agitada, en cuanto a Zaid estaba listo para devorarla. Cristin quitó su vestido dejando sus senos totalmente visibles, a Zaid le encantaba lo que veía. No solo era deseo carnal, era unirse a la mujer que lo volvía loco.
Se acercó para acariciar y lamer sus pezones, arrancando los gemidos de su mujer. Zaid deslizó sus labios desde los senos de Marina, recorriendo su abdomen hasta llegar a su parte íntima, probaba una vez más de su indescriptible sabor después de unos minutos. Se puso de pie para girarla, así poder lamer y morder la espalda de Marina, ella estaba realmente extasiada por todas las caricias de Gael. Marina lo ayudaba a despojarse de su ropa mientras con sus labios besaba sus pectorales, Zaid le ayudó mientras deslizaba sus manos por su espalda. Marina fue bajando hasta el miembro de Zaid, donde decidió probar de él para hacerle sentí placer.
Zaid estaba disfrutando de todo ello, Marina lo estaba haciendo suyo, ya no pudo más así que la llevó contra la pared para seguir lamiendo y recorriendo su espalda, hasta llegar a su lencería de encaje, con su boca la jaló hasta quitársela por completo dejándola come lentamente desnuda, se colocó detrás para frotar su cuerpo con el de ella, mientras besaba su cuello y con su mano Zaid estimulaba sus centro. Marina gemía sin control alguno, estaba preparada para unirse a él y que la embistiera fuertemente.
Sin soltarla caminó con ella hasta llegar al borde de la cama, ahí la colocó en cuatro para unirse a ella y hacerla gozar. Se unió a ella y comenzó a embestirla, lo hacía lento para que ambos disfrutaran del momento, cada entrega entre ellos era verdaderamente única. Antes de que llegaran al clímax Zaid interrumpió la unión, se separó de ella para acostarla sobre la cama para unirse de frente a Marina, se introdujo en ella mientras la embestía lenta y delicadamente, para así poder besarla, quería permanecer cada día con ella sin testigos y haciéndola su mujer todo el tiempo.
Poco a poco subió la intensidad de las embestidas, la respiración de ambos se aceleraba sin control los gemidos de Marina los hacían perder el control. Hasta que juntos llegaron al clímax de la pasión, se quedaron así unidos mientras se besaban. Zaid besaba su nariz, sus mejillas y sus labios, pero permaneciendo entre sus piernas un rato considerable. Más tarde se acurrucaron para dormir juntos, un silencio los había invadido a ambos.
—Me encantó.—dijo Cristin
—Jamás quiero que te vuelvas a ir, solo soy tuyo.—respondió Zaid
Aunque aún Cristin se resistía a enamorarse de nuevo, el sentir esa emoción al ver a Gael despertó algo que estaba dormido en ella. Se refugió en los brazos de Gael y pasaron toda la noche juntos.