Soy Azahara y os voy a contar mi historia, aunque no lo creáis, todo lo que os voy a decir es real.
Nunca imaginé que dejaría mi casa, mi ciudad, mi familia y amigos, en fin en dejar mi vida para empezar otra en un lugar diferente donde solo conozco a un par de amigas y lo que menos esperaba era todo lo que me deparaba el futuro con seres increíbles pero reales.
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Capítulo 22. ¿Aceptan?.
Unai.
Después de salir de su habitación voy directo a la mía, necesito una ducha de agua fría y quizás un desahogo más profundo, Azahara me atraía más de lo que nunca me hubiera imaginado y entre las piernas tengo la prueba, estaba excitado, si no llego a salir de allí la hubiera hecho mía.
La dejo descansar esa noche, mañana tendremos que salir sin falta, por suerte en mi Jet podemos viajar sin esperar a que salga algún vuelo.
Después de esa gran ducha y tener que satisfacerme solo, hago un par de llamadas para tenerlo todo listo para mañana, tras la última llamada miro la hora y me doy cuenta que ya es hora de cenar, bajo al salón y todo está preparado, como solo, por lo visto Azahara no quería comer, lo que no sabía era si por mí compañía o porque no tuviera hambre.
Cuando terminé de cenar voy a la cocina.
- Preparame una bandeja con la cena de Azahara. - le dije a una de las cocineras. - yo mismo la llevaré. -
- Si Alfa. -
Una vez lista, cojo la bandeja y voy a la habitación de Azahara, esta vez llamo más fuerte a la puerta por si está con la música nuevamente.
- Te traje la cena ya que no has querido bajar. - dije nada más que ella abrió la puerta.
- No bajé porque no tengo hambre, pero gracias. - se retira de la puerta dándome paso.
- Algo tienes que comer, mañana iremos de viaje y no quiero complicaciones que lo retrasen. - dejé la bandeja en el mueble, mi voz era seria.
- No seré una complicación, no te preocupes por eso, no sería la primera vez que me acuesto sin cenar. - me contestó en el mismo tono que el mío.
- Eso espero, así que cena algo y descansa todo lo que puedas. - dicho esto me di la vuelta y me fui.
Yo también iba con intención de descansar está noche, pero al ver su cuerpo solo cubierto con un camisón que marcaba todas sus curvas, ese aroma que me volvía loco y las ganas que tenía de acostarme con ella, me sería difícil cerrar los ojos y no imaginarla encima de mí.
No sé a qué hora logré quedarme dormido, por mi mente pasaban mil cosas y en todas aparecía Azahara, nunca antes había sentido nada por una mujer, pero lo que yo sentía por ella era más de lo que se puede sentir por una compañera destinada, no quería admitirlo, pero tampoco podía engañarme, Azahara se había convertido más que en mi luna, me enamoré de ella, cuando la conocí sentí la atracción que se siente cuando conoces a tu luna, pero con el fin de semana que pasamos juntos, aunque no fue muy agradable, sin esperarlo acabé enamorándome, tenía que buscar a una hechicera lo antes posible, no podía seguir viviendo ni un día más sin poder hacerla mía, sin besarla y sin decirle a la manada que por fin tenían una Luna.
Eran las nueve de la mañana cuando salí de la habitación para ir a desayunar, solo esperaba que Azahara no tardara mucho en levantarse.
Cuando entre al salón, para mi sorpresa ella estaba allí desayunando.
- Buenos días. - contuve las ganas de besarla.
Su aroma estaba en todo el salón, y las ganas de tenerla volvieron, iba a tener un viaje muy duro, tenerla al lado y ni siquiera poder tocarla, solo tenía la esperanza que la vuelta fuera diferente, aunque aún tuviera el hechizo.
- Buenos días. -
Desayunamos en silencio, un silencio muy incómodo.
- Buenos días, Alfa, buenos días, Azahara, ya está todo preparado, cuando digáis podemos irnos. - dijo Eneko, mi Beta.
- Buenos días Eneko, yo solo tengo que subir por mi mochila. - sin decir nada más, subió las escaleras.
- Veo que sigue igual, no ha habido ningún cambio después de que se uniera a la manada. - cogió una magdalena y empezó a comérsela.
- Espero que eso cambie pronto, porque al final me vais a tener que meter en el manicomio, mi luna a cada rato me vuelve más loco, aunque me encanta su forma de ser, pero su rechazo me jode bastante. -
Me puse de pie en cuanto escuché sus pasos.
Los padres de Azahara no saben que vamos, ella quiso llamarlos, pero le dije que no, que mejor le diera una sorpresa, pero lo que no quería era que estuvieran al tanto de que íbamos por si decían de irse de allí al enterarse de todo.
El viaje tal y como esperaba fue una locura, su aroma impregnaba todo el Jet, por suerte para mí, mejor dicho por suerte para ella, Eneko y Xoán me entretenían la mayor parte del tiempo con cosas de la manada, si ellos no hubieran estado delante no sé yo que hubiera pasado.
En el aeropuerto nos esperaban dos coches y algunos miembros de la manada que mandé ayer, toda seguridad era poca.
Bajamos del Jet y nos montamos en el coche, fuimos derechos a la casa de Azahara, no quería perder ni un minuto más.
Al llegar Azahara abrió la puerta, tal y como esperaba la sorpresa de su llegada alegró a sus padres y hermano.
- Mi pequeña, ¿pero que haces aquí?. - su padre la estrechó entre sus brazos.
- Mi niña, que alegría de verte. - su madre tenía lágrimas en los ojos.
- ¿Ya rompiste demasiado corazón allí y decidiste volver mi pequeña loca?. -
Azahara al oírlo corrió a sus brazos, él la levantó y dio unas cuantas vueltas con ella encima
*Relájate de una buena vez Jon, es su familia, deja de gruñir
*Niégame que tú no estás celoso, si me convences, dejaré de estarlo yo.
*No te lo puedo negar, no me gusta ver cómo otro hombre la toca, pero soy consciente de que es su hermano
En el poco tiempo que la conocía nunca la oí reír como ahora, su risa me daba alegría, verla así me gustaba, ojalá nunca más la viera de otra manera.
- Azahara, ¿quién es el hombre que te acompaña?. -
La voz de su padre llamó la atención de todos, era fría y seca
- ¿Trayendo ya al novio a casa hermanita?. -
- No es mi novio, ni nada parecido, él es Unai, Alfa de la manada Luna Brillante. - me presentó. - tiene algo importante que contaros, por eso estamos aquí. -
- Un placer conoceros. -
- Tiene que ser muy importante para que el mismo Alfa venga a nuestra casa. -
- Hay varias cosas de las que tenemos que hablar y como bien has dicho es muy importante. -
Todos se pusieron serios, caminamos hasta el salón, esperé a que cada uno ocupara su asiento y ver si podía sentarme al lado de mi luna, por suerte así fue.
- Usted dirá Alfa. - su voz seguía igual, pero ahora también se le oía preocupada
- Como ya dije, son varios temas los que tenemos que hablar, pero uno es el que más me preocupa. - bueno, el que más me preocupaba era el tema de Azahara, pero eso podía esperar. - cuando conocí a vuestra hija, algo en ella llamó mi atención, sin ninguna mala intención mandé a que la investigaran, me sorprendió mucho cuando me dijeron que no teníais manada, hablé con Azahara, pero no obtuve muchas respuestas, ya que ella era muy chica cuando os fuisteis, por eso he venido, para ver qué más me podéis contar. - mi mirada iba a cada uno de ellos, quería ver la reacción que tenían al decírselo.
- Yo era la mano derecha de Alexander, éramos amigos desde chicos, mi abuelo fue el Beta de su abuelo, mi padre, de su padre, cuando nació Ashor, Alexander me dijo que si lo que su mujer tenía en su vientre era un niño, cuando esté fuera el Alfa, mi hijo sería su Beta y así seguir con la tradición que creó su abuelo. - tomó aire, era como si le costara contar lo sucedido. - cuando Vladimir fue nombrado, yo seguí siendo el Beta, Ashor aún no estaba preparado del todo para pasarle el cargo, una mañana vino a mí casa una de las sirvientas diciendo que el el padre del Alfa había fallecido, fui a su casa y subí directamente a la habitación, el médico me dijo que su muerte había sido un tanto extraña, su mujer y su hijo lloraban su pérdida en una habitación apartada de todo, le pedí que tomara muestra de su sangre y cuando supiera los resultados me fuera a buscar, Alexander era muy amado por todos, fue un gran Alfa y todos lo respetábamos, yo tenía un sospechoso, pero esperaba equivocarme, después de ser enterrado, el médico tal y como le dije, fue a buscarme, me informó que Alexander fue envenenado, tras la noticia empece a investigar descubriendo que su propio hijo era su asesino, le frente cara y le dije que seria acusado por el asesinato de su padre, me amenazó con matarme a mí y a mí familia si contaba algo, esa misma noche nos fuimos de la manada sin decir nada, hasta hoy no he tenido noticias de Vladimir. -
Escuchar todo eso me dejó muy sorprendido, en el informe que me dieron no era tan explícito, quizás nadie a excepción de Artur sabía la verdad, ahora temía más que Vladimir los encontrará, no había cumplido su amenaza, y aunque Artur no hubiera contado nada todos estos años, el se vengaría, lo que no comprendo es porque había esperado tanto.
Todos seguían en silencio, aproveché que nadie decía nada para hablar yo.
- Artur, hace poco me llegó la información de que el Alfa Vladimir y unas cuantas manadas más están buscando a quienes no tienen manada o renegados para unirlos a ellos y así hacer de su manada la más grande. Al saber que vosotros no teníais Alfa le dije a Azahara que se uniera a mí manada, ella aceptó, pero tras hacer el ritual ella cayó desmayada, vosotros aún estáis unidos a Vladimir, por eso ella reaccionó así, si el se enterara u os encuentra tendréis que volver con él, por eso vine también, para ofreceros que os unáis y así poder evitar un mayor problema. -
- ¿Azahara ya se unió a usted?. - pregunto Yanis preocupada.
- Si mamá, lo hice para estar protegida, y os pido por favor que también lo hagáis vosotros, Vladimir matará a todo aquel que se niegue a seguirlo. - lágrimas caían de sus ojos, quise abrazarla, pero me contuve, fue su hermano el que la abrazó y la calmó.
- Entonces, ¿aceptan?. -
- Por el bien de mi familia aceptamos, cuando usted diga hacemos el ritual. - Artur fue el que contestó.
- Por mi puede ser ahora mismo, quiero que sepáis antes de hacer nada, que en cuanto el ritual se haga tenéis que venir a vivir a mí manada, solo así estaréis protegidos. -
- No hay problema en eso, aquí nada nos ata y si mi hermana está allí, nosotros nos iremos con ella. - dijo con firmeza.
Tras aceptar todas las condiciones, comencé con el ritual, tal y como le pasó a Azahara ellos se desmayaron.
Azahara lloraba por el estado de sus padres y su hermano, pero yo creo que también lloraba por todo lo que contó su padre.
- No te preocupes Azahara, pronto estarán bien, estaremos aquí todo el tiempo y en cuanto mejoren nos iremos. -
- Gracias por todo Unai. - su voz era débil, nunca antes la oí hablar así, y eso me molestaba bastante.
- No tienes nada que agradecer, haría lo que fuera por tí, mataría a quien te hiciera daño, lo dejaría todo por tí Azahara. - mis palabras eran sinceras, haría la locura más grande por ella.
- ¿Por qué harías algo así por mi?. - se veía confundida y con razón
- Cuando tus padres se despierten, tendrán que contar más cosas, y comprenderás todo, solo ten un poco de paciencia tal y como yo la tengo. -
Me acerqué a ella y le di un beso en la frente, esperaba cualquier reacción menos la que obtuve, ella me abrazó, mi Luna estaba entre mis brazos y no podía hacer nada de lo que deseaba.