Cristal Herrera una joven que quedó bajo la tutela del doctor Aldo Galarza al perder a sus padres en un accidente, sufre de sonambulismo debido a ese trágico suceso que marco su vida. Su tutor la ayuda a superar ese trastorno del sueño. La llegada de Joaquín, el hijo mayor del doctor, despertó en ella un deseo sexual que solo lo complace en sus sueños o eso ella cree.
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Capitulo 22- Enseñame lo que te hice
Narra Cristal
Jon me recorría con besos y caricias que me daban un cosquilleo por todo el cuerpo, su manera delicada y como se toma el tiempo en cada espacio me desespera, quiero que me tome con fuerza, quiero sentir que me domina, que me agarre con fuerza y acelere el ritmo, pero él no es así. Su manera de recorrerme es lenta y también es única, me provoca placer y me relaja a la vez.
Me muerdo los labios y le apretó la mano al sentir sus besos en mi zona, me transmite una electricidad que activa todo mi sistema.
Me sentía abandonada, olvidada, creí que se pasó de mi al no tener episodios de sonambulismos o al menos que él me cuente.
Por lo que decidí salir con mis amigas, pero algo cambio, sus conversaciones me resultan vacías, recorrimos las tiendas para elegir nuestro vestido, y solo quería estar con Jon, escuchar sus teorias e investigaciones, me atraía su manera de relatar, su tono de voz hacen que sea tan atractivo y llame mi atención.
Regrese a casa ansiosa por verlo y enseñarle lo que conseguí, pero no estaba. Me debatía en llamarlo o no, si era apropiado. Hasta que me decidí llamar a su hermano con la escusa que no me daba el número de Jon, solo para asegurarme que estaba con él, pero la voz de Dani me preocupo, me pidió que busque a Jon, que tenía unas copas de más.
"Él no es de tomar"
"No tiene vicios"
Al ir descubrí que la razón por la que se puso así fue que creyó que estaba con otro. Cómo podía creer eso, me dolió su duda, había firmado un acuerdo y estaba dispuesta a respetarlo para que me ayude con mi sonambulismo.
Después en la casa me dijo que él también estaba confundido con mi actitud. Que intimamos todas las noches y no le decía nada al respecto, como que se sentía usado.
"¿Intimamos?", me pregunte y no recordaba haberlo hecho, ni soñarlo, ¿cómo era posible?. Por lo que le dije
"ENSEÑAME LO QUE TE HICE". Ahora entiendo a qué se refería. Me recorre con besos intensos y profundos.
Asciende besándome y se apodera de mis labios, instintivamente enredo mis piernas por él. Mientras me besa escucho que habré el cajón de su mesa de luz y extrae un paquete. Se retira, le sonrió.
-Me permites. Le digo sacando de su mano el paquete de protección.
-Bueno. Me respondió agitado.
Se lo coloque ante su mirada intensa.
Me tomo el rostro con las manos uniendo sus labios a los míos, me abrazo presionando mi cuerpo al suyo.
-Me encanta tu sabor. Me susurro al oído recorriendo mi cuello con suaves besos. Me senté sobre él sintiendo como me invadía el interior con su masculinidad, que cada vez me fascina más, lo tiene en un tono claro como recien sacado del paquete. Nos acoplamos tan bien y sus besos que saben al licor que tomo es embriagador.
-Te gusta. Me pregunta.
-Si, me gusta... ¿Qué más te hice?. Le pregunto.
-Hiciste equitación conmigo. Me susurro haciendo que sonría de solo imaginarlo. Se retiró mirándome y mordiéndose los labios, lo empuje que se recueste y me moví enérgica sobre él, ví que trago grueso y se prendía de mis caderas como buscando donde atajarse, al sentir como se movía todo conmigo encima. Le agarre la mano derecha y le guíe que me apreté las lomas. Vi como su iris se expandió y sus jadeos fueron mas intensos. Me agarró fuerte y giro sobre mi en un impulso enérgico tomo el control de la situación, eso me entusiasmo, ya no hablamos, solo el sonido de nuestra respiración intensa y nuestro jadeo en unisono se perdía en el ambiente.
Los dos llegamos al máximo, nuestros corazones se golpeaban entre si. Él me abrazo y enterró su cara en mi cuello recuperando el aliento. Y en un susurro escuché.
"Te amo"
Lo abrace y bese su hombro, pero no pude responder a lo que escuché, solo hice de cuenta que no lo oí, se me hacía una palabra grande para pronunciarla así nada más. Y supuse que fue el impulso por lo que compartimos en ese momento.
Era super inteligente, su amplio conocimiento intimidaría a cualquiera, era respetuoso a la hora de corregir una manera de expresarse o de pronunciar algo, me lo hacía todo el tiempo y yo lo recibía bien, de ese modo cuando tenga que trabajar no cometería errores a la hora de expresarme.
Pero decir esa palabra que acababa de decir no podía repetirla, no estaba segura de ello, era muy pronto, disfrutaba cada momento con él, pero no lo veía así, gratitud, aprecio, cariño, como mucho, pero amor, no estaba segura, además quería evitar involucrarme a ese nivel emocional, si lo nuestro era solo un acuerdo y solo disfrutábamos juntos al haber prometido no tener parejas a fuera, al menos nos complaciamos mutuamente, pero describirlo como amor, no era posible.
Él se retiró mirándome intenso, le di un beso más en los labios.
-Ahora entiendo porque te encerraste... Si así te tenía todas las noches... Creo que no podrías ni caminar. Le dije y él sonríe.
-No te molesta que estemos así abrazados... Me gusta sentirte entre mis brazos. Me dice.
-No... No me molesta... Pero temo que me mal acostumbré y después me dejes sola de nuevo. Le digo.
-¿Te sentiste sola?. Me pregunta.
-Si... Busque en que distraerme... Pero me super aburría... Así que pensé que estaría bien si empiezo hacer trabajo de medio tiempo. Le digo.
-Necesito una asistente. Me dice.
-Ja...Ja... No sé nada de lo que haces... Mi estudio apunta a comercio... Cuentas... No medicina. Le informo.
-Has mis cuentas... No soy bueno llevando en cuenta nada... Siempre se me vence todo. Me dice.
-Y cuál sería mi honorario. Le pregunto.
-Aceptas en especies. Me dice señalándose.
-Ja... Ja... Con eso no podré comprarme lo que necesito. Le digo.
-Es mi mejor oferta. Me dice.
-Muy tentadora... Me deja hacer un cateo haber si me convence. Le digo pasando mi dedo por su pecho.
Él suspira hondo y se incorpora sacándose la protección, fue al baño y al rato regresa.
-Lo limpie ... Otra que pelea por el puesto hizo un cateo antes. Me dice.
-Ja...Ja... Voy a tener que esmerarme. Le digo incorporándome y me prendo por su cuello.
-Tengo mis dudas sobre esa aspirante. Me dice abrazado a mi cintura.
-¿Cuál?. Le pregunto jugando con la forma de sus pectorales al pasar mi dedo.
-No expresa emociones... Y cuando le surge alguna quiere ocultarla... Me puedes guiar a entender porque es así. Me pregunta.
-Tengo hambre. Le dije retirándome y tomando la bata para ir a la cocina.
-Cristal... Ahí vas de nuevo... Escapas cuando la conversación se vuelve personal... Mientras sea todo en broma estás a full... Pero cuando hay que expresar lo que verdaderamente sientes huyes. Me dice, pico el queso y un tomate haciendo caso omiso a lo que dice.
-Mirame cuando te hablo... Quedamos en ser sinceros el uno con el otro. Me dice, suspiro soltando lo que hacía y me giro.
-¿Qué quieres que te diga?... Lo difícil que es estar en mis zapatos... Al no saber lo que significa realmente las emociones fuertes o no saber expresarlas porque jamás sentí eso que me expresen en toda mi vida ... Qué quien se a cruzado en mi camino obtuvo algo de mi, al sentir que ya no le podía dar más paso página y siguió su camino sin importar lo que sentía o como me sentía... Que tuve que aprender por mi cuenta a como enfrentar las cosas... Qué jamás entendí lo que me pasaba o porque me pasaba... Qué me desarrollé muy pronto y todos los hombres me veían como un objeto sexual... Y aunque fui selectiva y al fin creí encontrar al indicado solo resultó ser un verdadero cabron... Qué historia quieres de la pobre huérfana que jamás recibió amor de sus padres al ser de la medicina como tú o de la que se desarrollo más que las demás y solo es vista como un objeto sexual. Le dije con bronca.
-No quiero ninguna historia... Solo quiero saber cómo te sientes respecto a lo que compartimos... A lo que tenemos. Me dice Jon.
-¿Qué quieres escuchar?. Le pregunto.
-Cristal... Solo dime qué sientes respecto a mi. Me dice.
-Te complacería escucharlo a viva voz... Eso agrandaría tú ego y así tachar una más de tu lista. Le digo.
-Te puedo asegurar que no tengo una lista. Me dice.
-Por favor Jon... No me engañas... Eres un Adonis... Me vas a decir que no haz tenido un aden a tus pies. Le digo.
-Me halagas al decir que soy un Adonis... Pero no he tenido un aden. Me asegura.
-Bueno... No algo como un aden... Pero si de dónde elegir. Le digo.
-Tu haz sido la primera y la única. Me dice.
-Quieres levantar mi ánimo... Muy noble de tu parte... No es necesario. Le digo.
-Te lo digo en serio... Seré atractivo... Pero cuando hablo se duermen... Le resultó aburrido. Me dice.
-A mi me fascina escucharte... Tienes mucho que compartir... Jamás había escuchado de los axon o dantristas. Le cuento.
-Querrás decir DENTRISTAS, que son las ramificaciones más pequeñas del cerebro. Me dice.
-Ves... De eso hablo... Es fascinante. Le digo.
-Eres la primer mujer que encuentra eso fascinante. Me responde.
-Ahora me siento fatal... Te arrebate algo que tal vez querías compartir con quién consideres que sea tu media naranja. Reflexionó en voz alta.
-Me quisiste ayudar... Y no sabías... Quien creería que un hombre de mi edad... No tuvo algo. Me dice
-En parte fue tu culpa... No debiste consumir esos dulces. Le digo.
-Me gusto el que parecía tener helado en el centro esa sensación de cremoso y frío... Aún tienes algunos. Me dice.
-Las archive para que no provoque accidentes. Le digo.
-O tal vez te comiste algunos antes de dormir y por eso me tomabas... No debes ser mezquina y comparte. Me dice.
Me calle no le respondí ya que no me acordaba, solo me límite a comer un trocito de queso que corte.
No sé porque insistía en querer saber que sentía al estar con él, de que servía que lo diga, si lo decia en voz alta se volverá real, y ya se como termina eso.
Una sola vez lo dije a viva voz, y así me fue, desde entonces aprendí a callar, a guardarlo para mí, así la despedida no dolía tanto.
(Recuerdo)
Lo conocí en verano cuando vino el primo de Gladys un joven de una sonrisa radiante, ojos marrones, tes blanca y cabello oscuro, siempre tuve debilidad con chicos que tienen un lunar en la barbilla y este la tenía.
-GRITEMOS A LOS CUATRO VIENTOS LO QUE SENTIMOS. Me incentivo al estar al borde de la terraza.
"TE AMO", fue el grito unisono que se escuchó, nos contemplamos sonriendo.
Pero esa magia se desvaneció cuando apareció su novia justo en ese momento. No soportaba la idea de pasar lejos de él las vacaciones por lo que vino a verlo.
Así fue que el viento llevó esas dos palabras y clavo una daga en mi corazón.
Él me dijo que yo era la que siempre busco, pero nada quitaba el hecho que mintió, que tenía novia, a la cual no se animaba a cortar por ser muy sensible y podía atentar contra su vida.
Nunca más volvió el primo de Gladys, ella me dijo que se unió al ejército, se ve que esa fue su manera de escapar de esa relación.
(Fin del recuerdo)
-CRISTAL... No me haz respondido. Escucho que Jon me saca de mis pensamientos.
-En la nevera. Le respondí al referirme a los chocolates.
Siento que me gira poniéndome de frente y abrazándome.
-¿Qué sientes por mi?. Volvió a repetir.
-Para que decirlo... Si todo tiene un inicio y un final... Para que complicar las cosas... Nos llevamos bien fuera y dentro de la cama... Disfrutemos eso. Le digo.
-No lo vas a decir cierto... ¿Por qué ?...¿ A qué le temes?. Me pregunta
-Esto es tan bueno que no parece real... Siento que al decirlo, ingresé por esa puerta la verdadera dueña del título que tengo de ser tu esposa. Le aclaró.
-Nadie lo hará... Solo estás tu. Me asegura.
-Me agradas... Me caes bien... Eres tolerable la mayor parte del tiempo. Le respondo.
Él estira la cabeza hacia atrás y gruñe.
"GRRR"
-Me vuelves loco y me confundes...
-Si te hace sentir bien... Culpemos a los chocolates. Le digo señalando la heladera.