Encerrada por un destino, libertad por un amor... que ya era suyo.
NovelToon tiene autorización de Hada Celestial para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo 11
Quise quitarme, alejarme de él, pero me sostuvo con más fuerza y entonces lo escucho decir.
— Tranquila Kaia, déjame te respondo tus preguntas. “Si soy tu esposo” el hombre que estará a tu lado el resto de tu vida y para tu mala suerte en mi familia no existe el divorcio solo la frase hasta que la muerte nos separe; no tienes que pensar tan mal de mí, como puedes decir que soy tu infierno cuando nunca me habías visto, por qué crees que te tenía en una jaula de oro, tenías una gran casa donde tú podías hacer y deshacer a tu gusto, siempre has podido hacer lo que quieres, no entiendo por qué dices todo eso.
Al escucharlo decir soy tu esposo, yo solo sentía la necesidad de huir, no quería tenerlo cerca, no quería regresar a esa casa, a esa soledad, la verdad poca atención puse en todo lo que me dijo
Un silencio se hizo entre los dos, no sé si era mi imaginación o realmente podía escucharme, mi corazón latía tan rápido, con mi voz llena de miedo le digo.
— ¡No quiero! ¡no quiero volver a esa casa! por favor déjame en paz, usted puede tener a la mujer que quiera; por qué tengo que ser yo la que tenga que ser tu esposa.
Usted debe ser muy cotizado por bellas jovencitas, que seguro desean estar a su lado, porque se aferra a estar con alguien que solo quiere alejarse de usted.
No sé por qué tenía una esperanza tonta de que escuchara mis palabras, que me dejara ir.
Lo escucho decirme.
— ¡Kaia!, deja de pensar así, tu destino es estar a mi lado y después de lo que hicimos no pienso dejarte, estoy convencido de que tú eres la mujer perfecta para la madre de mis hijos; te he observado estos meses y eres perfecta hermosa, dulce, cariñosa, amable, tienes un comportamiento intachable, acepto por lo de anoche, pero creo saber por qué lo hiciste, querías evitar que te llevara conmigo.
Es una lástima que tu plan no funcionaran, mira terminaste en la cama de tu propio esposo y tengo que decirte que fue la mejor noche de mi vida, aunque tuve que controlarme mucho, ya que sabia era tu primera vez, pero ya veras la segunda vez que estemos juntos, vas a poder sentirme completamente, te va a gustar más que lo de anoche.
Te voy a soltar, quiero que te cambies, te llevaré con tus amigas a que te despidas y de ahí iremos a casa, esta vez pienso quedarme a tu lado, tenemos que trabajar en nuestro bebe.
— ¡Kaia!, no trates de escapar, créeme no servirá de nada y solo me harás enojar, no me gustaría ser malo contigo; quiero que nuestra relación sea lo mas cortes que podamos, así podemos lograr ser felices, aunque tal vez no tengamos amor.
Una vez que dijo eso, sentí como me soltaba, me pare por un momento pensé en correr a la puerta de salida y tratar de escapar, pero no tenía caso seguro, me tomaría al primer paso; me fui al baño, al quitarme la sabana, me miré al espejo estaba lleno de sus marcas mi cuello tenía tantos chupetes, mi pecho, mis piernas tenían sus marcas.
No quise ver más, tome mi ropa y me cambie, una vez que estuve lista salí del baño; al llegar con él ya estaba cambiado, sentado en la cama, esperándome; lo miro al rostro, insegura, él me estaba sonriendo y mirando con una intensidad que me hacía sentir mucho más miedo.
Él se levanta y toma mi mano, salimos del cuarto, tomamos el elevador y bajamos hasta llegar al carro; cuando sentí que me soltó la mano para abrir la puerta para que entrara, escuchaba una voz en mi interior, que me decía, corre, corre, mire a mi alrededor solo mire a su chofer dentro del carro y él dándome la espalda, siguiendo esa voz en mi interior empecé a correr tan rápido como pude, mire la salida del estacionamiento, trate de correr más rápido estaba desesperada por huir.
Estaba por llegar a la subida de la salida, cuando miro 5 hombres muy bien vestidos pardos tapándome la salida, yo no pensaba parar seguí corriendo cuando sentí que tomaban mi brazo y me jalaban haciendo que perdiera el equilibrio y callera al suelo.
Sentía como alguien sostenía mi brazo, tenía miedo ver quien me sostenía con tanta fuerza, cuando escucho una gran risa aun lado mío, después de que se calmó escucho su voz burlesca que me dice.
— Eres muy divertida, creo que me harás pasar días muy agradables, aunque no vuelvas hacer esto no quiero lastimarte y ya no puedo seguir jugando al gato y al ratón, entiéndelo no puedes escapar de mí, tú eres mi mujer, mi esposa tienes que comportarte como tal.
Vamos a que te despidas de tus amigas, tengo cosas que hacer y ya perdimos mucho tiempo.
No sé si al escucharlo seguía mi miedo o ya era enojo, pero creo que por un momento me volví loca voltee a verlo con odio y con brusquedad jalo mi brazo para que me soltara.
Mi reacción pareció divertirle a un más, su sonrisa se hizo más grande, se agacha y toma mi rostro entre sus manos, con una voz divertida me dice. - me encantas, voy a hacer que cambie esa mirada de odio a una mirada de deseo, como la que tenías a noche; deja de jugar tenemos que regresar a casa y si quieres despedirte de tus amigas mejor hazme caso.
Yo moví mi rostro para hacer que me soltara, era tan frustrante escucharlo, tan arrogante, yo solo sentía ganas de golpearlo.
Me quedé sentada en el suelo pensando que hacer?, hacerle caso o volver a tratar de huir; tal vez fue mucho el tiempo que me tome o él estaba desesperado por irse, cuando sentí como me levantaba y me cargaba en su hombro, solo podía ver su gran espalda, sus pies al caminar y sentía como sostenía mis piernas con fuerza, sentía tanta molestia, porque imponía su voluntad en mí; empecé a gritar tan fuerte como pude.
— Maldito suéltame, déjame en paz, que no entiendes que te odio, aléjate de mí; suéltame desgraciado, suéltame eres de lo peor.
Cuando sentí que me bajaba; creo que estaba aterrada, pero no pensaba demostrarle mi miedo, tenía que ser fuerte, ponerlo en su lugar, porque de algo estoy segura no pienso volver a esa jaula de oro donde me tenía, donde nadie me hablaba, donde estaba sola.