no me dejas explicarte lo que ocurrió, solamente crees en el palabrerío de la chusma- le dijo ella enervada.
¿qué mentira podrías tener para explicar por qué volviste tan tarde en la noche en brazos de mi hermano, dormida y toda sucia?- le reprocho con firmeza.
sacaste las conclusiones sin siquiera escucharme, no te detendré, al final la verdad no importa- los ojos le ardían, debía irse de ahí mismo antes de que la vieran llorar -escucha bien mis palabras, anulo nuestro matrimonio Eric Black, eres libre de la zorra y casafortunas que tenías de prometida- y sin decir una sola palabra más se alejó corriendo escaleras arriba y encerrandose en su habitación.
los presentes se quedaron impactados con las palabras recién escuchadas, una niña de 16 años había enfrentado a un hombre de 22 y le había cancelado delante de todo el mundo el matrimonio.
¿acaso realmente se daban por vencidos al amor?
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22
Era un viaje de casi tres días hacia Liders, esperaba al menos poder hablar un poco más con ella, aunque se durmió ni bien comenzó el viaje. Había llorado demasiado y quizás eso sumado al miedo de lo que había pasado la terminaron rindiendo. Pude detallar las facciones de su rostro, sus hermosas mejillas aún coloradas y sus labios finos y de color rosa. Tiene la piel nívea y se nota que no es de comer saludable, a mi gusto está bastante delgada, pero quizás eso sé dé por el hecho de que siempre está de un lado a otro cuidando personas o enseñando.
Su cabello negro azabache cae sobre sus hombros y veo como su respiración es tranquila. Está sumamente dormida y realmente deseo que el coche vaya lo suficientemente suave como para que la deje descansar todo aquello que ella realmente necesita. Pasadas un poco más de dos horas el sueño también me venció a mí.
La luz del sol se cuela por las ventanas despertándome de a poco.
Buenos días- levantó la mirada y ella me mira con un rubor exquisito en sus mejillas. No sé si está de muy buen humor, pero al menos ya no hay ningún rastro de llanto en su cara.
Muy buenos días, mi Lady- le contesto suavemente -bajaremos a comer algo en este pueblo y si quieres podemos recorrer el mercado que hay en este lugar, sé dé buena fuentes que aquí se encuentra todo tipo de joyas y telas exóticas-
Podía ver como un pequeño brillo se asomaba en sus ojos, al parecer mi idea le había gustado y podríamos pasar nuestro primer día como marido y mujer sin problemas.
Si te gusta algo, solamente dímelo y lo compraré para ti- le dije bajando del coche y extendiendo mi mano para ayudarla.
No es necesario, mi lord, solamente vayamos a pasear- su voz era una melodía que esperaba que jamás terminara.
Por primera vez le extendí mi brazo para que ella lo tomara y fuéramos como una pareja común y para mi sorpresa ella lo acepto. Ingresamos a un restaurante a comer algo ligero así podíamos seguir con nuestro paseo, así lo había llamado ella y mi corazón brindaba de alegría por eso.
El mercado estaba saturado de personas, yo ya sabía de ante mano, que aquí venían desde muy lejos por los productos que se ofrecían a muy buen precio. Podía ver en su rostro la sorpresa de aquellas cosas que le llamaban la atención, era aún una niña en algunas cosas. Paraba en puestos de verduras y frutas o en lo de los animales, pero pasaba de largo aquellos que tenían joyas. En una sola ocasión la vi mirar durante unos minutos un vestido, sabía que no permitiría que se lo comprara, así que tuve que hacer que el cochero comprara aquello que ella quería sin decírmelo y lo llevará al carruaje antes de que volviéramos.
¿Te gusta?- su pregunta me descolocó, en sus manos tenía un reloj de bolsillo de plata con un barco tallado.
Es muy hermoso- le dije sin pensarlo, el hecho de que ella viera algo para mí, me aceleraba los latidos del corazón.
Estaba tan embobado con ella y como hablaba con el comerciante de relojes, que casi no me doy cuenta cuando le dijo de intercambiar la pulsera que mi hermano le había regalado hace años por ese reloj.
¿Qué haces?- le pregunté.
Quiero regalarte ese reloj, pero como no cuento con plata, le daré mi pulsera. Si te pido plata dejaría de ser un regalo de mí para ti y pasaría a ser algo que tú te compraste- me dijo convencida de eso.
No es necesario que hagas eso, no quiero que te deshagas de tus objetos personales para darme algo a mí- le quite la pulsera antes de que pudiese dársela al mercader.
Es un regalo que quiero hacerte, tenemos dos opciones, o lo hago enfrente tuyo o espero a que te distraigas- eso amaba de ella que me desafiara, le devolví la pulsera y deje que hiciera el intercambio.
El mejor regalo que puedes darme es el querer quedarte aquí a mi lado, quiero que me dejes enamorarte- la abrace y deposite un suave beso en su cuello, podía ver como se agitaba su respiración y al separarnos ella tenía las mejillas coloradas.
Extendió sus manos para darme el reloj y cuando lo tome la abrace bien fuerte, me grabe en mi memoria ese olor a jazmines que siempre llevaba en su pelo y luego la bese tiernamente, sin querer separarme, aunque la verdad era que la falta de oxígeno nos iba a separar en cualquier momento.
Gracias, me encanta tu regalo- le dije al oído cuando terminamos el beso.
Bajo la mirada y volvió a tomar mi brazo para continuar con el paseo por el mercado, antes de que empezará a esconderse el sol, nos volvimos al carruaje para llegar al próximo pueblo y buscar un hotel donde cenar y dormir.
Al llegar al otro poblado, le pedí al dueño del hotel dos habitaciones, no quería que se sintiera presionada a nada y ella me agradeció mucho eso. Por suerte había podido convencerla en el mercado de comprarse al menos un vestido sencillo para cambiarse el que tenía y había aceptado, así que bajo a cenar luciendo un vestido de color verde agua que se acentuaba muy bien a las curvas de su cuerpo, tenía el cabello atado con un lazo que formaba un moño arriba y unos guantes con encaje que terminaban en sus muñecas. Podía ver como los hombres del lugar la miraban con lujuria y algunas mujeres con envidia, por primera vez no sentí celos, al contrario, infle mi pecho de satisfacción de ver que aquella belleza iba tomada de mi brazo hasta la mesa y se sentaba de forma suave en la silla que previamente había corrido para ella.
La cena fue muy satisfactoria, hablamos de cosas triviales y hasta llegamos a mencionar a mi hermano sin que dentro de mí se encendiera la Ira. Por fin había entendido que ellos eran más amigos/hermanos que otra cosa. El postre lo degustamos lento, ninguno de los dos deseaba aún irse a dormir, nos sentíamos cómodos con la presencia del otro, aunque lo cierto era que en breve cerraban el lugar.
Llegaremos pronto a la residencia Black, espero que sea de su agrado y si quiere cambiar algo o remodelar no dude en decirme o directamente hacerlo- le dije mientras esperábamos que el mesero nos trajera el café.
No creo que vaya a ser necesario, mi lord- dijo mientras jugaba con sus manos.
Por favor, llámame Eric- le dije tomando una de esas manos rebeldes y sintiendo como todo su cuerpo subía de temperatura.
De acuerdo, Eric- me dijo dándome una hermosa sonrisa. Mi corazón dio un brinco de alegría, no solo me llamó por mi nombre, sino que me brindo una cálida sonrisa, cada día que pasaba a su lado me enamoraba más.
Sería maravilloso que Isabella no terminara kn él no la merece