La Pasión De Un Beaumont

Anastasia observaba su transformación frente al espejo era como si fuera otra persona.

Detrás de ella Jeffrey daba órdenes de cómo quería que fuera todo.

— Anastasia Gakis dijo Jeffrey.

— No usaré el apellido Gakis, inventa uno o solo usaremos mi nombre. Pero no me daré a conocer al mundo como una Gakis.

— ¿Acaso eres de la realeza?, ¿ huyes de la policía?, pregunto Jeffrey.

— Por supuesto que no, pero no usaré el apellido Gakis. Me negaron ese apellido los primeros ocho años de mi vida. Jeffrey la miró desconcertado.

— Está bien usaremos algún nombre artístico déjame a mí dijo Jeffrey. –A cambio ahora toca obedecer, bebé esto.

— ¿ Pretendes emborracharme?, no bebo alcohol.

— Te necesito distendida, tómalo por una copa no te emborracharas.

Anastasia tomó la copa de conac, sabía espantoso.

Jeffrey miraba a Anastasia a través de la lente de su cámara. La brillante melena rubia y sus fabulosos ojos grises lo tenían fascinado. Cada pose contaba una historia diferente, capturando un momento único en el tiempo.

Anastasia se movía con gracia. Sus gestos eran naturales pero calculados, como si supiera exactamente cómo quería ser recordada. Mientras cambiaba de postura, su melena rubia reflejaba la luz del sol que entraba por la ventana, creando un halo dorado a su alrededor.

Jeffrey ajustaba el enfoque, tratando de captar cada detalle. Sus ojos grises eran profundos y expresivos, revelando una mezcla de misterio y vulnerabilidad.

La sesión continuó, y con cada disparo, Jeffrey sentía que se adentraba más en el mundo de Anastasia. No era solo su belleza lo que lo cautivaba, sino la manera en que cada foto revelaba una nueva faceta de su personalidad. Era como si la cámara tuviera el poder de desnudarla y Jeffrey estaba decidido a capturar cada matiz.

Finalmente, al terminar la sesión, ambos se miraron con una sonrisa de satisfacción.

Dos días después Jeffrey Morgan ingresaba en la oficina de Keira Saviour la administradora de la agencia de modelos para la que él trabajaba.

— Jeff, querido que bueno verte dijo Keira.

— Hoy adoraras que viniera exclamó Jeffrey. Le entrego la carpeta y se sentó.

Keira abrió la carpeta y reviso cada foto detenidamente. Jeffrey siempre había tenido buen ojo.

En los cánones de belleza, Anastasia ocupaba una categoría en sí misma. Keira sonrió mientras analizaba las fotografías.

En ellas se veía a una joven con una mirada inocente y confiada, pero a medida que iban pasando las imágenes notó que era muy astuta que contaba una historia mientras que su apariencia contaba otra. Era toda una actriz, seductora y sexy un momento y reservada y virginal al siguiente. Vio su rostro, los labios, esa mirada entrecerrada que daban un mensaje claro: «Ven a mí, tócame, deja que te enseñe lo que puedo hacer por ti». Pero la siguiente fotografía daba un mensaje igualmente claro: «Mantente alejado>>.Juntó las dos imágenes y se recostó en su silla mientras intentaba ordenar sus ideas.— Tienes algun contacto, firmaremos un contrato,¿Cómo se llama?, pregunto Keira.

— Anastasia Gakis, pero no quiere usar su apellido.

— ¿Es griega?, pregunto Keira.

— Eso creo, comento Jeffrey.

Keira llamo a su asistente y le entrego las fotografías y los datos de Anastasia para qué la ubicarán.

Cuatro días más tarde de haber hecho las fotografías, Anastasia estaba regresandode la universidad, recogio las facturas de su buzon cuando escucho que la vecina la llamaba des. Anastasia sonrió y se acercó a ella.

—Han llamado esta mañana.

—¿Qué?, lo primero que penso era de que era del hospital

—Era de parte de Jeffrey Morgan. Me han dicho que vayas mañana a las ocho a esta dirección.

Anastasia sonrió aunque eso solo complicaba más su ajetreado día...

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Cesare Saracco observaba las fotografías de las candidatas para realizar la publicidad de la línea de cosméticos que tenía junto a su prima Ella Beaumont.

A sus veinticuatro años se había recibido y comenzó a labrar su propio camino junto a Ella, cuatro años antes con el dinero que le había heredado su abuelo Charles Beaumont.

Sabía que algún día tendría que hacerse cargo de los negocios de su padre, pero mientras llegaba ese día, le gustaba hacerse de un nombre propio en un área totalmente desconocida para su padre.

Cesare observó cada fotografía, la puerta se abrió y Ella ingresó.

— ¿Qué opinas?, pregunto Cesare mostrando la fotografía.

 — Mañana me reuniré con la agencia publicitaria, pensamos en alguna modelo extremadamente famosa comento Ella.

— ¿Tal vez una cara nueva? algo que solo asocien a nuestra marca dijo Cesare.

— Lo pensare dijo Ella.

— Iremos a cenar con Dante, Christopher ,el tío Matt y el tio John ¿Quieres venir?, pregunto Cesare.

— Gracias, mi idea de diversión no incluye a mi hermanito Dante y mis tios.

— Dije cena no diversión respondió Cesare.

Cesare ingreso al restaurante, sus primos ya se encontraban en la mesa junto a sus tios comenzaron a conversar animadamente. Ellos eran muy unidos.

— ¿ Qué saben de Sharif?, pregunto Matt.

— Anda en el desierto con "su esposa", dijo Christopher en tono burlón.

— Eso es tener mala suerte, él planeando divertirse y la diversión era la que le habían endorsado como esposa dijo Dante riéndose.

Cesare comenzó a reírse. Christopher levantó su copa.

— Nosotros nos apegamos al mejor consejo que nos han dado dijo Christopher. Matt y John sonrieron.

— Por el mejor consejo que nuestros tíos nos dieron dijo Dante levantando su copa.

—Los chicos conocen a las chicas, los chicos se acuestan con las chicas y los chicos abandonan a las chicas repitieron los cinco al mismo tiempo.

— A no ser que se trate de sus hermanas en cuyo caso el chico debe terminar bajo tierra repitieron John y Matt brindando con sus sobrinos…