Stalker

...En medio de la tempestad, un rayo de luz es todo lo que se requiere, para que la tormenta parezca una leve brisa....

Mi corazón latía rápido mientras giraba una y otra vez por las calles de aquella ciudad que diluviaba.

— Tranquila, oye, todo estará bien. Calma, sólo es un contratiempo, no te esfuerces demasiado o tus heridas no sanarán.

— Estaba ahí verdad, yo... Me asomé por la puerta y estaba allí... Eso es imposible Levi. Es imposible, ¿Cómo llegó tan rápido?

— No lo sé, ¿Ok? No lo sé. Pero no te preocupes. Yo voy a sacarte de esta.

Aceleré y metí la siguiente velocidad, mientras salía a las prisas, en medio de la noche y la lluvia, de aquel sitio en el que habíamos sido casi atrapados.

En el juego del gato y el ratón, el gato sólo pierde cuando se duerme.

... Nuestro gato estaba bien despierto....

7:05 P.M

La noche había caído en esa conversación que de un momento a otro había tomado un vuelco terrorífico.

Mis ojos temblorosamente se posaron sobre Erica, quien observaba fijamente a Chris. Ella me pidió que lo matara sin pensarlo ni siquiera. ¿Ella contaba con que no lo haría? O... ¿Realmente quería que lo hiciera?

Chris, con el trozo de sándwich en la boca masticó lentamente y abrió los ojos de par en par, viendo a Erica con absoluta sorpresa.

Por un instante se miraron fijamente, la tensión en el ambiente aplastaba como un yunque.

— Hmm... — Dijo Chris, masticando — Ya veo... Entiendo de qué se trata esto. ¡JA, JA, JA, JA, JA! — Empezó a carcajearse — ¡Dios mío que bueno! ¡Nunca cambias chiquilla! — Le daba golpes a la mesa como si le hubieran contado el mejor chiste del mundo.

Erica le volteó los ojos, se cruzó de brazos y se recostó en la silla.

— Deja que Levi aprenda un par de cosas, ten por seguro que no vacilará ni por un segundo.

No entendía. ¿Qué clase de chiste retorcido era este?

— Uhm... Mjmmm — Dijo Chris con la boca llena — Sí, bueno, ya veremos eso, cuando quieras puedes intentarlo chico, ¿Eh?

Me miró fijamente, sus ojos, grises, eran gentiles, me confundí, no sabía si estábamos en la misma sintonía.

— Confía en mí, Christian, cuando aseguro algo, es porque así será.

— Seh, ja, ja, ¿Así como con Marcos?

Erica se levantó furiosa, haciendo la silla caer y puso las manos sobre la mesa con rabia.

— ¡Creí haberte dicho la última vez que no habláramos de Marcos, Christian!

— Bien, bien — Hizo un ademán con la mano restándole importancia a Erica — No chilles tanto. Sea como sea nenita, ya te lo dije, no puedo darte más que eso, es todo lo que tengo. Te estaré avisando por si consigo algo más.

— Bien — Dijo Erica y se Dió la vuelta enojada — Vámonos, Marc... Levi.

Confundió mi nombre.

— ¡AJÁ! ¡Te atrapé! — Dijo Chris señalándola con el dedo.

— ¡Muérete, Christian! Levi, nos vamos.

Me levanté de la silla y el hombre se despidió de mí con una sonrisa, como si hace un momento nadie me hubiera pedido matarlo, no entendía nada, pero asentí con la cabeza y salí con Erica.

Al pasar nuevamente a la farmacia, la mujer de la caja ya no estaba, el sitio estaba completamente sólo, y agarré a Erica con fuerza por un brazo.

— ¿Me quieres explicar qué mierda fué eso? — Le hablaba en voz baja pero con mucha rabia.

— Pff... Relájate Levi...

— Y un carajo, ¿Relájate? Te dije muy claramente cuando salimos de casa que no iba a sacar el arma.

— Levi, un día de estos, tendrás que decidir, y no tendrás más opción que matar o morir.

— No, no es así. La vida de las personas no se basa en matar o morir. No es... Así no sirve la vida, es un constante sufrimiento y caos.

— ¿Qué acaso igual la vida no es un constante sufrimiento y caos?

— No lo sé, Erica. Extraño mi vida antes de tí y tu maldita demencia.

— Oye, andas agresivo hoy, la cerveza se te subió a la cabeza.

— Quiero librarme de tí, eso es todo lo que tengo en la cabeza.

— ¿Eso quieres? Bien, entonces encuentra al asesino y hazle justicia tú sólo — Dijo poniendo el papel que le había dado Chris en mi pecho — ¿Lo harás? ¿Eh?

— Tchs. — Refunfuñé y salí de la farmacia, me subí al auto y golpeé el volante.

Las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos pensando en todo esto. Erica se subió de copiloto.

— Levi, tú realmente quieres hacer algo para detener al asesino de tu amigo. Y no entiendo por qué, pero eso en tí es algo noble. Por eso te ayudo. Vamos, lamento presionarte, pero tienes que empezar a entender que nos vamos a encontrar en situaciones cada vez más y más peligrosas, y no puedes simplemente acobardarte como la marica que eres y huir y quedarte paralizado. Si es necesario, apunta y dispara.

— Cállate Erica.

— Calle Stronghold, local #27.

— No sé dónde queda.

— Bien, te pondré el asistente de maps.

Creo que ya Erica no quería seguirme teniendo dando vueltas.

Conduje hasta una zona bastante poblada al parecer, estaba todo iluminado, había casinos y bares. De hecho, fuimos a parar a uno de dichos casinos, afuera un letrero brillante colocaba "LOCAL #27" con dados que encendían y apagaban. Así se llamaba el casino. Vaya Dios a Saber por qué.

Estacioné el auto y Erica me dijo:

— Asegura bien el arma y yo me aseguro de que no te revisen.

Suspiré profundamente. No tenía opción.

— Ok.

— Ok.

Nos acercamos a la entrada y había sólo un guardia de seguridad.

— Pasen por aquí, muchachos — El guardia de seguridad amablemente nos apartó, e iba a revisarnos.

Claro, de no ser porque Erica se quitó el suéter, dejando ver su gran escote. Llevaba una camisa de tirantes que no dejaba demasiado a la imaginación. Erica no tenía atributos voluptuosos, pero sabía cómo llamar la atención.

— Oye, tengo mucho calor, creo que la lluvia de estos días lo empeoró definitivamente... ¿Me sostienes esto? — Dijo dándole el suéter al guardia.

— ¡C-claro, señorita! — El hombre, de aspecto gentil, se dejó llevar por la insinuación de Erica, quien se inclinó para "ajustar sus botas" dejando a aquel hombre con la mente en las nubes. Sí, en el par de nubes que Erica llevaba bajo el escote, probablemente — Pasen por aquí, sean bienvenidos al local #27.

Y así, sin más que eso, el hombre nos hizo pasar sin revisarnos. No sé si sea yo solamente, pero realmente me parecía absurdo pensar en que algo tan superficial podía hacer que olvidaras todo tan rápido, incluso cosas importantes, como tu trabajo.

— Bien, Levi, buscamos a Jonás Lillet. Es un viejo apostador, que suele jugar Blackjack en este casino. ¿Sabes algo de Blackjack?

— Me gustan las cartas, sí, pero nunca he apostado en un casino.

— Pues espero que por lo menos seas mejor que yo. Porque mis apuestas están todas en tí.

Erica puso sus manos en mis hombros y me empujó, atravesando el casino hasta las mesas de Blackjack.

Les juro que nunca creí que esa sería la primera vez que... Tendría en mis manos la sangre de alguien más.