COSAS DEL DESTINO

A José no le importaba que Luciana estuviera mal, él solo quería hacerla sufrir, apenas Yoimar consignara el dinero se iba dejando a Luciana que muriera lentamente, entró con una botella de agua y dijo:

JOSE: Imagino que tendrás sed, después de todo no soy tan despiadado, agradéceme que haya pensado en concederte esa gracia

LUCIA: gracias.

Esa gracias la dijo con ironía, porque sabía que algo se traía entre manos, él abrió la botella y la acercó a ella, cuando intento tomar él la alejo y se la tiro en la cara, ella logró abrir la boca y trago un poco; sabía que cualquier cosa se podía esperar de un desquiciado como él, ella lo miró con odio y le dijo:

LUCIANA: infeliz, pero todo esto lo pagarás con creces.

JOSE: lo que tu digas, pero mientras haré lo que me de la gana contigo, tu me empujaste a todo esto.

Él hablaba y en sus palabras se notaba cierta amargura y envidia al mismo tiempo, como si culpara a los demás de sus propias desgracias.

LUCIANA: en eso te equivocas, no culpes a los demás por tus malas decisiones, eres un enfermo.

JOSE: ¡Maldita perra!

Él la cogió del cuello y ejerció presión, ella casi no podía respirar, ni tampoco defenderse de aquella mano que me apresaba con tanta fuerza, pero cuando creía que moriría a manos de aquel hombre; se escuchó ruido fuera del lugar, él la soltó y camino hacia la puerta, no vio nada y volvió y le dijo a Luciana.

JOSE: de aquí no sales viva, pague o no pague tu querido el dinero.

Luciana comenzó a sentirse débil, estaba perdiendo mucha sangre y sentía escalofrío, estaba ardiendo en fiebre por la inflamación de los golpes, la herida en su costilla ayudaba más a su deterioro y a eso se sumaba que la estuvieran asfixiando.

En ese momento se escuchó un estruendo, José miró hacia la entrada encontrándose con varios policías y Yoimar, Luciana reaccionó y no podía creer lo que veai, cerro los ojos por un momento pensando que era producto de su imaginación por la fiebre que sentía, pero sabía que no era la única porque de pronto escuchó la voz de Yoimar decir con impresión de su estado:

YOIMAR: ¡Luciana!

Allí entendió que todo era real, cerró los ojos dando las gracias de que al fin la había encontrado porque en el fondo de si misma sabía que lo haría, sabía que Yoimar la encontraría, José sacó un arma y le apunto a Luciana, fue soltando las manos, después sosteniéndose del cabello y apuntando a su cabeza agachado detrás de ella le dijo que se soltara de los pies, ella conteniendo el dolor lo hizo, los policías sentaban diciéndole que se entregará porque lo tenían rodeado.

Luciana comenzó a llorar por el dolor en su costilla, Yoimar no podía creer el mal estado en que se encontraba su mujer, estaba irreconocible, los policías no lo dejaban avanzar para evitar una tragedia, Luciana gritaba y José le dijo:

JOSE: ¡Cállate o te pego un tiro ahora mismo!

El le apuntaba con el arma y se dirigió a otra puerta arrastrandola con el mientras gritaba de dolor, abrió la puerta en el y comenzó a caminar con ella, ella le pedía que la soltera mientras hacía intentos por zafarse, pero la agarró por el cuello mientras seguían caminando, no tenía ni idea de hacia donde se dirigía, pero solo podía pensar en Yoimar, sabia que habia posibilidad de salir con vida.

Ella caminaba y los segundos parecían ser eternos y en el momento que salieron sintió el aire frío del exterior, estaba cerca de un bosque, la fabrica estaba en una especie de bosque, ella se sentia muy debil, no habia comido y tampoco habia tomado agua,no sabia cuantos dias tenia de estar allí, no tenía noción del tiempo en aquel instante, cada paso que daba sentía morir; ta no tenía fuerzas.

Los policía llegaron y lo tenían rodeado, Luciana en el momento que vio aparecer a Yoimar su respiración se agitó, comenzó a derramar lágrimas sin control, sin saber exactamente porqué lo hacía, quizá solo era porque quería ir hasta él y no podía, los policías se acercaron y José estaba acorralado, se sentía nervioso y dijo:

JOSÉ: un paso más y le pego un tiro.

YOIMAR: ¡ya Déjala que estas rodeado! lo mejor es que te entregues.

JOSE: entregarme nunca, esta zorra nunca va a ser feliz, no le perdono su traición, yo no la quería, pero me dejó como un zapato viejo delante de mis vecinos, todos saben que se fugó con su amante, y eso, no lo perdono.

Luciana sintió que su mundo se acababa, pero no iba a morir sin intentar nuevamente salir con vida, aunque podía morir en el intento.

Ella miró a Yoimar, de pronto podía ser la última vez, respiro profundo, José la sostenía del cabello y apuntando en su cabeza, ella aprovechó la oportunidad cuando él apunto a los policías y le empujó la mano y logró darse la vuelta y golpearlo en sus partes nobles, todo fue tan rápido que José no le dio tiempo de reaccionar, solamente se escuchó el disparo de José, Luciana aprovechó y corrió hacia Yoimar, uno de los policías le disparó a José cuando Luciana corría.

Yoimar la sostuvo en sus brazos y la abrazó, el solo decía:

YOIMAR: ya paso, todo esta bien mi amor, aquí estoy contigo.

Ella se sentía protegida en sus brazos, ella escuchó las sirenas de ambulancias, vio a unos hombres que aparecieron en ese instante y los reconoció, sabía que era el personal de seguridad de Yoimar y los de ella, los miro y dijo:

LUCIANA: disculpen, no volverá a pasar.

Los hombres entendieron lo queellaa les quiso decir, sabían que en parte todo fue por ella y Hiana, Nilmar también llegó y se sorprendió al verla, está con su rostro irreconocible, los ojos casi no los podía habría de lo hinchados que los tenía, ella le sonrió y se desvaneció en los brazos de Yoimar, él comenzó a llorar desesperadamente, los paramédicos entraron atenderla, la subieron a la ambulancia y Yoimar fue con ella.

Nilmar se quedó porque se iba s encargar de José, su amigo no tenía cabeza para decidir que hacer con José, el solo tenía en su mente a su mujer.

Nilmar dirigió su mirada a José y se dio cuenta de que se sujetaba el brazo. Él le dijo a los policías qué lo llevarán directamente a las celdas y allí ellos sabían que hacer.