No quiero sexo contigo

Ya es un nuevo día no dormí mucho, pero estoy lista para salir a buscar trabajo, escribí un currículum perfecto, espero que alguien me contraté, decidí esperar desde cero y volver a crear mi imperio, Pero esta vez nadie me lo arrebatara... cómo cosa del momento las sirvientas entran a mi habitación mientras otro chico entra detrás de ellas.

Es un chico alto, ojos muy oscuros y un semblante blando, Pero a la vez egocéntrico, no parece ser mala persona, Pero esa opinión cambió de inmediato cuando me habló.

Ricardo: ¿Cómo amaneció mi querida esposa?

Estefanía: ¿Disculpe?

Sirviente: Él, es el señor de la casa, su madre nos dijo que usted era la señora del señor Ricardo Villanueva, que se habían casado de camino así que nos tomamos la molestia de avisarle sobre su llegada, ya que anoche usted no fue a su oficina.

Estefanía: ¡Todos ustedes están dementes si creen que yo me casaré con este inepto!

Ricardo: Ya lo estás preciosa.

Estefanía: ¡exijo hablar con mi madre, maldita sea!

Ricardo: eso no se podrá

Estefanía: Mira... Tú... No se que está pasando, pero te aseguro que esto no es real

Sirvienta: Su mamá esta al teléfono señora Estefanía

En ese momento le quité rápido el teléfono de las manos y me salí al patio.

Estefanía: ¿qué está sucediendo mamá? Dime qué no es cierto.

Marta Rodríguez: ¿A qué te refieres?

Estefanía: No te hagas mamá, dicen que estoy casada con el inepto que está aquí.

Marta Rodríguez: No te refieras a tu esposo de esa manera querida hija, no es apropiado para las personas de nuestra clase.

Estefanía: A la mierda la clase, quiero saber si es cierto que me casaste con un puto desconocido mama!

Marta Rodríguez: Sí, es cierto; ya que no recuerdas nada no vi algún problema en eso, puedes ser feliz y crear tu propia familia.

Estefanía:! Que no recuerde nada no significa que me quiera casar con un puto desconocido mama! ¿qué les sucede a ti y a papá? Si no me divorcias ahora mismo me iré y no me importa que digan.

Marta Rodríguez: ¡a mí no me grites! ¡Si te atreves a negarte voy a matar a tu estúpido esposo y a tu querida mejor amiga!

Estefanía: ¡No es mi esposo mamá, no lo recuerdo, por dios! Estoy harta de todo esto.

Claro que lo recuerdo, ya no puedo olvidarlo, pero mi mamá no debe saberlo o será peor.

Marta Rodríguez: Tú eliges.

Estefanía: Está bien mamá, pero que conste que no quiero hacer esto.

Marta Rodríguez: no te preocupes hija, con el tiempo te prometo que llegarás a amarlo mucho más de lo que una vez llegaste a amar a Marcos.

En ese momento colgué y no pude evitar que una lágrima llena de angustia cayera por mis mejillas y entre dientes dije.

Estefanía: nunca lo amaré mucho menos como a Marcos.

Al voltear veo a Ricardo recostado en la puerta del patio con una sonrisa victoriosa.

Ricardo: Entonces ¿qué decías?

Estefanía: Te vas a arrepentir de esto, te lo juro.