Selig pensó que Marisol lo abandonó cuando dejó de responder sus mensajes y llamadas. Se preguntaba qué habría hecho mal para que ella se alejara.
Marisol, por su parte, creía que Selig la había olvidado al no buscarla durante tantos años. Sentía un profundo dolor por haber perdido a quien consideraba el amor de su vida.
Sin embargo, el destino tenía preparada una sorpresa para ambos. Un encuentro inesperado los enfrentó y descubrieron la verdad detrás de su separación: un malentendido que los mantuvo alejados injustamente.
NovelToon tiene autorización de Taycreaciones. para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Soportando por ti.
"Selig"
No sabía si quería más detalles de lo sucedido, pues recordar que se casó con otro y aunque parezca egoísta de mi parte pensar así, detestaba el hecho de que fue de alguien más.
—Mi amigo, Chéster Miller, fue invitado a tu boda unos días antes al tu padre saber que se encontraban en el país recientemente —contó y asentí, pues recuerdo haberlo visto el día de mi boda con Megan.
Él era uno de los empresarios más poderosos, hasta puedo asegurar que la similitud con los Whitley estaba muy cerca. Pero... también había rumores de él.
—Dime algo —interrumpí antes de que dijera más —. ¿Era él el hombre con el cual te casaste en California? —pregunté y asintió.
—Solo nos casamos porque estaba muriendo y no quería dejar toda su fortuna en las manos equivocadas —contó y me sorprendí —de alguna forma creyó que yo era alguien de confianza y decidió casarse conmigo para dejar todo en mis manos.
—¿Alguna vez te tocó? —pregunté con mis dientes apretados, rogando siquiera por una respuesta negativa.
—No, Selig —dijo con tristeza —. Él era gay.
—Pero si no lo hubiera sido...
—Nada cambiaría —me interrumpió y la vi con seriedad —porque las únicas manos que permitiría sobre mi cuerpo son las tuyas. No me hubiera entregado jamás a otro hombre, aún sabiendo que tú no harías lo mismo.
—¿Por que volviste? —pregunté cambiando de tema. No podía decirle que yo me reservé solo para ella, porque no era verdad.
—Por ti —respondió sin pensarlo —. Volví con las intenciones de pasar por el mundo entero si tenía que hacerlo para llegar hasta ti, pero descubrí que estabas en prisión y que si me presentaba como tu amor del pasado, no querrías verme.
—Sacaste conclusiones equivocadas, Luz —dije luego de suspirar —porque si llegaba a saber que eras tú quien me buscaba, mis ansias por verte aumentarían y de ser posible pediría que te encierren conmigo para que no vuelvas a escaparte.
—Perdoname Selig —pronunció con su mirada baja y unas cuantas lagrimas cayendo sobre el cubrecamas —. Se que tendría que haberte dicho la verdad desde el mismo momento en el que te vi pero... Estabas totalmente cambiado. No sabía quien era el hombre frente a mi —me ve —si el mismo que me amó años atrás o el cruel ser humano del que todo mundo hablaba.
—De igual manera nada justifica que me ocultaras la verdad y tenga que enterarme por otro lado —conteste lleno de dolor y resentimiento —sin importar quien fuera en ese momento, debiste si quiera comenzar con tu historia y terminar diciéndome quien eras, lo hubiera aceptado.
—No puedo saber como piensas.
—Pero aún así tomaste decisiones como si lo supieras —respondí y ya no dijo nada más.
Sabía que esto me dolería más a mi que a ella, pero quería creer que no es nada comparado a todos los años de amargura que yo me enfrenté, imaginando en cada mujer su rostro.
—¿Quieres que me marche? —preguntó y abri mis ojos con sorpresa.
“¿Estaba loca? ¿Con que descaro me preguntaba eso? pasé años enteros esperando su regreso y quiere abandonarme otra vez.”
—No —respondí —y mucho menos ahora que nuestro hijo crece dentro de ti.
—Bien —asintió —entonces supongo que cómo aun sigues molesto conmigo, tendré que acomodarme en un rincón sin molestar, ni hablar y tratando de que no me sientas ni respirar.
—Me estás considerando un animal —dije ofendido y ella negó.
—Solo creo que entre menos haga, más en paz podremos vivir —comentó y luego de suspirar, me acerco a ella y acaricio su mejilla.
—Tendrás que darme tiempo, Luz. El enojo no se irá de la noche a la mañana y por este momento prefiero que compartamos el techo, pero cada quien en su vida —me alejo de ella aunque las ganas por besarla sean más grandes que mi coraje —acomodaré la habitación de invitados y me ubicaré alli, tu puedes seguir usando la que era nuestra.
Y sin dejarla decir más, salgo de su presencia antes que el enojo que llevo dentro explote y junto con ello la termine perdiendo otra vez.
...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...
Narradora:
Las horas, los dias y los meses siguieron pasando.
La relación entre Marisol y Selig seguía de la misma manera, aunque este ya no se preocupaba por su salida y llegada, algo que claramente lastimaba a nuestra linda protagonista.
5 meses de embarazo se cumplieron y aunque ella lo deseara, Selig terminaba llegando tarde a cada consulta diciendo que el trabajo se retraso o que una nueva reunion se presentó, aunque ella pensara que todo pasaba por una mujer.
Asistieron como una pareja feliz a la boda de Zachary y Tamara, tratando de demostrar que estaban bien aunque él la mayor parte del tiempo se la pasara viendo a otras mujeres.
El relato de Craig fué suficiente para entender que su madre no la había abandonado como ella pensó durante todo éste tiempo, sino que quiso cuidarla dejándole una nueva herencia.
“¿Es que acaso todos pensaban que el vacío del alma se llenaba con dinero?”
—¿Que sucede? —preguntó Selig luego de entrar a velocidad luz a la habitación de Mar y encontrarla de rodillas junto a la cama.
—Mi vientre está doliendome mucho —respondió con dificultad, generando preocupacion en el hombre a su lado —. Ya va a pasar, la doctora dijo que eran normales éste tipo de cosas cuando el cuerpo no se relaja completamente —añadió suspirando una y otra vez.
—De cualquier forma lo mejor es que un especialista te vea, no quiero que le pase nada a nuestro hijo y a ti —mencionó sin pensar, pero no retractándose de lo dicho.
Marisol solo lo vio con tristeza y asintió sin más.
Con un poco de dificultad y ayuda de Selig, logró ponerse de pie, caminar hasta su bolsa de mano y salir a paso lento mientras él la sujetaba por la cintura.
—En verdad pasará enseguida, Selig.
—Que sea la palabra del médico la última, Marisol.