En las calles grises de Londres, Jannia, una joven y ambiciosa empresaria, se encuentra sumida en un abismo de dolor y odio después de ser víctima de un brutal abuso por parte de desconocidos. Con su mundo derrumbado, Jannia jura vengarse de aquellos que la han destruido. Sin embargo, a medida que se adentra en su búsqueda de justicia, se encuentra con un camino inesperado: el amor. ¿Podrá Jannia encontrar la paz y el amor en medio de su sed de venganza, o las sombras de su pasado la consumirán por completo?
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Capítulo 16: Sombras de Desconfianza
Jannia cruzó el umbral de la comisaría con una mezcla de determinación y ansiedad. El ambiente, saturado con el zumbido constante de teléfonos y murmullos, le recordaba que, a pesar de su dolor personal, el mundo seguía su curso. Se dirigió al despacho de los agentes Ryan y Erick, quienes estaban a cargo de su caso. La luz de la oficina parecía ser más fría que de costumbre, y Jannia sintió un escalofrío mientras se sentaba frente a ellos.
—Señorita Jannia —comenzó el agente Ryan con un tono profesional—, hemos revisado los resultados de los exámenes. Es claro que había sustancias en su sistema la noche del incidente. Nos gustaría que nos diera su declaración detallada sobre lo ocurrido.
Jannia asintió, inhalando profundamente para calmar su nerviosismo. —Tomé algunas copas esa noche, pero no creo que haya sido suficiente para perder el conocimiento. Me empecé a sentir mareada después de la última copa que tomé con Yulian. Cuando íbamos saliendo, sentí un mareo intenso y luego un golpe en la cabeza. Lo último que recuerdo es un coche acercándose, y después desperté en las afueras de Londres. Conseguí llegar a la cabaña donde Hanna me encontró y pude llamarla. No sé quién me hizo esto ni por qué.
Los agentes intercambiaron miradas serias. Erick, con su mirada inquisitiva, dijo: —Entendemos su preocupación. Vamos a seguir investigando. Sin embargo, cualquier información adicional que pueda proporcionar podría ser crucial para resolver este caso.
—Además de eso, quisiera recibir una copia de lo que han investigado hasta ahora y de las declaraciones que han tomado —dijo Jannia—. También sugiero que vayan al lugar donde empezó todo: el bar de Liam. Tal vez allí puedan encontrar algo que se nos haya escapado.
Ryan asintió. —Podemos proporcionarle la información que solicita. Le daremos una copia de las declaraciones y las pruebas encontradas, así como de las pruebas de sangre y semen que se recogieron.
Después de la conversación, Jannia recibió un dossier con la información solicitada. En cuanto se dirigió a casa, se sentó en su escritorio y comenzó a revisar el contenido. Las pruebas de sangre y semen estaban claramente documentadas, pero al revisar las declaraciones, se dio cuenta de que solo se habían tomado testimonios de Filip, Andrés y Yulian. La ausencia de otros testimonios la inquietaba. ¿Quién más pudo haber estado involucrado en esa noche?
La mente de Jannia corría en múltiples direcciones. Se preguntaba quién más podría haber tenido acceso a la situación o estar vinculado a los eventos de esa noche. Todos los involucrados eran conocidos para ella, y el hecho de que solo se hubieran interrogado a tres personas la dejaba con más preguntas que respuestas.
Decidida a avanzar, Jannia se dirigió a una biblioteca del barrio. Las luces fluorescentes iluminaban las estanterías llenas de libros y documentos antiguos. Jannia revisó registros y artículos sobre casos similares, intentando encontrar cualquier indicio que pudiera ayudar a descubrir quién estaba detrás de su situación. La búsqueda era exhaustiva y, en medio del caos mental, encontró algunos artículos sobre drogas que se usaban para manipular a las personas en eventos sociales. La investigación le dio una pequeña esperanza, aunque las respuestas seguían esquivas.
Mientras el sol se ponía y la biblioteca comenzaba a vaciarse, Jannia sintió la creciente desesperación de su situación. Las horas pasaban y, a pesar de sus esfuerzos, la verdad parecía siempre fuera de su alcance. Sabía que necesitaba un nuevo enfoque, algo que pudiera darle la clave para conectar los puntos y entender mejor lo que había sucedido esa noche.
Mientras tanto, en otra parte de la ciudad, Yulian seguía presionando a su investigador privado. La oficina, oscura y cargada de humo, parecía ser el lugar perfecto para la intriga que se desarrollaba.
—Necesito más detalles —dijo Yulian, su voz dura y exigente—. Quiero que averigües todo lo que puedas sobre Andrés. No me importa lo que cueste, pero necesitamos aclarar todos los detalles del caso de Jannia. Hay algo que no encaja, y no descansaré hasta que lo descubra.
El investigador, con cara cansada y una mirada resignada, asintió. —Estoy en ello. He estado revisando los testimonios y las pruebas, pero parece que hay piezas faltantes. Voy a centrarme en Andrés y en cualquier conexión que pueda tener con el caso. Lo mantendré informado.
Yulian se levantó de su silla con un gesto decidido. —Asegúrate de que no haya errores. La información precisa es crucial. No quiero sorpresas desagradables.
Más tarde, al caer la noche, Jannia se reunió con Hanna para la cena. La atmósfera en el comedor era tensa desde el momento en que Hanna llegó. Jannia había tomado una decisión que estaba dispuesta a imponer, sin importar cuán difícil fuera.
—Hanna, necesito hablar contigo —dijo Jannia con firmeza—. A partir de ahora, no podrás salir sola. Tendrás que ir acompañada por un guardaespaldas. Es por tu seguridad.
Hanna frunció el ceño, visiblemente molesta. —¿Pero por qué? Nunca he necesitado un guardaespaldas antes. No pienso vivir mi vida encerrada por miedo a lo que te pasó.
Jannia se tensó, su voz elevada en un tono que no dejaba lugar a dudas. —Lo que me pasó a mí podría pasarle a cualquiera, y no vamos a arriesgar tu seguridad. No sabemos quién está detrás de todo esto, y no quiero que te pongas en peligro.
Hanna, herida, respondió con amargura. —Lo que te pasó a ti no tiene por qué repetirse en mi vida. No voy a permitir que el miedo controle nuestra existencia.
La tensión en el aire se volvió palpable. Jannia sintió una punzada en el pecho, pero trató de mantener la compostura. —Lo quieras o no, esto es una cuestión de seguridad. Las fiestas y salidas nocturnas tendrán que esperar. Hay gente que parece tener un interés particular en nosotras, y no podemos permitirnos ser imprudentes.
La conversación dejó a ambas hermanas en un estado de resentimiento y frustración. Hanna, con lágrimas en los ojos, se levantó de la mesa, furiosa y herida por la imposición de su hermana. Antes de salir, Jannia le dirigió unas últimas palabras:
—Hanna, esto no es negociable. Tu bienestar es mi prioridad, y tendrás que obedecer.
Hanna, sin poder ocultar su dolor, se alejó en silencio. Jannia se quedó sola, con el peso de la decisión y la preocupación por su hermana aplastándole los hombros.
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Dejarla sin concluir no tiene sentido
está buena. POR FAVOR SIGUE ESCRIBIENDOLA.
GRACIAS HOY DISFRUTE DE 2 CAPITULOS GENIALES. . GRACIAS, PERO QUIERO MÁS VENGANZA DE JANNIA. EXCELENTE.