Tristán Firefly, es un esclavo que fue vendido a sus tres años de edad, siendo tratado de una forma cruel e inhumana. A sus ocho años continúa con esa vida, su único sueño es tener una familia propia con su pareja destinada, pidiendo una señal a su Dios. Encontrándose con ella un día después, pero tienen que separarse. Gracias a ello, vuelve a su vida normal, su amo casi lo mata y lo tira al bosque quitando toda evidencia para no ser acusado de asesinato. Todos los creen muerto ahora y con eso logra ser libre para hacer su nueva vida como quiera.
¿Logrará encontrarse de nuevo con Shahiem y ser felices juntos?
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Con ella no
La noche había pasado rápido, sus ojos se estaban abriendo con poco esfuerzo. Parecía haber recuperado su energía por completo, su cuerpo estaba como nuevo después de su sueño reparador, olía a hiervas junto con el aroma peculiar de su sangre. Se oyeron pasos cerca de él, no hacía falta ir a averiguar de quién se trataba. Ella se acercó con agua fría hacia él para intentar despertarlo, Tristán se hizo el dormido, no confiaba tanto en ella, además de que necesitaba irse.
-Según el libro, tengo que darte energía pura... cómo te curas?... ¿De dónde sacas esa energía?...
Tristán siguió con su farsa, ella se fue después de limpiar su cara, ahí fue cuando él se levantó y caminó a la ventana del cuarto en el que se encontraba. Abrió la ventana con mucho cuidado para no hacer ruido, pidió perdón a la señora con susurros, pero no podía confiar en las personas después de lo que había pasado, salió de esa cabaña, caminando al pueblo para buscar información del lugar en donde se encontraba. No sabía que hacer ahora que era libre por completo, lo único que tenía en mente era tener una familia y liberar a Shahiem también. Así podrían vivir donde ella quisiera y como quisieran, él sabía hacer de casi todo, podía empezar trabajando ayudando en un negocio y luego ahorrar para comprar un terreno, para luego construir una casa en donde cupieran todos sus futuros hijos y esposa. Llegó al centro de la ciudad, necesitaba una biblioteca para buscar un mapa. Las personas comenzaron a verle extraño, pensaron que era una broma de muy mal gusto de los niños ricos, ya que sus ropas rasgadas eran caras.
-Mejor vete antes de que te roben mocoso.- dijo una voz de un infante.- Este lugar es muy peligroso, te lo digo yo que tengo experiencia en las calles.
-Solo buscaba la biblioteca, ¿serías tan amable de decirme cómo se llama este lugar?.- dijo con calma mientras veía a su alrededor.
-Eres turista....
-Si lo soy, así que dime dónde está.
-Estamos cerca, es por ahí, junto al dragón disecado.- dijo señalando a su izquierda.- Está increíble ese dragón, parece ser un albino dorado híbrido.
-¿Dragón?...- corrió hasta llegar ahí.
-¡Espérame!
Tristán se quedó paralizado al ver el dragón, no quería creer en lo que veían sus ojos. Conocía ese dragón, sus lágrimas salieron sin aviso.
-¿Verdad que es majestuoso?, lo atraparon ayer me parece.
Él volteó para mirarle.- ¿Quién le hizo esto?...
-Fue el guerrero azul, el más fuerte guerrero de todos los tiempos, dicen que a matado a todos los monstruos que a combatido.- se oía inspirado al hablar de su héroe.
En cuanto a Tristán, se le veía rabia en sus ojos, quería matar a esa persona más que nada. Se había atrevido a matar su futuro, podían hacer lo que quisieran con él, pero jamás permitiría que lo hicieran con Shahiem.
-¿Dónde lo encuentro?
-Solo aparece cuando hay una amenaza en el pueblo, nadie sabe quién es, dónde vive, incluso si es humano o no.
-Con que una amenaza...- Se fue a un callejón y comenzó a trepar unas cajas llenas de verdura para llegar a un techo.- Yo le daré su amenaza...
Llamó a sus luciérnagas y comenzó a triplicar a cada una de ellas hasta hacer algo de seis metros de altura y dieciséis de ancho. La gente se puso en pánico al ver algo así, corriendo por todas partes para escapar de lo que fuera esa cosa. Él no dudó en usar su talento adquirido por la práctica de su poder que había utilizado en esos años. Sabía cómo usar a las luciérnagas, cómo cualquier cosa que daba luz, el fuego comenzó a responder su llamado. Tristán no podía controlar tanto, sabía que se iría de las manos en pocos minutos, pero valdría la pena aun si muriera por ello. No tardó mucho en llegar aquel guerrero por la voz de su pueblo que rogaban por ayuda, sabía de qué se trataba, pero no conocía al responsable. Hasta donde sabía, no había ningún ser de luz tan fuerte en ningún lugar, era extraño y casi imposible lo que veía, estaba perdiendo el control de su poder. Eso quería decir que no podía controlar su propio ser de luz que tenía dentro, la única forma de tranquilizarlo era con alguien o algo que quisiera más que a él. Las llamas del fuego comenzaron a incendiar todas las casas de los habitantes. Controlaba las cosas de luz, ahora sabía que ser de luz tenía enfrente de él.
-Y pensar que todos buscan a alguien cómo tú para reparar este mundo... Ya sé quién hizo crecer el bosque.
Tristán perdió el control por completo, las luciérnagas se convirtieron en luz destructiva que no podía ser tocada por alguien que no deseara la muerte. Rodeó todo el lugar con sus creaciones, una luz más grande comenzó a salir de su pecho. Tenía ojos en sus alas de pluma, parecía que tenía plumas de oro. Se desmayó su cuerpo mortal, su ser ahora estaba libre por completo. Era algo más grande que el pueblo, miró fijamente al guerrero que tenía en su camino.
-¿Eres tú el guerrero azul?.- preguntó con una voz profunda y sin género al igual que el guerrero.
-Lo soy, si tienes un problema con alguno de los habitantes, solo dímelo y me encargaré de que reciba su castigo.- dijo con calma y seguridad en él.
-No tengo un problema con ninguno de ellos... ¡¡TENGO UN PROBLEMA CONTIGO!.- su luz que desprendía se convirtió naranja.- ¡A él!!
Lo señaló con una lanza de luz que se había creado en un segundo, las luciérnagas obedecieron su orden, mientras que el fuego lo encerró en una bola para ser destruido por las luciérnagas. Salió de ahí a toda prisa antes de ser devorado por el fuego, corrió al bosque para alejarlo de su gente, lo importante era que ellos estuvieran a salvo.
— No te servirá tratar de escapar, te perseguirá hasta que mueras.
-¡¿Puedo saber el motivo?!.- dijo mientras corría a toda velocidad.
-El dragón que mataste es la causa.- caminó hacia él con su cuerpo humano dentro de él.
-¡Espera, es un malentendido!.- se detuvo en seco después de oírlo.- No lo maté esa es una ilusión que hice.
Se detuvo de igual manera, no sabía si era un engaño o era verdad lo que decía, la única forma de saberlo, era verlo con sus propios ojos.
-Si es verdad lo que dices, trae al dragón ante mí.
-Con una condición, repararás el daño que causaste en el pueblo, tanto a las personas como sus viviendas.
-Trae al dragón sin ningún rasguño y tendrás todo lo que pides.