El Regreso del Heredero (Gleen Fernando)

Felicia entró cautelosamente en el salón de la casa de Milea, caminando con el arma apuntando al frente. Sin embargo, se detuvo abruptamente, sus ojos se abrieron al ver lo que tenía delante, dejando caer el arma al suelo.

"¡Dios mío, Milea!", gritó Felicia en estado de shock al ver a Milea colgada arriba, con una cuerda atada al marco de hierro de la ventana del salón.

Milea estaba muerta, la cuerda firmemente atada alrededor de su cuello, sus ojos aún abiertos y sus pies sin tocar el suelo. Como si hubiera cometido suicidio.

El cuerpo de Felicia se desplomó en el suelo, débil e incapaz de levantarse. Estaba temblando; era la primera vez que veía a alguien morir de una forma tan horrible delante de ella, especialmente alguien tan cercano.

No mucho después, el sonido de una ambulancia se escuchó acercándose, y el cuerpo de Milea sería llevado al hospital para una autopsia. Había sido Felicia quien llamó a la ambulancia.

Los padres de Milea volaron desde Filipinas tan pronto como se enteraron de su muerte.

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El informe de la autopsia confirmó que la muerte de Milea fue un suicidio. No había señales de violencia o moretones en su cuerpo, y dio positivo en drogas.

"¿Drogas? Mi hijo no era un drogadicto". La madre de Milea se negó a creer lo que escuchó sobre su hija. Estaba furiosa con el policía que afirmó que Milea había muerto por suicidio.

"Pero la realidad es que la señorita Milea era consumidora de drogas y dio positivo. Además, estaba embarazada".

Felicia se quedó impactada. "¿Milea estaba embarazada?".

Milea nunca había mencionado tener un novio. Siempre que tenía uno, se lo contaba a Felicia.

"Sí, señorita Felicia. Su amiga tenía un mes de embarazo", respondió el policía.

Felicia estaba aún más convencida de que Milea no se había suicidado. Si estaba embarazada, ¿podría el padre del bebé ser el responsable?

"No me creo que Milea se suicidara. Cuando entré en su casa, estaba todo desordenado. Estoy segura de que fue asesinada, no se suicidó. Si no me cree, podemos comprobar las imágenes de la cámara de seguridad". Felicia fue inflexible, convencida de que Milea había sido asesinada.

"Desafortunadamente, la cámara de seguridad de la casa de la señorita Milea está rota, señorita", respondió el policía, sin dejar ninguna prueba que apoyara las sospechas de Felicia.

"En cuanto a los artículos dañados en la casa de la señorita Milea, sospechamos que estaba sufriendo un episodio depresivo inducido por las drogas antes de su muerte, posiblemente relacionado con el embarazo. Creemos que dañó los artículos de su casa antes de suicidarse. Por eso encontramos sólo sus huellas dactilares en la casa, incluso en los artículos rotos". La explicación del policía tenía sentido; no había ninguna indicación de que Milea hubiera sido asesinada.

"¿Cómo que la cámara de seguridad de nuestra casa está rota? La última vez que estuvimos en Indonesia, hace dos meses, funcionaba perfectamente", dijo el padre de Milea.

"Pero la realidad es que está rota, señor. Puede comprobarlo usted mismo", respondió el policía con calma.

Felicia mostró los mensajes de texto entre ella y Milea al policía. "Milea me pidió que fuera a su casa; dijo que tenía algo importante que contarme. ¿Por qué iba a suicidarse de repente? Esto debe estar relacionado con su novio. ¿Y cómo puede alguien que está deprimido ir a trabajar? Milea estuvo trabajando esta mañana".

"Es posible que la señorita Milea no se sintiera deprimida en ese momento. El episodio puede haber ocurrido más tarde, posiblemente desencadenado por su embarazo. Estamos intentando localizar a su novio para interrogarlo. Sin embargo, estamos teniendo dificultades para encontrarlo, ya que no tenemos fotos ni mensajes de texto de él en su teléfono".

Felicia suspiró, incapaz de probar sus sospechas. Incluso los padres de Milea optaron por creer a la policía y al informe de la autopsia de que su hija había muerto por suicidio.