Sr. Dominante

El señor Valero se detuvo frente a mi apartamento y vi su disgusto respecto a mi vecindario. En mi opinión, este era el lugar menos inseguro, pero era todo lo que Lucía y yo podíamos pagar. Le di un pequeño agradecimiento que él devolvió con un asentamiento, salí de su coche demasiado llamativo y me apresuré a entrar en mi edificio. Sentí el coche arrancar y alejarse.

Al entrar en mi apartamento, me alegré un poco de no escuchar a Lucía. Solo quería algo de tiempo para adaptarme a todo lo que había sucedido hoy. Anoche fue la más divertida que había tenido en años. Salir con lucia y Sandra siempre era lo mismo, pero ayer fue algo completamente diferente. Ayer fui completamente yo misma y fue realmente refrescante. Cuando él sostuvo mis manos hoy, sentí el calor recorriendo mi cuerpo. Nadie nunca había tenido tal efecto en mí.

Incluso ni con Charly, yo siempre solía ser reservada. El sexo nunca se trataba de mí. Nunca me tocaba y solo tenía lo que quería. Entonces ¿Por que quería que él me tocara? ¿Por qué encendía tanto fuego en mi con solo un toque?

Solo se una cosa. Si no fuera por la pesadilla, me habría entregado completamente a él y ese pensamiento me asusta. Nadie puede tener tanto poder sobre mí y nunca me rendiré ante nadie nunca más. Especialmente ante mi jefe.

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Ha pasado dos semanas desde que comencé a trabajar en la empresa y no podría haber ido mejor. Después de la conversación con el señor Valero, esa noche, todo estaba funcionando sin problema alguno. No hubo ninguna incomodidad y estaba profundamente agradecida por su comprensión.

Me encontraba concentrada en el archivo que el señor Valero me dio y no escuché a nadie entrar a mi oficina.

Me asusté al escuchar un fuerte aplauso justo al lado de mi oído y me iré para ver a Alice detrás de mí, riendo a carcajadas con una mano en el estómago y otra en la boca.

—¿Qué te pasa, Alice?—le reprendí, con la mano aún en el corazón debido al susto que me dio.

—Es tan fácil asustarte, Liliana, lo que resulta realmente divertido—respondió entre sus molestas risas.

—Me alegra ser tu fuente de entretenimiento—dije en un tono un poco molesto y volví a trabajar en mi archivo.

—Deja de ser una reina del drama y vámonos—cerró mi archivo de golpe, manteniendo una mano firme sobre él. —Es hora de salir a almorzar, vamos—

Respire hondo, cerré mi laptop y seguí a Alice afuera. El ascensor se abrió y salió Alejandro luciendo tan atractivo en su traje negro de Armani. Sus hermosos ojos grisáceos se encontraron con los míos.

—Hola, Alejan... Quiero decir, señor Valero. ¿Te gustaría acompañarlos a almorzar?—mi cabeza se giró hacia Alice cuando la escuché. ¿No entiendo por qué le diría eso?

—Por favor, adelante y disfruten. Tuve una reunión y comí allí—le dijo a Alice. Pero sus ojos seguían puestos en los míos. Era como si no pudiera apartar la mirada.

No sabía si debía sentirme aliviada o decepcionada tras su respuesta.

Entramos en el ascensor y miré hacia arriba, viéndolo aún mirándome. Sus ojos se oscurecieron y me miraban directamente como si quisiera devorarme. Como si quisiera poseerme. La semana pasada había sido nada más que profesional entre nosotros. Y ahora. Ver sus ojos oscurecerse así me hacía desear algo que estaba fuera de cuestión. Algo que era solamente él.

—¿Qué fue todo eso?—dijo Alice emocionada tan pronto como se cerró el ascensor.

—No sé dé que hablas—dije tratando de descartar cualquier conexión que sentí.

Pero esta era Alice. Quién solo le bastó dos semanas para aprender a reconocer mis mentiras.

—Claro, si—

Alice tenía la tendencia de ser amable con todos. Ella era la única que fue lo suficientemente acogedora como para hacer que estas semanas fueran soportable.

—Vamos a tener una noche de chicas. Solo nosotros, podemos llamar a Lucía y a Sandra también—me guiñó un ojo y olía a travesura. ¿No entiendo qué es lo que pasa con ella?

[•••]

Al regresar a la oficina, fui inmediatamente convocada por el señor Valero. Sintiendo nervios por todas partes, fui a la puerta de su oficina y la toqué suavemente. Para luego escuchar un "Adelante".

Tomé aire Porque eso no iba a ser fácil, la mirada que me dio apenas entré esta mañana aún seguía en mi mente.

Entre a su oficina siendo atrapada por su aroma masculino, levantó la vista de sus papeles tan pronto me oyó entrar, y sentí que la intensidad de sus ojos había vuelto, estos ahora mismo tenían un brillo de posesividad que nunca antes había visto. Sin saber qué hacer o decir me quedé de pie frente a su escritorio, esperando a que él fuera el que interrumpiera ese silencio.

—¿Cómo ha ido estás dos semanas, señorita Liliana?—se inclinó hacia adelante, con los codos sobre el escritorio y las manos bajo la barbilla. —Espero que hayas disfrutado estar aquí tanto como nosotros hemos disfrutado tenerte—

»Dios mío«

¿Qué estaba pasando? Siento que me mira como si yo fuera su próxima comida. Porque sabía que aprovecharía esa oportunidad. Y eso sería lo peor porque el recuerdo de la última vez aún estaba muy fresco en mí. No he podido olvidar mi miedo y tomaría mucho tiempo más para olvidar eso.

—Es una oportunidad muy grande y un honor trabajar con usted señor valero— pude decir con una voz firme evitando los nervios que sentía en ese momento. —Creo que no puede ser mejor—

—Claro que puede ser mejor—Y ahí estaba de nuevo, esa voz profunda y gutural que hacía que mis entrañas se derritieran una vez más, en mi mente volvió a surgir los recuerdos de esa noche junto a sus manos recorriendo todo mi cuerpo. Sus labios suaves pero firmes sobre los míos.

—¿Disculpa, pero no entiendo?—por un momento, el pánico apareció y me invadió. A mi mente llegó una pregunta incómoda ¿Y si él era como Lucas? Pero inmediatamente descarté ese pensamiento, fue bien mi pecho porque él no era como ese cretino. Cuando el señor Valero me tocaba, todas las batallas internas de mi cuerpo se calmaban. ¿Cómo podría eso estar de alguna manera mal?

—Quise decir— se recostó en sus sillas con un brillo divertido en los ojos, como si supiera los pensamientos traviesos que pasan por mi cabeza. —Hay una gala en París dentro de una semana, y necesito que usted me acompañe aparte de que también lo quiero, tendremos que quedarnos allí unos días considerando que tengo varias reuniones a las cuales debo asistir—

»Esperaaaa.... ¿Queeee?«