Santino al fin encontró a quién amar, pero todos ya habían decidido lo que él debía sentir por aquella mujer, al final él era el hombre del corazón de hielo, en el que solamente había amor para la familia.
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Veintidós
Diez días después de aquella conversación aterrizaba Denisse en Irlanda junto a David y Ciara, que llevaba a el pequeño de nueve meses en brazos, mientras afuera, los esperaban Cían junto a la abuela Diana, que al ver a la chica se lanzó a su cuello para abrazarla, ahora la mujer ya no tenía que contenerse para que no pensaran que ella estaba loca y pese a todas las recomendaciones que recibió de su hijo para ir despacio, esa era una oportunidad que no iba a desaprovechar, ella era intensa, como siempre la describían, y su nieta ya se daría cuenta.
- Que bueno que estás aquí- le repetía una y otra vez mientras tocaba la cara de la chica.
- Mamá, vas a asustarla, hablamos y te advertí bien como eran las cosas.- la mujer se separó de la chica sin querer hacerlo y ella se inclinó para decirle algo al oído a la señora.
- No se preocupe, nunca tuve una abuela, no voy a quejarme.- y Diana regresó contenta a su abrazo y los demás miraron asombrados sin saber que le había dicho la chica que la volvió aún más feliz de lo que ya estaba.
En el aeropuerto el pequeño David también fue protagonista, Cían no podía creer que tenía un sobrino y que fuera tan guapo menos, el niño ya tenía nueve meses y cada día era más hermoso y un muy orgulloso tío lo tomó en sus brazos y no lo soltó ni un momento.
Más de un mes llevaba desde su regreso Denisse trabajando sin descanso en la empresa de su padre, por la casa en la que vivía ya había desfilado prácticamente toda la familia Parisi, ella y su hijo eran como un premio que les había llegado y ninguno de ellos quería perderse compartir su cariño con los nuevos integrantes de el clan, solamente una persona no había vuelto a dejarse ver por allí, Santino, pero la chica no perdía las esperanzas de que un día apareciera por su puerta, aunque sabía que amar a su hermano de la forma que ella lo amaba era una aberración, calmaba su culpa pensando que se conformaría con sólo verlo.
Tres meses, tres meses habían pasado cuando una mañana al entrar en el ascensor para ir a la oficina de su padre lo encontró allí.
- Hola- lo escuchó solamente decir y tuvo que contener las ganas de lanzarse sobre él para besarlo otra vez.
- Hola- le contestó ella.
- ¿Todavía me odias?- le preguntó como haciendo un esfuerzo.
- Quisiera, todos los días le pido a Dios que me deje odiarte, pero no puedo.- le habló en un susurro y lo vio caminar hacia ella y cerró los ojos, pero en ese momento escucharon el clin de que se abrirían las puertas del ascensor y al hacerlo el hombre salió disparado lo más lejos que pudo de la pelirroja.
La chica suspiró al verlo alejarse y pensó que aquello era lo mejor, un nuevo encuentro con él como aquel que ya había tenido no iba a poder contenerlo y su conciencia no estaba preparada para vivir el resto de su vida sintiéndose sucia, prefería sufrir y pensar en lo que hubiera sido si no fueran hermanos, por que lamentablemente en la vida habían cosas que no podían ser cambiadas.
Aquella fue una de las pocas veces que vio a Santino, la chica sabía que él la evitaba y lo comprendía, quizás el hombre también estaba luchando contra lo mismo que ella.
Un año ya había pasado desde que Denisse volvió a Irlanda y le dio una oportunidad a David para entrar en su vida, un año y en todo ese tiempo no llegaron ni a cinco las veces que volvió a ver a el hombre que no la dejaba dormir en paz.
- Denisse¿ puedes venir un momento?- le pidió su padre por teléfono y ella se dispuso a subir hasta su oficina.
Cuando entró en ella se quedó de piedra, allí estaba él, de espaldas, mirando por la gran ventana de la oficina.
- Hola Denisse- le dijo al escuchar la puerta sin mirar siquiera que era ella quién había entrado.
- Hola Santino- le respondió y a David no le extrañó aquella forma de tratarse que ellos tenían, después del incidente en que la chica se enteró quién era su padre aquellos dos nunca habían vuelto a ser los mismos, y todos pensaban que era por que ella no le perdonaba haberla engañado y el sentía culpa por haberlo hecho.
- Hija- le dijo el hombre y la chica no cuestionó la forma de llamarla, muchas cosas habían cambiado en ese año y esa era una de ellas- Santino ha cerrado un negocio en New York, es con alguien que es mi amigo hace años, pero ahora los negocios los lleva su hijo, y yo quisiera que tú fueras a verificar las obras como ingeniera. - la chica escuchó New York y su corazón dio un vuelco pero no dijo nada.- Si aceptas todo está preparado para viajar lo más rápido que puedas, ellos saben que uno de nuestros ingenieros supervisará el trabajo.
- Por mi no hay problema- contestó ella y enseguida se dio cuenta de que eso fue un error cuando escuchó el nombre de la persona con la que se hizo el negocio.
- Pues si no hay problema ya hablo con la secretaria de Roberts para que me dé una cita para ti para mañana, tú y Santino vuelan esta tarde y te quedarás en su casa.- el padre quería que aquellos dos se reconciliaran y no quiso ni preguntar si estaban de acuerdo- La casa es grande y estoy seguro que a tu hermano no le va a importar que estés allí.
- Espera papá- le dijo la chica y esa era otra cosa de las que habían cambiado- Es muy rápido para viajar hoy mismo, tengo que preparar a David.
- ¿Te molestaría dejarlo con nosotros?- le pidió a la hija- Ciara y yo vamos a viajar el martes y lo llevaremos.- la chica lo miró y no quiso quitarle la ilusión, no era la primera vez que el niño se quedaba con ellos y sabía que lo hacía con gusto.
- Está bien papá, me voy entonces, tengo que preparar mi maleta, hasta luego- y salió de la oficina.
- No has dicho nada ¿ Hubieras preferido que no se quede en tu casa? Puedo buscarle un hotel, o estar en casa de tu abuela, aunque esa opción le va a quedar muy lejos de la naviera.- interpeló a su hijo.
- Ya tú lo resolviste todo sin contar conmigo, pero no te preocupes, yo estoy poco allí, ella puede disponer de todo lo que quiera sin molestarse por mi presencia.
- ¿Cuando van a hablar y resolver lo que sea que los tiene así? No me gusta ver a mis hijos distanciados.
- Hay cosas que no tienen solución- le dijo y se inclinó para besar a su padre- Te dejo, yo también me tengo que preparar.