El Mafioso Y Yo

Después de saber la satisfactoria noticia, de que ya no volveremos a huir, ni escondernos; me sentí muy feliz y seremos libres, más que listos para recibir a nuestro bebé.

Ya tenía una semana que me habían dado de alta, pero bajo supervicion medica lo que restaba mi embarazo, tenía que estar la mayor parte en cama y eso era algo que estrictamente tenía que acatar.

Un nuevo día más aquí, en la habitación ya casi estoy en mis siete y medio, me levanto a velocidad tortuga, camino al baño a hacer mis necesidades quitándome la ropa de dormir para darme un baño y se que en menos de dos minutos estará aquí Faddei asustado.

-mi amor, por que no me hablaste te pude ayudar a levantarte.- sigo duchandome y escuchando su lindo reclamo.

-perdón cariño; solo que estabas tan plácidamente que no quise levantarte.- niega quitándose la ropa y entrando conmigo a la ducha.

Nos besamos y el acaricia mi panza, moviendo sus manos a otras áreas de mi cuerpo, me prende tanto su deseo hacia mi que no aguanto más.

-amor, ¿sabes de lo que tengo ganas?.- me ve negando aun sus brazos en mi cintura.- de ti, de tu cuerpo y de esto.

-Samira sabes que no podemos, yo soy el que más muero mi vida pero solo estos meses.- y sin éxito alguno me suelto de sus partes terminandome de bañar.- ¿no estas molesta, verdad?

Niego al salir de la ducha para ponerme una bata y salir del baño, me cambio poniéndome un short con una blusa de tiras color lila, peino mi cabello mientras veo salir a Faddei del baño un poco colorado.

-¿porque tardaste tanto cariño?.- sabía muy bien lo que hizo, después de haber salido del baño, pero me gusta ponerlo en encrucijada.

- pues que te digo amor, ya sabes para que mentirte hasta el día de hoy e tenido que emplear a mi mano, mi mejor amiga.-me carcajeo ante su comentario.- solo me cambió y bajo por el desayuno

Asiento terminando de peinarme y caminando hasta el sofá que da al ventanal, sale el de la habitación y no pasan ni cinco minutos entrando la enfermera a ponerme el cinturón de monitoreo para mi bebé.

Desde lo que ocurrió, nunca a dejado de ser activo no entiendo ¿para que? pero solo se que es por el bien de mi hijo, tomo las vitaminas mientras me checa la presión,el azucar, oxigenación y la temperatura, la veo anotar todo en una libreta y sale de la habitación, me pierdo en mis pensamientos en imaginarme de mil maneras en como será nuestro bebé, si ¿tendrá el color castaño y ojos miel de su padre? o ¿mi cabello negro y ojos azules?, no lo se; pero estoy más que feliz y desesperada por que llegue ese día de tenerle entre mis brazos para llenarle de besos.

-amor ¿estás bien? desde hace rato te estoy hablando y te me fuiste.- asiento dándole un corto beso en sus labios.

- estoy bien; solo pensaba ¿a quien se parecerá y si tendrá tus ojos o los míos?.-me sonríe, preparándome un tostada para desayunar.

- solo se, que estará muy guapo o hermosa, por los génes de sus padres.-asiento, comenzando a comer.

El desayuno se me fue de inmediato, despidiéndose de mi salio a arreglar asuntos de la organización, mientras yo seguía admirando el hermoso día, cuando escucho abrirse la puerta y es la pequeña Sofia con Beatriz y Matin.

-hola amiga; ¿se puede?.-asiento acercándose a mí, saludandonos y ella como siempre acariciando mi vientre.- ¿como te siente hoy?

-bien, solo que se me harán eternos estos últimos meses, aquí en esta habitación.- me abraza, se que ella me entiende por que en el embarazo de Sofi duro en cama casi todos los nueve meses.

- pues lee, pinta, escribe; nena has alguna actividad para que puedas llevar a termino a este panquesito, y no te me enloquescas.

-si lo haré, comenzaré a escribir un poco se me da muy bien.-asiente.

Se quedaron conmigo casi todo el día, ya en la tarde, noche se fueron tendrían una fiesta en algún lugar, de unos de sus socios y no podían faltar, cene en compañía de la enfermera, cuando dieron las ocho ella se despidió y una hora después llegó Faddei dándose un baño y dándome chocolates.

Las horas pasaron platicando de su día que era más emocionante que el mio, nos acurrucamos durmiendonos de inmediato.

Avanzaron los meses, ya estaba casi en las treinta y nueve semanas a solo unos pasos de conocer a mi bebe, decidimos que hasta que naciera sabríamos que sería, queríamos que fuera sorpresa para nosotros mismos.

En la tarde comencé a sentir unos calambritos en mi vientre, traía el monitor y la enfermera entró por la puerta, puedo jurar que subió las escaleras corriendo.

-señora el monitor me arrojo un cambio ¿se siente bien?.-niego tratando de levantarme, tenía unas inmensas ganas de hacer del baño.

-no Carol, siento calambres; puede ayudarme para ir al baño.-asiente tomando mis manos para levantarme.

Pero al incorporarme, los calambres fueron sustituidos por un dolor intenso haciéndome gritar, entrando de inmediato Faddei, cargandome para ir al hospital dándole la orden a Carol de traer el bolso, me subió a la camioneta y en medio camino regreso el dolor más fuerte sintiendo liquido correr por mis piernas.

-amor.-grito tocando mi vientre.-ya viene.

-Armando; písale que ya nacerá.-le dice gritando y el acatando la orden de Faddei.

y pasaron los minutos llegando al bajar una silla de ruedas ya me esperaba, llevándome al área de partos haciéndome un ultrasonido para ver si venía bien, minutos después ya estaba en labor de parto en un grito pujando con todas mis fuerzas hasta que un llanto se escucho en toda la sala, acercándose el doctor.

-felicidades es una princesa.- comencé a llorar al ver que la traen y la recuesta en mi pecho, beso una y otra vez su pequeña cabecita.

Me llevaron a recuperacion, y después a la habitación donde ya estaba el cunero con mi hija dormida, no tenía ni diez minutos, se abre la puerta y lo primero que veo es un enorme ramo de flores junto a un oso peluche.

-hola mi amor; gracias por hacerme feliz y darme este gran regalo, mi princesa.-nos besamos y fue a ver a su hija colocando el pequeño oso, entre sus pequeños bracitos, era la imagen más tierna, mi bebé abrazando al oso, y su padre embelesado viendo a su princesa.