Un Consejo: Nunca Digas Nunca

🍇 𝓖𝓮𝓸𝓻𝓰𝓲𝓷𝓪 🍇

La hermana de Angelo salió hasta la pista de baile y nos quedamos conversando sobre la fiesta, recibiendo los halagos de mis suegros sobre la organización y lo bonito que quedó todo.

Luego fuimos por los puestos de comida para degustar los diferentes vinos que producen en la Vinícola Stromboli, para probar los platos típicos de la Toscana y bailar en la pista la tarantela.

Llegó el presentador a hacer las rifas a los trabajadores. La familia Stromboli es muy generosa con sus empleados; rifaron anchetas de productos, electrodomésticos y a todos se les dio bonos para comprar en almacenes de Florencia.

Después de las rifas, Angelo se había ido a una de las carpas que estaban instaladas. Cuando salió, estaba vestido de blanco como deben vestirse los pisadores de uva; tomó mi mano y me llevó al centro del festejo donde estaba el lagar conmemorativo, pasando primero al sitio de los lavapiés.

—Ven, amor, nosotros vamos a ser los primeros en pisar la uva de la cosecha. Daremos apertura oficial a la vendimia. —Lo veo a los ojos con sorpresa, pero a la vez con tristeza.

Me acerqué a la señora que se encargaba del lavado. Me quitó las sandalias, revisó que no tuviera alguna herida o enfermedad en mis pies y procedió a lavarlos muy bien. Como yo estaba familiarizada con el proceso por mi anterior trabajo, mis pies mantenían demasiado cuidados; era para mí ya una costumbre. Un señor hacía lo mismo con Angelo; él entró primero al lagar y me dio la mano para que yo entrara. Me guió al centro, me abrazó y dio un beso apasionado mientras que los presentes aplaudían y silbaban. Ahí empezó Angelo a pisar la uva, guiándome a hacerlo yo también.

Luego escuché que empezaron a cantar y cuál fue mi asombro al ver que era Andrea Bocelli con el tema "Vivo por Ella". Estoy muy sorprendida, pues yo no lo contraté para la fiesta. Sentí que se acercó a mi oído a decirme que era una sorpresa para mí y empezó a cantar él también.

🎶Vivo por ella sin saber

Si la encontré o me ha encontrado.

Ya no recuerdo cómo fue.

Pero al final me ha conquistado.

🎶Vivo por ella que me da

Toda mi fuerza de verdad.

Vivo por ella y no me pesa.

🎶Vivo por ella yo también.

No te me pongas tan celoso.

Ella, entre todas, es la más

Dulce y caliente como un beso.

🎶Ella a mi lado siempre está.

Para apagar mi soledad.

Más que por mí

Por ella, yo vivo también.

🎶Es la musa que te invita

A tocarla suavecita.

En mi piano, a veces triste

La muerte no existe.

Si ella está aquí.

Andrea Bocelli sonriendo paró la canción y el presentador dijo: Gina, mira detrás de ti. Cuando volteé a mirar, estaba Angelo inclinado en medio del lagar con una cajita abierta en la cual había el anillo más hermoso que he visto en mi vida.

—Gina, mi amor. En este mes que ha pasado, me he dado cuenta de que sólo vivo por ti porque estás a mi lado. Por eso quiero que esta vez sea yo también el que esté a tu lado el día que nos casemos y hacer las cosas bien desde un principio. Cásate conmigo, Gina; esta vez te prometo asistir a la boda. —Me tapo la cara y empiezo a llorar.

«Dios mío, qué angustia. ¿Será que no quiere casarse conmigo de verdad?», pensaba Angelo lleno de angustia.

No lo puedo creer, cuánto daría porque esta propuesta de matrimonio sea para mí, para Georgina Rivera, y no para Gina Pastori. Estoy muy sensible con lo que está pasando y empecé a llorar en una mezcla de alegría y tristeza. Saqué valor y pude darle una respuesta.

—Sí, mi amor, yo también quiero que estés a mi lado el día de la boda y todos los días de mi vida. —Sequé mis lágrimas y estiré mi mano para que pusiera el anillo. Todos empezaron a aplaudir y a felicitarnos.

Angelo me ayudó a bajar del lagar, nos lavamos nuevamente los pies y Andrea Bocelli siguió cantando su repertorio.

Llegó la noche y con ella mi destino inevitable. Nos fuimos a la hacienda a seguir el festejo con la familia de Angelo, algunos vecinos y los pocos amigos que él tenía.

—Amor, estás como rara. ¿No estás contenta con todo lo que ha pasado? La fiesta te quedó muy bien, te felicito. ¿O estás arrepentida de querer casarte conmigo? —Angelo ya notó que no tengo esa sonrisa que siempre me ha caracterizado.

«Algo le pasa a Gina, ¿pero qué?», pensaba Angelo preocupado.

—No es nada, amor. Me alegra que haya sido de tu agrado la fiesta. ¿Y que esté arrepentida de casarme contigo? ¡Jamás! —Arrepentida estoy de haber llegado tan lejos con Angelo. Esto definitivamente se me salió de control.

Angelo acaricia mi rostro y me da un pequeño y tierno beso en mis labios mientras mira mis ojos como buscando en ellos una respuesta.

—Entonces, ¿qué te pasa, mi vida? —Dios, cómo quisiera no ver a Angelo preocupado por mí. En verdad que me enamoré de él; daría lo que fuera porque nada lo dañara.

—Solo estoy cansada. Voy a subir un rato a la habitación; quiero darme un baño, cambiarme esta ropa y vuelvo a bajar. —Es ahora o nunca. Mi vuelo sale mañana temprano; es mejor salir de acá ya que pasar una noche más con Angelo. No lo soportaría.

—¿Quieres que te acompañe? —propone aún más por la preocupación que tiene.

—¡No!... Eh, no, mi amor, quédate con los invitados. Yo no me demoro; estoy segura de que hago eso y bajo renovada. —Tengo que convencerlo, si no, nunca salgo de aquí.

—Está bien, no demores. ¡Recuerda que te amo!

—Te amo. —Le di un beso y subí a nuestra habitación.

Entré por última vez al sitio donde tanto amor nos dimos. Allí ya tenía lista una pequeña maleta. Me iba a llevar solo dos mudas de ropa de las más sencillas que tenía y la loción que usa Angelo, pues quería tener algo para recordarlo siempre. Todo lo demás que me dio Angelo quedó en su sitio; dejé los documentos y la tarjeta de crédito de la verdadera Gina en la cama junto a su bolso de animal print, el culpable de este enredo en el que me metí. En la mesa de noche dejé una fotocopia de mis documentos originales con un encabezado que decía: Yo no soy Gina Pastori; al lado, el regalo que le compré con la tarjeta y, en un sobre, la carta de despedida que le escribí.

🍇 𝓐𝓷𝓰𝓮𝓵𝓸 🍇

Estoy feliz, de verdad que nunca imaginé que algún día me iba a enamorar y mucho menos que me iba a casar, pero así es el amor, llega cuando menos lo esperas y de la persona que menos te imaginas.

Gina es una mujer excelente, me saqué la lotería; es sencilla, alegre, calmada, cocina delicioso, es experta en vinos, se entrega sin condiciones, no es codiciosa... en fin, un sinnúmero de cualidades.