Nadie nunca ha visto el verdadero rostro de la emperatriz. Nadie sabe la razon por la que la emperatriz no se ha dejado ver por su pueblo. Algunos dicen que tiene un rostro poco agraciado. Otros dicen que desconfía de todos a su alrededor. Las malas lenguas hablan sobre la guerra. Una mujer de tan solo 18 años que lidero la guerra mas larga de la historia de los 5 reinos. Solo 20 minutos le tomo acabar una guerra que habia durado mas de 40 años. La salvadora de la nacion. La emperatriz Suprema. Ishtar D'Labot.
Nadie conoce su verdadero rostro. Nadie recuerda su verdadero ser.
Excepto el. El recien nombrado Duque de Geronia ha vuelto al imperio. Con el unico deseo de recuperar el amor que ha perdido.
Pero se llevara una grande sorpresa. Porque la mujer de sus recuerdos ya no existe. Y en su lugar una mujer con multiples rostros lo recibe.
Dentro de ella residen muchas personalidades. ¿Podra el enamorar a todas ellas?
NovelToon tiene autorización de Yabl para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo 22: Felicidad
Las habladurías en el imperio estaban centradas en el anuncio de la emperatriz. Ella había dicho sin dudarlo que el Duque de Geronia le pertenecía.
¿Que significaban esas palabras? ¿Acaso la Emperatriz deseaba contraer matrimonio con el unico Duque soltero en el Imperio? ¿Ella lo estaba obligando? ¿o el duque de verdad deseaba aquello?
Esa noche talvez todos lo sabrían.
El baile de invierno era un celebracion que los nobles siempre aprovechaban para conseguir nuevos aliados. Poder encontrarle esposo a sus hijas en edad para contraer matrimonio. Los hombres solteros evaluaban la calidad de cada jovencita en el lugar. Y si poseían lo que ellos deseaban tener en una esposa.
La emperatriz yacía en silencio en su trono. Le aburrían estas celebraciones. Siempre lo habian hecho. Y el hecho de que Yoon-Ha no estuviera aqui la inquietaba. Hace mas de una hora que la celebracion habia comenzado y yoon-ha no se dignaba aparecer. ¿En donde estaba?
—En donde esta Yoon-Ha?
Raktar a su lado volteo a mirarla y nego.
—No lo se, parecia nervioso esta mañAna. Estuvo todo el dia en el invernadero junto a Gaia.
—Y... sucedio algo que no sepa?
Raktar nego divertido.
—Aparte de que llevaba un anillo de oro en su dedo anular, nada mas que comentar.
—Un anillo?—la Emperatriz frunció el seño confundida.
—Oh no lo sabias... Ishtar se ha atrevido a hacer la pregunta... Y bueno, ya imaginarás la respuesta.
La emperatriz volteó el rostro a otro lado. Ishtar era bastante atrevida cuando se trataba de Yoon-ha. Y era obvio que él no se negaría. Había venido aquí por ella. Había soportado lo insoportable y se había amoldado a cada una de sus exigencias por ella. Era ella la mujer a la que él amaba. El había exterminado sus demonios.
El tenía ese poder.
Había conseguido lo que deseaba.
Y ahora... ella... ¿Cual era su lugar en todo esto?
Su corazón latía con fuerza en su pecho. Y por primera vez en su estadía en esta tierra, habitando este cuerpo... Las lágrimas amenazaban con desbordarse de sus ojos.
¿Por que?
Habia dejado que aquellos sentimientos que estaba segura que no le pertenecían se apoderaran de ella. Esto era lo que Ishtar siempre habia deseado. Deberia estar feliz, pero aquel inmenso hueco que comenzaba abrirse en su interior le estaba quitando la voz. Se sentia asfixiada. Como si las paredes de la habitacion se hicieran cada vez mas pequeñas y estuvieran encerrándola en su propia mente.
Su cuerpo se irguió sobre la silla casi por inercia. En un instinto de huida desesperante.
No podia mostrarse de esta manera delante de nadie.
El salon se fundió en completo silencio, todos los ojos estaban puestos en ella. Estuvo a punto de bajar aquellos escalones cuando Raktar la tomo del brazo. Volteo su rostro hacia el confundida y el solo sonrio.
—El Duque Yoon-Ha esta aqui, su majestad.
La emperatriz volteo el rostro y lo miro caminar hacia ella con aquella seguridad que lo caracterizaba, con la misma con la que se habia abierto paso a su corazon. Con sus ojos clavados en ella, su capa de terciopelo azul se mecia con su caminar.
Ishtar fue incapaz de moverse de lugar, su mente se quedo en blanco observándolo. El Duque podia sentir aquellas hermosas esmeraldas que tanto amaba completamente fijas en el. Su corazon latía con fuerza en su pecho. Estaba nervioso, ansioso por lo que estaba apunto de hacer. Pero deseaba con todo su corazon hacerlo.
Se detuvo a solo pasos de ella, al principio de aquellas escaleras que lo separan. La emperatriz se acomodo derecha en su lugar y lo miro en silencio. El duque se arrodillo en el suelo y bajo la cabeza en la mas delicada reverencia.
—Larga vida a su majestad la emperatriz de los cinco reinos.
El salon se fundió en un silencio expectante, todos las miradas clavadas en ellos.
El duque levanto el rostro y la miro, una sonrisa suave adornaba su rostro.
—Majestad, estoy aqui de rodillas ante usted con el unico proposito de pedirle... rogarle... que me acepte.
La emperatriz lo miro confundida. ¿Por que estaba haciendo esto?
El Duque llevó sus manos a su bolsillo y de ahí saco aquello que había ido a buscar esa tarde. La razón por la que había llegado tarde. El anillo que había mandado hacer solo para ella.
Su emperatriz.
El duque abrio la pequeña caja con delicadeza y un anillo con un ruby pulido en forma de llama de fuego se dejo ver. La emperatriz miro el anillo sorprendida. Se veia tan rojo como su cabello.
—Majestad, con este anillo deseo desposarla. Deseo que sea mi esposa. Porque es usted a quien amo. A quien he amado desde que era solo un joven que no comprendía nada sobre el amor. Por favor... le pido que acepte mi amor y me permita convertirme en su esposo.
El silencio que le siguió a sus palabras dejo a todos expectantes. La emperatriz estaba congelada en su lugar. ¿Que significaba esto para el? talvez solo estaba intentando reafirma su union con Ishtar... talvez era solo eso... o no?
—Mi emperatriz—aquellos ojos eran dulces y amorosos, la miraban con absoluta devocion.
La emperatriz llevo su mano a su rostro y con elegante calma retiro la mascara que llevaba en su rostro. El salon se lleno de suspiros de sorpresa.
Pero ellos solo podian mirarse uno al otro, sus corazones latiendo en la misma sincronia.
—Yo... no...—la emperatriz titubeo.
El duque sonrio, sabia lo que diria y sin dudar la interrumpió.
—Lo dirás de nuevo?—la emperatriz abrio los labios sorprendida y el duque solo nego—Volvera a decir que no es usted la mujer a la que amo... ¡Se equivoca!. Es usted la dueña de aquella mirada seria que me escaneaba al otro lado del salon en cada baile. La protagonista de aquella danza sangrienta que hacia bailar su cabello como lava ardiente... Es usted la mujer que me ha hipnotizado, quien lleno mis dias de conversaciones que aliviaron mi corazon. Es usted a quien admiro. Tiene usted la voz que quiero escuchar entrar por mis oidos hasta el fin de mis dias. Es su mano la que quiero tomar en el altar. Mi emperatriz... me he enamorado de usted sin siquiera intentarlo. De su terquedad. Su seguridad. De su sonrisa sarcástica. La seguridad con la que expresas lo que piensas sin dudarlo. De su egocentrismo... La amo. Y no importan los obstaculos que creen que he tenido que pasar. O todo lo que piensan que he tenido que soportar. Porque nunca ha sido un trabajo dificil para mi. He disfrutado cada segundo a su lado. Y solo me ha servido para reafirmar aquello que siempre supe. Deseo pasar el resto de mi vida con usted. Asi que se lo pido, permítame ser su esposo.
La emperatriz sentia su corazon latir con tanta fuerza en su pecho como si en algun momento fuera a desprenderse de su cuerpo. Talvez habia sobre pensado demasiado. Se sentia derribada por una version mas dulce de si misma. Era estupido si quiera pensarlo.
La emperatriz descendió con elegancia por los escalones que los separaban hasta detenerse delante de él. Se quitó con lentitud el guante que cubría su mano y la estiro hacia él.
Y por primera vez sonrió. No con diversion, con ego o con sarcasmo...No... Era una sonrisa sincera. Una sonrisa dulce. Feliz.
—Acepto. Deseo ser su esposa Duque Yoon-ha.
El duque sintio su pecho llenarse de felicidad, aquellas mariposas de las que todos hablaban revolotearon en su estomago. Tomo el anillo de la pequeña caja y lo deslizo en su dedo con suavidad. Tomo su mano y se quedo hechizado observando lo hermoso que lucia aquel anillo en su mano. Sus labios besaron con delicadeza su mano. La miro encantado.
—Voy a hacerla feliz emperatriz. Lo prometo.
La emperatriz se puso de rodillas, lo tomo del rostro con manos temblorosas—Ya me haces feliz Yoon-Ha.
Estaba llena de dudas pero tambien de deseo. Deseaba con todo su corazon sentir sus labios sobre los suyos, asi que sin mas dudas, la emperatriz lo beso.
Sus labios se unieron en un casto beso, sus ojos se cerraron casi por inercia, el salon se lleno de aplausos.
Ella seria su esposa. El lo habia logrado. Habia logrado enamorarlas a todas ellas.