UN ALFA CON DOS LUNAS

En la noche los lleve al mar con mucha comida deliciosa. Quiero regresarle a Bianca un poquito de todo lo bueno que hizo por mí. Canté la canción que me enseñó para llamarla. Horas después apareció.

— Hola Bianca. — Le sonreí feliz. Luego entré al mar y la abracé.

— Hola.— Me devolvió la sonrisa y actuó un poco tímida, supongo que es porque mis padres están aquí.

— Ellos son mis padres. — Se que los conoce por mis recuerdos pero igual se los presente.

— Mucho gusto. — Dijo Bianca.

— El gusto es nuestro. — Dijeron mis padres. — Gracias por ayudar a nuestra hija.

— No fue nada. — Expresó Bianca.

— Yuli nos contó todo lo que hiciste por ella, fue mucho y no tenemos cómo pagarte la alegría que nos devolviste. — Le dijo mi madre viéndola con el mismo agradecimiento que expresaba.

— Desde que ví a su hija supe que era de buen corazón, y ví su perseverancia, por eso decidí ayudarla. Sabía que ella podría salir sin necesidad de sacrificarse.

— ¿De que sacrificio hablas.— Preguntó mi madre.

— Tenía que volverme sirena si quería salir del triángulo de las bermudas. Y jamás volver a pisar tierra. Ese es el sacrificio que todas las mujeres hacen al volverse sirenas.

— Pobrecitas.

— Somos felices aunque no lo crea. — Dijo Bianca. Pero yo sé que no era del todo feliz ahí. Ojalá yo pudiera hacer algo por ella. Mientras puedo hacer que coma bien.

— Mi mamá cocinó todo ésto especialmente para ti, espero que te guste.

Bianca probó las cosas y se le notaba la felicidad.

— Comida humana, la mejor del mundo. Hace mucho que no cómo así de rico. Gracias.

— Mañana te traeré más, tu me alimentaste por 190 años, yo quiero hacer lo mismo. — Es lo mínimo que Bianca merece. Ella fue la más buena conmigo. Me salvó de ser ahogada y me ayudó a sobrevivir.

— No tienes que, sabes que estoy acostumbrada a la mala comida.

— Pero a lo malo uno se desacostumbra con facilidad. — Sonreí. Unos minutos después mis madres nos dejaron solas. — Bianca, ¿no te gustaría volver a ser humana.? — Pregunté.

— Claro que me gustaría pero sabes que eso es imposible.

— Tal vez no sea tan imposible.

— Es mejor no intentar. Es imposible.

— Bianca todos creían que yo jamás llegaría a la flor azul y mírame. Después de 190 años pude volver con mi familia, pude tener otra oportunidad. Una qué yo te quiero dar.

— Te lo agradezco. Me iré ahora. Ya está amaneciendo y no quiero que los humanos me vean. — Nadó con rapidez.

Yo volví con mis padres.

— Nunca imaginé que las sirenas de verdad existieran. Pensé que tanto tiempo en la isla te había enloqueciendo. — Dijo mi madre.

— ¿Y porqué preparaste la comida si pensabas eso.?

— Porqué quería complacerte.

— Supongo que al ver que ella no aparecía seguías dudosa.

— Un poco.

— El mundo tiene muchos secretos amor. Por eso no debemos dudar nunca de nada. — Dijo mi padre.

— Si. El mundo es un misterio. — Al decir eso pensé en Javier. El es mi maté, y según la Diosa luna su corazón es sólo mío. Algo que todavía dudó.

Pero con esas dudas me fui a mi casa con mis padres. Los días siguientes fueron tranquilos, visitamos el mar, vimos películas, dormimos juntos, fuí de compras con mi madre, en fin. Estábamos recuperando el tiempo perdido.

El tiempo que Victoriano y Evelin me hicieron perder.

...Javier....

— Más de dos semanas y todavía no la encuentras.— Mi estudio era una desastre. Botellas por aquí y por allá, y lo peor de todo es que yo no puedo emborracharme por ser mitad vampiro. Ni siquiera se para que tomó.

— La chica que seguimos a Canadá no era tu luna, al parecer cambió su ropa con la señorita Yulexi. — Dijo Benjamín.

— ¿Todavía no sabes a dónde fue.? — Estaba muy molesto. ¿Porqué mi luna tiene que ser tan lista.?

— No, pero seguiré buscando. Quédate tranquilo.— Me aseguró el. Es alguien eficiente y siempre cumple su palabra espero que hoy no sea la excepción.

Dos meses después.

Benjamín no está haciendo un buen trabajo. Aún no sabe nada de Yulexi. Mis padres por otro lado siguen viniendo para pedirme que rompa la unión con mi luna. Les dije que si seguían así rompería la unión pero con ellos, antes que mis padres, incluso antes que yo está ella. Supongo que es un consuelo para ellos que aún no aparezca.

— Javier buenas noticias. — Benjamín parecía emocionado.

— Habla rápido.

— Tú luna está en Puerto Rico.

— Genial debo ir por ella.

— Espera, descubrí algo que te puede servir a qué ella no pueda escapar. — Lo dije, es muy eficiente.

— ¿Qué cosa?

— Tú luna detectó tu olor en cuanto llegaste a Madrid, tienes que ocultarlo.

— Pero lo hice, oculté mi olor.

— Debes hacerlo con magia, así ella no tendrá oportunidad de escapar.

— Bien, trae a una bruja. Y que sea para ya.

— Ya hice que traigan a una. Llegará en pocos minutos.

— Mi beta tan eficiente cómo siempre. Te mereces un aumentó.

— Será bienvenido.

...Yulexi....

Estos dos meses han sido los mejores de mi vida. Mis padres me han devuelto todo el amor que había perdido. Estoy llevando una vida de humana, excepto por la parte de que no trabajo.

Estoy estudiando en casa, mi madre se convirtió en una profesora de biología y me está enseñando.

Hoy vine al mar, me sumergí con ella, pero algo raro sucedió, podía respirar y ver claramente. Incluso podía hablar.

Salí un poco asustada, ni con magia podría lograr eso, en la noche fuí con Bianca y me pregunté al respecto. Ella dijo que ahora el mar es parte de mí. Por eso puedo hacer esas cosas.

Eso me tranquilizó. Por un momento pensé que podría volverme sirena o algo así.

— Alguien viene, tengo que irme. — Bianca escapó.

Sentí un olor familia. No era posible me encontró, ¿y porque no lo detecté antes?, Volteé sólo para encontrarme con una mirada siniestra, Javier estaba detrás de mí. Ni siquiera tenía posibilidad de escapar.

— Al fin, llevó meses buscándote.

— Hola. Y adiós.

Intenté correr pero me fue imposible, me tomó del brazo y me inyectó algo, es lo último que recuerdo.