Te Necesito Conmigo

Natalia, Natalia, Natalia... Natalia. No podía dejar de pensar en esa hermosa mujer de caracter fuerte, hermosa y de larga cabellera castaña, sus golpes, su manera de ser, pero sobre todo extrañaba lo bien que lo hacía sentir en las noches de travesuras.

Natalia Chávez, antes Reyes. Natalia fue su esposa dos años atrás pero por desgracia del destino se divorciaron. ¿Por desgracia del destino? No, si se divorciaron fue por su culpa, su culpa y la de su mano larga. Sí, le había faltado el respeto siendo infiel, ese fue el motivo de su separación. Por su maldita calentura.

-Eduard Reyes, tengo reservación anunció el ojizarco a la administradora del restaurante.

-Claro, bienvenido. Sigame por favor - la administradora le sonrió con coqueteria y empezó a caminar delante suyo meneando con exageración sus caderas y trasero.

Tal vez si fuera el hombre de hace tres años, pediría su número y estaría coqueteando. Pero ya no, después de aquel gran error suyo, en su mente solo se encontraba su ex mujer.

-Mesa para dos, con vista a la ciudad - Eduard asintió - Le dejó la carta - Eduard se sentó y apoyo sus manos en la mesa, la administradora dejo el menú rozando su mano con la del ojizarco. Ninguna reacción de Eduard, ninguna.

-Gracias, y por favor, más respeto - con frialdad pidió Eduard, la mujer avergonzada asintió y se esfumo rápidamente - Ay, Natalia...

En éste restaurante había conocido por primera vez a Natalia...

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Esa noche el había llegado con Alexander dispuesto a celebrar su primer éxito como jefe en la empresa familiar, pero Alexander había recibido un mensaje de su secretaria pidiendo urgentemente su presencia en la empresa, a lo que el peliplateado no dudo en correr a su llamado dejándolo solo a él. Eduard en medio de su solitaria cena, observo como una hermosa joven, a unos metros de él, sentada en una mesa sin compañía lloraba en silencio.

Aquella imagen le había dolido sin razón, trato de seguir cenando pero no podía con tal escena. Así que minutos largos después decidió levantar su plato junto con su copa de vino y camino en dirección de aquella joven mujer. Sin pedir permiso se sentó en el lugar vacío frente a ella.

-Las mujeres creen que se ven lindas al llorar ¿Tú lo crees? - preguntó Eduard al ver que no noto su presencia. Algo indignante para su ego.

-¿Qué? - confundida la castaña había levantado su cabeza. Sus ojos brillosos y rojos al igual que sus mejillas, todo por causa del llanto.

- Que las mujeres creen que se ven lindas al llorar.

-No sé quién es usted, pero está es mi mesa, así que por favor regrese por donde volvió con su voz temblorosa pero dura expreso su desagrado de tener a un intruso en su espacio.

-Estar en mi mesa, que esta a un metro de la tuya o estar aquí, sería lo mismo. Cualquiera de las dos maneras te vería llorar la castaña abrió su boca indignada.

-Podría por favor irse y dejarme sola - pidió en un ruego, lloraría frente a ese desconocido. Este era un momento en el que preferiría estar sola.

-Creo que lo mejor, es no dejarte sola. La soledad solo nos hace hacer cosas estúpidas- y la castaña no resistió más y reinicio su llanto.

Eduard escuchaba su llanto, le dolía y no sabía el porque, cientos de veces había escuchado llorar a mujeres y él simplemente las ignoraba sin ninguna dificultad. ¿Porqué con ella era diferente?

-No llores - pidió aquello por él mismo - Sea lo que sea que te sucedió, no llores... Es mucho mejor cuando una mujer sonríe -no encontraba las palabras correctas para aquella situación ¿El consolando a alguien?

-Es que fue tan imprevisto... - sollozo la castaña aceptando la compañía del ojizarco.

Tal vez y si ella hablaba con alguien sobre lo sucedido, serviría para sentirse mejor. Necesitaba hablar con alguien sobre aquello, necesitaba desahogarse.

-Ah... -Eduard creyo entender a que se debía su llanto y tristeza- Él no te merecía, las cosas suceden por algo y ese chico no te merecía, eres una gran mujer para estar con alguien como ese tipo...

-¿De qué rayos hablas? - la castaña levantó su vista, dejando de llorar y lo miro confundida.

- Ah , de tu novio obvio ¿No lloras porqué terminaron?

-No imbécil, lloró por mis padres.

-0h...

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Y así fue como Natalia y Eduard se conocieron. En el aniversario de la muerte de los padres de su ex mujer.

Después de aquello se habían cruzado un par de veces más, habían hablado sobre aquello y también de cosas cotidianas para conocerse sin que ellos se dieran cuenta. Natalia trabajo un tiempo en la empresa del peliplateado como decoradora de interiores, algo que sirvió como pretexto para Eduard para almorzar con ella y en un par de ocasiones volver a cenar juntos, pero esta vez sin llanto de por medio.

Después de estar conociéndose y saliendo por medio año, Eduard se dio cuenta que no quería estar con nadie más que no fuera la castaña, Natalia lo hacía querer ser mejor, alguien mejor para ella. Dejo sus andanzas y pidió ser pareja de Natalia, conoció a su hermano menor de 17 años y se hicieron buenos amigos.

Al cumplir un año de haberse conocido, Eduard le pidió matrimonio, no había duda en él, él quería compartir su vida junto a ella.

A los dos años de estar casados, Eduard cometió un error, se cruzo con un amor tóxico de su pasado. Fue algo de una noche nada más.

Había tenido una fuerte discusión con Natalia sobre un compañero de trabajo de ella que la cortejeaba, sus celos se desvordaron cada vez que su esposa salía en defensa de aquel hombre. Salió de la casa, sin ninguna compañía se adentró a un bar y empezó a beber sin poner límite alguno.

Fue en ese momento que se encontro con una ex novia, lo sedujo y él, no se pudo contener a las tentadoras curvas de aquella mujer, desechó todo lo que tenía por su maldita calentura y lujuria.

Cuando Natalia se enteró no quiso saber nada más de él, pidió el divorcio y ella misma empacó sus cosas y se fue de la casa, la casa que fue hecha para la convivencia de ellos dos. Edurd había arruinado todo.

Suspiro y pidió la comida que el siempre pedía cada vez que venía a éste restaurante en compañía de Natalia, Bistec.

En lentitud empezó a masticar, saboreando y tratando de encontrar el sabor que lo encontraba en compañía de su castaña. Pero nada, extrañaba aquel sabor de hace dos años.

-Mesa para dos, si desean algo más solo llámenme- Eduard levantó la vista curioso por la nueva pareja en el restaurante.

-Natalia... - murmuró atónito Eduard, su castaña se encontraba a dos metros de él con un hombre, el hombre por el cuál fue motivo su última discusión.

-No tuve la oportunidad de visitar este restaurante. Es muy lindo - dijo el acompañante de Natalia.

-Es lindo ¿Cierto? - le sonrió la castaña, ella se encontraba de espaldas a Eduard.

-¡Natalia! - exclamo Eduard de pie a un lado de su mesa, la castaña se volteó y abrió sus ojos apenas lo miro.

- Eduard... - ella también murmuro y lentamente se puso de pie.

Hace tiempo que no se lo encontraba, ni por casualidad ni deseo propio. Se lo veía más maduro, su cuerpo más fornido y... Mucho más apuesto, seguramente compañía por las noches no le hacía falta, pensaba con amargura Natalia.

-¿Tan grave fue el error que cometí para que trajeras a otro hombre a éste lugar, nuestro lugar? - dolido exclamo Eduard.

-A quién traigo aquí no es de tu incumbencia- fríamente respondió.

-Y juntamente hoy... - bufo el ojizarco. Natalia abrió sus ojos nuevamente al escucharlo, el recordaba la fecha de hoy - Sé que cometí un error, pero al menos podías respetar lo que en un pasado tuvimos? - retiro su chaqueta del espaldar de la silla y dio media vuelta marchandose.

-¿Bistec... ?-murmuro Natalia al ver el plato de su ex esposo -Eduard...

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Mis queridos lectores aquí les dejo un resumen de la historia del mejor amigo de Alexander, Eduard y Natalia...lo quería hacer ya que en próximo capitulos tendrán más desarrollo está pareja, espero y les guste...