A la edad de 3 años Lucita fue dejada en las puertas de un orfanato de acogida de menores, Pero al cumplir 6 años fue adoptada por Greta Duncan, la cual tenía mucho tiempo buscando por ella, la llevó a su hogar, ahí conoció a Luciano un niño de 12 años nieto de la señora Duncan, también vivían su otro nieto, medio hermano de Luciano, su padre y su madrastra, Vivió feliz durante seis años más hasta que Luciano se fue al extranjero a terminar su carrera, un tiempo después falleció la señora Greta dejando un vacío en su corazón de nuevo, pero no fue todo la madrastra de Luciano la empezó a tratar como una empleada doméstica y no volvió a saber más de Luciano.
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Jeremy volvió después de 6 meses, cuando vio que Lucita hacía las labores de la casa se indignó
con Mireya, ya estaba cansado de ella solamente la soportaba por Charles su hijo, había estado pasando desde hace un tiempo divorciarse de ella, era cruel y vanidosa, sabía que escondía una gran crueldad, y no tenía la seguridad que Charles, fuera realmente su hijo, por algo que él sabía de ella, en realidad jamás la a amo y Charles no tenía porque sufrir, porque a pesar de que no fuera su hijo el lo veía como tal.
—¿Quien te crees que eres para tratar a Lucita de esa manera?—¡Sabes que mi madre la adoptó para que formara parte de nuestra familia,— la enfrentó con el semblante consumido en ira, —¡Tu madre la dejó hacer lo que le daba la gana, es una inútil patética huérfana no entiendo porque tantos privilegios!— Además ahora soy la señora de esta casa!— ¿Tu señora de mi casa?—¡Te recuerdo que mi madre no te dejo absolutamente nada!…¡Nadie te soporta, ni siquiera tú propio hijo!—¡Si no te hubieras interpuesto en su relación con Claudia quizás te hubiera considerado!
—¡Esa es una maldita sirvienta! —no voy a permitir que mi único hijo se enredé con alguien tan poca cosa! Le contestó traspirando del coraje, Te recuerdo de dónde te saqué a ti Mireya?— ¡Además Charles ya es mayor de edad! Puede enamorarse de quien quiera, y el la eligió a ella! Le contestó tratando de ignorar sus insultos que gritaba, — ¡Jamás lo permitiré! —Contestó Mireya con el semblante trasformado en ira.
—¡Pues ya lograste sepáralos con tus calumnias, Charles quiso irse con Luciano a la ciudad no creo que te perdone! —Ya se le pasará solo es un capricho seguro solo se divertía con ella! —Jeremy solo negó ya no quería seguir discutiendo era inútil hacerla entender, tenía que volver a la ciudad, se llevaría a Charles con él, mientras Luciano llegaba de Italia.
Buscó a Lucita en la cocina lamentando encontrarla en el fregadero limpiando trastes, su madre estaría indignada,— Lucita deja eso tú eres de nuestra familia, — pero Lucita sabía que volvería a la ciudad y Mireya volvería incluso a ser más dura, no le importaba hacer eso y más, solo quería que le permitiera seguir sus estudios, y poder irse a buscar empleo a una ciudad todavía tenía dinero ahorrado del que le daba Greta no lo había gastado en nada.
—Señor Jeremy me da gusto que haya vuelto, si busca a Charles lo vi en las caballerizas! — No niña quiero que dejes eso, tú no eres sirviente, si Luciano se entera no le va a gustar nada! — Lucita al escuchar ese nombre se tensó, no sabía nada de él, seguramente se había olvidado de ella, le prometió escribirle, las señales para los teléfonos no eran muy buenas por la interferencia de las montañas del lugar, pero no había recibido ninguna carta, como le prometió.
Lo que no imaginaba la chica, era que Luciano nunca se olvidó de ella, le escribía una o dos cartas por mes, pero extrañamente no llegaban a su destino, por eso la joven siempre estaba triste, cada día pasaba al buzón de correo de llegada de la escuela con la esperanza de encontrar algo para ella, no le importaba que Mireya la tratara como sievienta y la insultara.
Pero nadie se había imaginado que Mireya cada vez que él bus del correo llegaba, ella se adelantaba para tomarlo, sacando lo que no le pertenecía, la irrespetuosa mujer sacaba del buzón lo que venía dirigido a la chica, después de leer el contenido lo quemaba con una sonrisa en su rostro, odiaba profundamente a la chica por haber recibido la atención de Greta y también de Luciano, y ahora su esposo también la defiende era intolerable para la mujer.
Se daba cuenta que su reinado como esposa de Jeremy estaba llegando a su final, sospechaba que el hombre se divorciaría de ella, pero mientras llegaba ese día, seguiría gozando de los privilegios que según ella le pertenecían.
Cuando conoció a Jeremy, ella trabajaba en un club nocturno bailando para divertir a los hombres aprovechando su juventud y belleza se daba el privilegio de pedir grandes sumas de dinero por una noche con el que pagara la cantidad que ella podía, una noche Jeremy llegó con un amigo que lo convenció de ir a tomar una copa para que se distrajera ya que el hombre se había consumido después de la muerte de su esposa.
Se permitirá un par de horas en el bar se dijo, lo necesitaba, pero apareció la mujer y lo deslumbró su belleza además tenía mucho que no tenía intimidad pagando el por una noche, pero una vez se convirtió en otra y otras más, hasta que llegó lo que no esperaba, Mireya Reynols estaba embarazada, le anunció con una prueba en mano, tuvo que hablar con su madre no quería hacer las cosas precipitadas.
—Jeremy, tu has lo que te dicte tu conciencia un hijo no es cualquiera cosa!— y si no fuiste responsable de tener protección tú debiste pensar en las posibles consecuencias, así fue como Mireya consiguió casarse con él millonario Duncan, pero desde entonces el hombre jamás la volvió a tocar como mujer, creando en la mujer más indignación he inseguridad, Jeremy a pesar de haberse casado con ella nunca le dio el lugar de señora de la casa.
Pero Mireya no sabía que Jeremy había visto otro hombre en la hacienda, saliendo rápidamente del granero, unos segundos después salió ella despeinada, y para disimular una marca que tenía en su cuello usaba un pañuelo como complemento de su vestimenta, pero Jeremy no era un estúpido, fue ese suceso que lo llevó a dudar de su paternidad, amaba a Charles como un verdadero hijo, y no le importaba que fuera o no de él.
Se dirigió a su habitación maldiciendo, tomó su teléfono para llamar a alguien, una voz de mujer contestó del otro lado de la línea,— ¡valla valla, Mireya! por fin te dignaste a llamar!— ¡Te estuve marcando y no contestaste!— No es fácil en este maldito rancho!— Contestó aún molesta,— ¡La maldita señal no funciona, hoy tuve suerte!— Solo creo que se va adelantar nuestro plan,—¡Tu has lo tuyo! Luciano según escuché no tardará en llegar a la empresa de Washington.
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