El Omega Del Sultán

Malih danzaba en el jardín junto a sus demás hermanos con mucha alegría.

—¡Niños, ya está lista la comida!— Los llamaron, por lo que corrieron los 3 omegas adentro de su hermoso hogar.

Rápidamente se sentaron al rededor de la mesa. Tenían una criada para que les sirviera, por lo que su madre solo se preocupó de criar a sus hijos y su padre era un trabajoso hombre muy familiar.

Sin embargo, la imagen de ese comedor familiar voló como la arena, dejando solo a Malih.

—¿Mamá?— Llamó en la oscuridad. —¿Papá?— Vió su silueta iluminandose en lo más lejano. —¡Papá!— Corrió hasta él, pero no consiguió alcanzarlo, sus pies empezaron a cansarse hasta tropezar.

—Si corres muy rápido, tropezaras, Malih— Levantó su mirada, encontrándose con la mano de su padre.

—Pero, mi vida ya está corriendo a máxima velocidad—

—No necesitas correr junto al escenario— Malih se levantó con la ayuda de él. —El pasado está muerto como los que fallecen, piensa por cada respiración tu futuro— Deslumbró la sonrisa de su padre.

Malih abrió los ojos, sientiendo dolor por cada extremidad de su cuerpo, pero no se comparaba a la tragedia de sepultar a su padre.

—¡Malih!— Llamó el sultán, quien había estado esperando a que recobrara la conciencia.

—Mi padre me visitó en sueños...— Habló sin mirar al sultán. —Dime... ¿Cuáles fueron las últimas palabras de mi padre?— Nadir no sabía qué contestar, ¿Era el momento adecuado para contarle?

—Que era inocente...— Nadir hizo memoria de ese instante con tristeza. A pesar, de que estaba enfadado por las pruebas mostradas en contra del padre de Malih.

Esos ojos azules le vieron sin temor, solo con una ansiedad pasajera, como si hubiera aceptado su muerte de inmediato. —Al menos, cuide de mi familia, mi sultán— Pidió en sus últimos instantes. —Porque mi esposa e hijos son el tesoro que me dió Alá, y alguien tan talentoso como Malih no merece vivir en la calle—.

—Hay una ley que protege a las viudas— Dijo Nadir, levantando su mano para que la cuerda en su cuello fuera apretada, hasta asfixiar a Azzad. —Pero, no es en el mismo caso de un traidor...— Habló después que falleciera.

El sultán dió vueltas entre sus manos el sello que le perteneció al padre de Malih. —¿Un tesoro? Ya que fue un servidor durante muchos años y me apoyó al comienzo de mi sultanado, creo que su familia no merece pudrirse en la pobreza— Lo pensó. —Galip, ahora el puesto de Azzad Pasha, te pertenece— Le entregó el sello a ese alpha.

Malih lloró ocultando su rostro al oír las palabras del sultán. —Si no fuera por usted no estaría aquí... No le agradeceré su decisión, usted dictó la sentencia de mi padre, sin siquiera mover un dedo por alguien que le quería tanto...— Ahora aquellos ojos azules volvían a mirarlo con odio. —Ni siquiera se da cuenta de quiénes están en su contra— Su voz se tornó lenta y ronca. —El sultán que mueve los mares y océanos, no tiene idea de nada... ¡Qué pena!— Le sonrió con ironía.

—¿Cómo te atreves...?— Tomó el brazo lastimado de Malih, y al ver que tembló del dolor lo soltó asustado. —¿Solo por eso me odias tanto?—

—Sí, y porque camino por el infierno— Le espetó, dándose la vuelta en la cama.

Mientras, el sultán se quedó meditando sobre la situación de Malih.

Se habían acercado tanto en los últimos días, ¿Por qué retrocedían así de nuevo?

Dejó a Malih en los aposentos para hablar con Khalil. —¿Quiénes fueron los desgraciados que le hicieron esto a Malih?—

—Su majestad, probablemente fue alguien relacionado a Amira o...— Se calló.

—¿O quién? ¡Habla, bastardo!—

—Quizás la sultana Ceren— Tragó saliva.

—¡Investigalo! Y haz que ese concubino hablé con Malih— Ordenó de mal humor. —Porque ahora mismo, ni siquiera me verá a la cara—

—Creo que tendrá que soportarlo, por lo que dijeron los doctores lo golpearon en grupo, ¿No es así?— Khalil salió corriendo cuando sintió al sultán en llamas.

Esperó a que Samir hablara con Malih, para que le dijera quiénes fueron los agresores y comenzar una investigación.

—Su alteza— Se inclinó el odalisco al salir de los aposentos. —Amira junto a otros dos acompañantes lo hicieron, uno era Ihan y el otro creo que es Ahmad— Nadir no recordaba bien a esos concubinos.

—Puedes irte, cuida bien a Aynur mientras Malih se recupera— Le dijo y Samir asintió antes de irse.

Le abrieron las puertas a Nadir y se acercó al omega que se ganó su corazón. —Malih—

—¿Por qué estoy en sus aposentos?— Preguntó en sus sentidos.

—Quise traerte aquí para poder quedarme a tu lado durante tu recuperación—

—Realmente no lo comprendo, su majestad— Lo miró con el ceño fruncido. —¿Por qué está tan obsesionado conmigo? No tiene nada que ganar y yo tampoco... En realidad, perdemos al estar juntos—

—¿Así es cómo juzgas las relaciones?— Malih suspiró por su pregunta sin respuesta.

—Nunca pensé así hasta que lo conocí, yo era libre antes—

—Entiendo que desquites toda mi furia contra mí— Se acercó a tomar el rostro de Malih con su mano de manera ruda. —Sin embargo, no es como si fuera malvado contigo— Los ojos de Nadir envenenaron a Malih.

El rubio apartó su cara y se sonrojó ligeramente por el toque de Nadir. —¿Al menos, quieres una cosa de mí?— Se subió sobre la cama.

—Claro que no—

—¿Ya olvidaste cada una de tus palabras anteriores?— Le sonrió con arrogancia y lamió el helix de la oreja de Malih.

Malih se encogió ante las lamidas y besos de su alteza. —¿No lo entiendes? Nuestros cuerpos se necesitan— Le tomó su mano para que sintiera su corazón. —Alá unió nuestro destino... ¿Aún planeas huir del destino?—

—Si hay alguna ranura de escape, sí— Afirmó.

—¡Qué triste que no la haya!— Lo empujó contra las sábanas.

—¿Se va a aprovechar de que no puedo moverme por la medicina?— Le preguntó con una tímida sonrisa. En realidad, ya no parecía enfadado con el sultán, solamente cansado.

Nadir se alejó, acomodando a Malih de vuelta. —¿Malih, no puedes pensar en la sinceridad de mis sentimientos?—

—Uhm... ¿Cree que soy alguien que no ha visto sus sentimientos?—

—La mayoría de las veces los ignoras— Malih se rió, era una extraña situación para reírse, pero alivió el ambiente.

—No puedo creer que alguien de su estatus me hable de esa manera—

—¿Ya no me odias?— Malih le miró con tranquilidad.

—No lo odio, sultán— Suspiró. —¿Ahora se sentirá más calmado?— Nadir le abrazó repentinamente, tratando de que no conmoverse.

Le tomó la cara y se fijó en cada rasgo de su amado Malih. Unas pestañas rubias que delataban su ascendencia, escondiendo un mar y una piel blanca en la que se marcaba cualquier toque imprudente.

—Te amo, Malih— Un escalofrío cálido recorrió el cuerpo de Malih y se avergonzó.

—Mi sultán, me honra con sus sentimientos— Ambos se acercaron y se besaron con delicadeza.

—Es una lastima que arruinaran nuestra noche, preocura recuperarte pronto—

—No necesita esperar, no soy el único...— Nadir le tomó el rostro.

—Te prometí enfrente de Alá que solo a tí tendría en mis brazos— Malih volvió a sonrojarse, alegrando al moreno.

Notita:

Subiré el viernes con el capitulo extra, incluyendo un evento nevado, además de otras cosas lindas. Y el especial de mundo actual lo dejaré para año nuevo, ¿Qué les parece?