Ella una mujer mayor que no parece de su edad, el menor que ella y se enamora desde el momento que la mira.
Alejandra Acosta una mujer de 53 años, tiene 3 hijas, es muy hermosa con muy buen cuerpo, después de su divorcio decide ir de vacaciones a New York, con la intención de divertirse y encontrarse con ella misma, nunca pensó en conocer a ese hombre guapo y rico.
Robert Brown, un empresario soltero, exitoso, millonario, demasiado guapo, posecivo.
cuando la ve queda totalmente impresionado con la belleza de Alejandra, el problema es que el tiene 35 años al descubrir que solo estará un tiempo en New York, le hace una propuesta, no le importa la edad pero despues la quiere solo para el, ¿aceptara ella la propuesta? ¿y hasta dónde llegará su relacion?
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capítulo 21
Robert
La miro y veo que esta sentada con sus codos en sus piernas y las manos en su cara, creo que esta llorando y eso me hace sentir furioso, sentía que mi sangre hervía del coraje quería matar a ese bastardo, poco hombre, respire profundo para poder contestar lo más tranquilo posible.
Gracias – le digo a Fernando, con tono de burla
De nada, créeme te estoy haciendo un favor – contesta, parece feliz ahora, el infeliz, pero no le daré el gusto
No te confundas gracias pero por dejarla libre, creo que el que está mal eres tú eres tan poco hombre porque no la has podido hacer sentir mujer, ¿cuando fue la última ves que la hiciste tener tres orgasmos en un solo día? ¿o la hiciste sonreír con detalles? ¿Cuándo fue la última vez que la llevaste de viaje? creo que la dejaste no porque era fría o no era sexi y créeme que es muy sexi, creo que la dejaste porque es mucha mujer para ti, es tan buena en todo que mejor hubieras aprendido de ella, buscaste a otra porque no podías satisfacer a Ale, pobre de tu mujer haber cuando la dejaras por otra.
Quiero que la dejes en paz porque ya es mía y no me gusta que se metan con lo mío, la defenderé de ti y de quien la quiera lastimar, haaaa y no soy un viejito con dinero, tengo 35 años y si tengo mucho dinero, la traje a Paris y estamos muuuuy bien, adiós. - colgué.
Ale no levantaba la cara, parecía avergonzada de lo que dijo ese imbécil, la cargué y la acosté en la cama, la abracé fuerte y soltó un llanto que me dolía.
La deje llorar hasta que se calmó, ¿más tranquila? – le pregunte acariciando su cabeza, se ve tan frágil pero se que es fuerte, será mi mujer para siempre no se cono lo haré pero lo será tarde o temprano no me importa esperar.
Si gracias, - contestó sin mirarme.
Quiero que sepas que es verdad todo lo que le dije a tu ex, eres mucha mujer y eres mía, gracias por estar conmigo, la tome de su cara y la bese, sentía que mi corazón se salía, tenía tanto que no me sentía así, mi corazón se sintió apachurrado de ver sus ojos hinchados de tanto llorar, no quería verla así.
Gracias, solo te puedo decir que me has hecho muy feliz, que nunca pensé sentirme otra vez así, se que tratará de hablar mal de mi con mis hijas y me pondrá en mal con todos, siempre habla mal de mi pero ya no me importa, que se pudra en su propio veneno, estoy harta que no me deje vivir mientras el hace de su vida lo que quiere y yo jamás me meto en su vida, te necesito.
Ale me abrazo y siguió mi beso no pudimos evitar volver hacer el amor , pero ahora era diferente, fue tierno, despacio, con pasión, deseo, solo traía una bata así que la desabroche, la abrí y ahí estaba su cuerpo desnudo listo para recibirme, bese todo su ser desde su cabeza hasta sus pies, toque todo su cuerpo con delicadeza, se retorcía de placer y eso me encendía aún más, se entregó con todo mi hermosa, sin limites, para mi toda ella es perfecta, me introduje en ella escuchando un gemido tanto de ella como mío, no era sexo estábamos haciendo el amor con el corazón a flor de piel, nuestros cuerpos ardían y disfrutamos cada caricia, cada beso, cada embestida, llegamos al máximo placer con nuestros cuerpos sudados.
Nos quedamos dormidos abrazados, no la quería dejar ir nunca, cada vez necesitaba más de mi hermosa mujer.
Por la mañana la desperté, - hermosa es hora de levantarse. – estaba boca abajo y bese sus nalgas, su espalda hasta llegar a su cabeza.
Mmmmm ok ya desperté, - dijo sin abrir los ojos.
Arriba, -le dije
Es hora de disfrutar del viaje.
La tome en mis brazos y la lleve a la regadera, quite mi bata y abrí la llave de la regadera para regular el agua, entramos y la ayude a lavar su cabello y su cuerpo, ella talló mi espalda, no cambiaría esto por nada del mundo, no decíamos nada solo nos bañábamos el uno al otro disfrutando del momento.
