A Marian se le fue arrebatado todo lo que tenía, incluso su libertad. Fue encerrada y maltratada durante un año en el que no pudo ver la luz del sol, su padre le ofrece un trato para salvarla del infierno en el que está, casarse con el duque Lion a cambio de sacarla de aquel maldito lugar, ella acepta sin dudar.
Cuando piensa que por fin podrá ser feliz, se entera que sobre su matrimonio hay una maldición, ella morirá al cabo de un año. Ella decide que un año en libertad era mejor que muchos presa en una pequeña habitación y decide disfrutar su tiempo junto a su dulce y tierno esposo, quien termina enamorándose locamente de ella.
Una maldición que amenaza un apasionante amor y la bendición de un hada que quizás sea lo que los libere, pero siempre con un precio alto por pagar.
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Capítulo 21. Adiós
La madre de Izan ignoró por completo a Marian y le dijo á su hijo.
__ Hace mucho que no venía aquí, porque no nos llevas a dar un paseo por el jardín.
__ Madre hoy le he prometido a Marian que pasaría todo el día con ella, en otra ocasión te mostraré el jardín.
__ He hecho todo el camino hasta aquí y me estas diciendo que me vaya, solo para poder pasar el día con esa mujer.
__ Madre ella es mi esposa y me gustaría que la trataras con todo el respeto que ella se merece.
__ Hum... Pero si sólo será tu esposa por un corto tiempo ya que por la maldición morirá pronto, Izan no te apegues tanto a ella, lo mejor será que busques a la mujer con la que compartiras el resto de tu vida y dejes de perder tu tiempo con esa.
Izan al escuchar a su madre hablar tan duramente enfrente de Marian le dijo.
__ Mamá, si sigues hablando así me veré obligado a pedirte que te retires de mi casa.
__ No puedo creer que prefieras a esta mujer en vez de a tu madre.
__ ¡Mamá, para!
__ Está bien, me iré, pero prométeme que me iras a visitar.
Izan no quería seguir discutiendo con su madre así que le dijo.
__ Prometo que iré a visitarte, ahora por favor vete.
La madre de Izán le dijo a Hana que se fueran y pasó al lado de Marian ignorándola como si ella no estuviera ahí.
Cuando ambas mujeres se habían ido Izan le dijo a Marian.
__ Lo siento mi madre te ha hecho pasar un mal rato.
__ No te preocupes ya estoy acostumbrada a que me traten así, además el que yo no le agrade no es tu culpa.
Izan abrazo a Marian y le dijo.
__ Le pediré que no vuelva a venir aquí.
__ No tienes que hacer eso, por muy mal que ella se portó conmigo ella es tu madre, lo que si es que el día que venga que avise para esconderme en algún rincón del jardín donde no pueda toparme con ella.
__ Lo siento Marian
__ Deja de disculparte, mejor vamos al jardín a dar un paseo tal y como lo habíamos planteado.
__ Esta bien.
Ellos pasearon por el jardín de las rosas y dieron un paseo por barca en el estanque y observaron las flores de loto las cuales estaban en su mejor momento, el estanque se veía hermoso y Marian disfruto mucho de ese tiempo.
Después ambos se fueron a la terraza, comieron bocadillos y se quedaron a ver la puesta de sol, algo que a Marian le gustaba mucho ya que le encantaba ver el cielo teñirse de rojo y ver cómo poco a poco el sol se escondía y le daba entrada a la noche .
Durante la cena el mago les dijo que había recibido una carta y que debía regresar a la torre así que iba a terminar de tratar las heridas de Marian el día siguiente y que después se marcharía.
Marian al escuchar que Luis se tenía que ir se sintió un poco triste ya que él era su único amigo, durante la noche ella durmió en los brazos del duque y a la mañana siguiente Luis fue muy temprano para terminar de tratarla.
Luis sacó de su maletín la poción que ella le había visto preparar y se la dio para que la bebiera, la poción a diferencia de la otra tenía un sabor dulce y era fácil de digerir, ella se acostó en la cama y el mago sacó el gran libro que había usado anteriormente, él comenzó a decir sus extraños cánticos; Marian sintió ligeras punzadas de dolor en su cadera y en sus rodillas y tobillos, el dolor era un poco molesto sin embargo no se asemejaba ni por asomó al dolor que había sentido cuando habían curado su columna.
Después de que Luis terminara sus cánticos le preguntó.
__ Ya he terminado, ¿Te encuentras bien?
Marian se sentía un poco cansada pero por lo demás ella se encontraba bien así que le dijo.
__ Si estoy bien.
__ Me alegró, ahora ya estás completamente bien, así que mi trabajo aquí se ha terminado.
__ ¿Ya te vas?
__ Si, yo había pensado quedarme un poco más sin embargo me han enviado un mensaje de la torre pidiéndome que regrese.
Marian intentó levantarse para darle un abrazo a Luis para expresarle su gratitud por todo lo que había hecho por ella, sin embargo al incorporarse se sintió un poco mareada y tuvo que volver acostarse.
Él se acercó a ella y le dijo.
__ Por hoy será mejor que no te levantes de la cama, la poción que te di era muy fuerte así que te sentirás un poco mareada y aturdida durante el resto del día.
El mago le dio un beso en la frente a Marian y eso a Izan le molesto un poco, pero después de todo lo que el mago había hecho por Marian él no podía ponerse a pelear con él así que no le dijo nada.
Luis antes de irse le dijo a Marian.
__ Vive feliz.
__ Lo intentaré.
Le contestó Marian con una sonrisa y después él se marchó.
El duque lo acompañó hasta el carruaje, le dio un cofre lleno de oro al mago por haber tratado a Marian y le dijo.
__ Muchas gracias por todo lo que has hecho por mi esposa.
El mago se subió al carruaje y antes de que el cochero se pusiera en marcha le dijo.
__ Cuida bien de ella y no dejes que nadie la haga sufrir sin importar quien sea.
__ Eso haré.
El cochero se puso en marcha después de eso y el duque regresó a ver como seguía Marian, ella estaba medio adormilada por la poción que le había dado el mago y se quedó dormida poco después.
Izan le acarició el rostro y le quitó un mechón de cabello del rostro, le dio un beso en la frente y le dijo.
__ Duerme bien, mi querida Marian.