Ágata Dolan, tiene 26 años y es una famosa CEO en el mundo automovilístico, un enredo desafortunado le hara cambiar su punto de vista sobre el amor
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La fiesta en la boca del lobo
A la mañana siguiente senti los rayos de sol entrar entre las cortinas de mi habitación cuando abrí los ojos.
Ciro aún dormía, abrazándome con fuerza por mi cintura, con temor que si al soltarme pudiera perderme otra vez.
Observé su rostro en calma, tan distinto al de anoche cuando discutíamos. Lo acaricié suavemente y me levanté sin despertarlo.
La mansión estaba en silencio, apenas interrumpido por el canto lejano de los pájaros. Caminé hasta el balcón con una taza de café entre las manos, dejando que el aire fresco despejara mis pensamientos.
Esa noche anterrior habíamos hecho el amor con furia, con deseo, pero también con una necesidad desesperada de entendernos, de no perdernos. Aún así, la verdad seguía latente entre nosotros: algo se interponía, y ese algo tenía nombre y apellido.
"Morelia Noelia".
Mientras pensaba en ella, mi celular vibró. Era un mensaje de Javier:
📲 Señora, encontré algo que debe ver. La información sobre Morelia y Patrick está lista. ¿Nos vemos en su oficina esta mañana?
Respondí con rapidez.
📲 En una hora estoy allí. Gracias, Javier.
Me di una ducha rápida y me vestí de negro. Hoy sería un día largo. Mientras terminaba de arreglarme, Ciro se despertó y me miró desde la cama.
—¿A dónde vas tan temprano? —preguntó con voz ronca.
—A trabajar —dije mientras me ponía los zapatos—. Javier encontró lo que le pedí.
—Ágata...
—No empieces, por favor. Ya tuvimos esta conversación —respondí sin mirarlo.
Él suspiró y se levantó, caminó hacia mí y me sostuvo del brazo.
—Solo prométeme que si ves un peligro real, saldrás de ahí.
—Te lo prometo —mentí.
Al llegar a mi otra oficina, Javier ya me esperaba con un portafolio sobre la mesa.
—Aquí está todo —dijo mientras me extendía los documentos—. Patrick ha estado moviéndose en la frontera, y Morelia... bueno, ella no es quien dice ser.
—Explícate.
—Morelia es agente encubierta, trabaja para una red de inteligencia privada que se infiltra en organizaciones de alto perfil. Creemos que se acercó a Patrick con un solo fin: llegar a ti.
Me mantuve en silencio unos segundos.
—¿Y por qué yo?
—Porque tú controlas información valiosa y mueves piezas que muchos no entienden, pero todos temen.
Me recosté en el respaldo de la silla, mi mente procesaba todo con velocidad.
—Perfecto —dije con una sonrisa ladeada—. Entonces esta fiesta será más interesante de lo que pensé.—Puedes retirarte Javier, gracias
—Si señora
Llame a mis hermanas, debía de hablar con ellas con urgencia y contarles mi plan
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ESA NOCHE
Llegada la noche, la mansión Conti brillaba con excesivo lujo, El portón de hierro forjado se abrió ante nosotras con elegancia calculada.
Mis hermanas y yo bajamos del auto con vestidos que hacían girar cabezas, yo llevaba uno rojo carmesí, como mi apodo.
Ciro me ofreció el brazo, y aunque aún sentía esa tensión entre nosotros, lo tomé.
—¿Lista?, me preguntó en voz baja.
—Siempre. lo mire y respondi con seguridad
Entramos al salón principal y todo se detuvo, El murmullo se tornó en silencio, como si nuestra presencia alterara el orden de las cosas.
Entonces la vi.
Morelia, espléndida en un vestido blanco, y como era de esperarse a su lado, Patrick, tan arrogante como siempre, Sus ojos se encontraron con los míos y una sonrisa falsa apareció en sus labios.
—Ágata —dijo, caminando hacia mí con una copa de champán—. Qué gusto verte... ¿Quién diría que aceptarías una invitación como esta?
—Morelia, respondí con tono despectivo.—Ya sabes cómo soy... No me pierdo una buena fiesta.
Nos miramos como depredadoras, Esta noche comenzaba el verdadero juego.
Y yo... no pensaba perder.
—Ciro, como te encuentras?, le pregunto con una sonrisa seductora en sus labios, la verdad es que deseaba hacerle mucho daño en ese momento, pero me calme, ya llegaría mi momento
—muy bien Noelia, gracias, vamos Ágata tus hermanas nos buscan, dijo mientras me guiaba hacia donde caminar
—mm pequeña diabla pronto todo lo tuyo será mío, y tu Ciro me pagarás todo el daño que me hiciste, dijo Noelia en voz baja y luego bebió su copa de champagne
Al llegar donde mis hermanas y sus parejas, Ciro se acercó a mi oído
—Ágata, debemos hablar
—no es el lugar, así que disfruta la fiesta Ciro le dije, no me gustaba comportarme así con él, pero debía de entender que su actitud me había lastimado y yo verdaderamente lo amo.