No Debía Enamorarme, Tenía Que Odiarte

Se llegó el gran día, me levantó temprano, me alisto y bajo a desayunar, mientras como mi abue se ve súper feliz por el matrimonio; y está modo organizadora, verla de esa manera me llena de paz, porque puedo confiar en ella plenamente, jamás me hubiese propuesto esto sino confiara en esas personas.

Termino de tomar mi desayuno, me termino de alistar y salgo a llevar mi carta de renuncia, de camino al hotel, recibo un mensaje de Miguel ….“se que puedes estar nerviosa por todo esto, pero quiero decirte que puedes estar tranquila, de alguna manera esto nos beneficiará a los dos”.. al leer ese mensaje se me hace muy extraño, porque él no es una persona que suele expresarse de esa manera; así que le repondo… “si, estoy muy nerviosa, pero segura de lo que haremos hoy, muchas gracias por sus palabras, son valiosas en este momento”.. al ver que no reponde más, guardo mi teléfono y continuo mi camino.

Al llegar al hotel, Margarita me saluda y se pone en disposición de hacerme entrega del turno, a lo que debo contarle que hoy vengo a renunciar, su expresión es de sorpresa, pero no pregunta nada al respecto. Subo hasta la oficina a de Esteban y me anunció con su secretaria, después de unos cuantos minutos me hace seguir.

Cuando entro observo que está con Eliana, ella se encuentra a su derecha con la mano en el hombro, los miro por unos segundos y digo — buenos dias, no les quitaré mucho tiempo; vengo a dejar mi carta de renuncia… el empuña sus manos y ella se regocija con una sonrisa; luego Esteban dice — no puedes renunciar, tienes un contrato que debes cumplir… lo miro con seriedad y digo — lo sé señor, pero el contrato también estipula que puede haber terminación por parte del empleado cuando este lo considere, por ende no veo inconveniente… Eliana lo abraza y dice — si mi amor, si ella desea irse no hay porque rentenerla, además no durará mucho tiempo sin este empleo, ella nos necesita… sonrio y digo — exactamente, así que por favor acepte mi renuncia… él la toma entre sus manos y dice — no la acepto… hago un gesto de indiferencia y digo — lo siento pero yo me voy señor… doy media vuelta y tomo la perilla para salir; en ese momento siento que me toman del brazo, al voltear veo a Esteban que me está mirando con frialdad, me acerca a él y dice — tú no te puedes ir Sofía, no te lo permitiré… en ese momento, él se aleja bruscamente; Eliana lo ha tomado de atrás y de repente siento un calor en mi mejilla, ella me ha golpeado; después dice — eres una ofrecida Sofía, cómo te atreves a siquiera tocar a mi hombre, eres una zorra, te odio… me tomo la mejilla, respiro y digo — espero Eliana que algún día pagues por tu crueldad… salgo corriendo de alli.

Cuando voy de regreso a casa recibo 3 llamadas de Esteban, ya no tengo nada que ver con él; así que tomo su número y con el dolor de mi alma elimino todo el chat que tengo con él y bloqueo el número. Si mi vida comenzará a partir de hoy, debo dejar atrás lo que me hace daño y su amor es uno de esos.